?Un puente lejano?
Cu¨¢ndo debe entrar Irak a formar parte de la Uni¨®n Europea? Una pregunta rid¨ªcula, dir¨¢n. Sin embargo, el mes que viene, los l¨ªderes europeos hablar¨¢n muy en serio sobre la incorporaci¨®n de un pa¨ªs vecino de Irak, Turqu¨ªa. Si Turqu¨ªa puede, ?por qu¨¦ no, en un momento dado, Irak?
Porque no es un pa¨ªs europeo, dir¨¢n. ?Y Turqu¨ªa? De acuerdo con la geograf¨ªa, no hay m¨¢s que una parte muy peque?a de Turqu¨ªa -nuestra orilla del B¨®sforo- verdaderamente en Europa. Durante gran parte de la historia, Europa se defini¨® en funci¨®n de su rivalidad con "el turco", los ¨¢rabes y el islam. Para la UE, cruzar el B¨®sforo es ya cruzar el Rubic¨®n. Es pasar de una comunidad basada en siglos de historia y geograf¨ªa compartidas a otra basada en unos criterios democr¨¢ticos comunes y el futuro. Turqu¨ªa, dicen, es un "puente" entre Europa y Oriente Pr¨®ximo, pero, una vez que pongamos el pie en ese puente, no har¨ªa falta andar mucho m¨¢s -ni en t¨¦rminos hist¨®ricos ni en t¨¦rminos geogr¨¢ficos- para llegar hasta Irak.
Extender el respeto a los derechos humanos, ayudar al islam a adaptarse al mundo moderno y evitar un sangriento choque de civilizaciones exige que digamos 's¨ª'
Los argumentos para aceptar su integraci¨®n son s¨®lidos, especialmente tras el 11-S. Est¨¢n totalmente relacionados con la "guerra contra el terrorismo"
Sin embargo, quiz¨¢ estemos a punto de entrar en el puente. Los argumentos para aceptar a Turqu¨ªa son s¨®lidos, especialmente tras el 11 de septiembre. Est¨¢n totalmente relacionados con la "guerra contra el terrorismo". No porque Washington vaya a necesitar la cooperaci¨®n turca para el frente norte de la invasi¨®n por tres flancos de Irak, aunque la necesitar¨¢. ?se no debe ser el factor fundamental para Europa en una decisi¨®n tan importante. Ahora bien, para abordar las causas profundas del terrorismo isl¨¢mico es preciso mostrar a los habitantes de Oriente Pr¨®ximo las ventajas de las que pueden disfrutar los musulmanes que acepten las normas b¨¢sicas de la modernidad democr¨¢tica. ?Qu¨¦ mejor ejemplo puede haber que el Partido de la Justicia y el Desarrollo, el partido isl¨¢mico moderado que acaba de hacerse con el poder en Turqu¨ªa en unas elecciones libres y limpias, que acepta el Estado laico y cuyo jefe est¨¢ realizando una gira por las capitales europeas con el fin de presionar para que acepten a su pa¨ªs en la UE?
Las ventajas de la moderaci¨®n
Desde luego, para ser miembro de la UE, un Estado debe ser democr¨¢tico y respetar los derechos humanos y de las minor¨ªas. Est¨¢ claro que Irak -no tanto un refugio de terroristas como un r¨¦gimen de terrorismo de Estado- est¨¢ a a?os luz de eso. Pero Turqu¨ªa tambi¨¦n est¨¢ muy lejos de los niveles m¨ªnimos necesarios. Persigue habitualmente a sus propios disidentes, especialmente a los kurdos. Human Rights Watch ha presentado informes detallados sobre torturas realizadas a 55 personas desde febrero de este a?o. Sin embargo, este verano, el pa¨ªs aprob¨® una serie de leyes que abol¨ªan la pena de muerte, daban libertad a los medios de comunicaci¨®n y mejoraban los derechos de los kurdos. Posee un proyecto de ley contra la tortura que el nuevo Gobierno musulm¨¢n har¨¢ probablemente realidad.
Fomentar la democracia
?Por qu¨¦ est¨¢ progresando Turqu¨ªa? Porque quiere entrar en la UE. ?Qui¨¦n es su mayor defensor dentro de la UE? Su enemigo hist¨®rico, Grecia. ?Qu¨¦ oportunidad! La l¨®gica de extender la democracia y el respeto a los derechos humanos, abordar las causas profundas del terrorismo, ayudar al islam a adaptarse al mundo moderno y evitar un sangriento "choque de civilizaciones" nos exige que digamos s¨ª.
Pero la semana pasada, Val¨¦ry Giscard d'Estaing dijo lo que piensan muchos europeos: ?nunca! En su opini¨®n, la entrada de Turqu¨ªa "ser¨ªa el final de la UE". Existen varios motivos inapropiados para decir algo as¨ª. Un turco que participa en la convenci¨®n sobre el futuro de Europa respondi¨® inmediatamente que Giscard es la viva imagen de los integristas musulmanes: "Es un integrista cristiano. Cree que la Uni¨®n es un club cristiano". En concreto, podr¨ªamos a?adir, un club de cristianos blancos y ricos que se resiste a admitir a los cristianos eslavos, no tan ricos, luego mucho m¨¢s a los musulmanes turcos, no tan blancos.
Sin embargo, junto a los motivos inapropiados hay una buena raz¨®n. Giscard no es meramente un franc¨¦s cat¨®lico, conservador, de edad avanzada y cat¨®lico; adem¨¢s es el presidente de la convenci¨®n sobre el futuro de Europa. Cuando una persona est¨¢ intentando reflexionar sobre c¨®mo hacer de la Uni¨®n Europea una comunidad pol¨ªtica m¨¢s coherente, la perspectiva de la incorporaci¨®n de Turqu¨ªa puede hacer que estalle.
Ya es dif¨ªcil imaginar una comunidad democr¨¢tica vibrante de 25 pa¨ªses europeos sin una lengua com¨²n. Si a eso a?adimos 70 millones de turcos sobre todo musulmanes, con una historia y una cultura pol¨ªtica tan diferentes, uno se queda helado. ?Se imaginan a unos agricultores de Shropshire o unos obreros escoceses aceptando alegremente una decisi¨®n de Bruselas en la que el voto decisivo haya sido el turco?
Lo que est¨¢ en juego no es si esta cosa podr¨¢ seguir llam¨¢ndose Uni¨®n Europea. Es si habr¨¢ una uni¨®n, directamente. De forma que cuando hablen de Turqu¨ªa el mes que viene en la Cumbre de Copenhague, los dirigentes europeos se estar¨¢n haciendo la pregunta m¨¢s importante: ?cu¨¢l es la raz¨®n de ser de Europa? En las puertas del B¨®sforo se enfrentan dos l¨®gicas poderosas: la l¨®gica de la unidad y la l¨®gica de la paz. Si Europa consiste, sobre todo, en crear una comunidad pol¨ªtica coherente, con ciertas aspiraciones de ser una superpotencia, podemos permanecer a este lado del B¨®sforo al menos durante otra d¨¦cada. Si creemos que es m¨¢s urgente fomentar la democracia, el respeto a los derechos humanos, la prosperidad y, por tanto, las posibilidades de paz en la regi¨®n m¨¢s peligrosa del mundo, atrev¨¢monos a cruzar el puente.
La l¨®gica de la paz
Pero tenemos que saber lo que estamos haciendo. Un puente lleva a otro. La UE ha rechazado la solicitud de incorporaci¨®n de Marruecos porque no es un pa¨ªs europeo. ?Podemos defender que Turqu¨ªa es un pa¨ªs europeo y Marruecos no? Y muy cerca de Turqu¨ªa est¨¢ Israel, un pedazo de Europa implantado en Oriente Pr¨®ximo. Las soluciones de tipo europeo, con una gran cooperaci¨®n transfronteriza y la prioridad de los v¨ªnculos econ¨®micos por delante de las ambiciones militares, son precisamente lo que necesitar¨¢n el Estado de Israel y el nuevo Estado de Palestina. Si se hace realidad la guerra contra Irak, pueden apostar su ¨²ltimo euro a que los europeos tendr¨¢n un papel fundamental en la "construcci¨®n nacional" subsiguiente ("Estados Unidos cocina y Europa friega los platos", dicen por ah¨ª con iron¨ªa). De forma que podr¨ªamos acabar con un protectorado europeo -Irak- al lado de un miembro de la Uni¨®n Europea, Turqu¨ªa.
Desde luego, lo ideal -al menos desde el punto de vista de los europeos ricos partidarios de la integraci¨®n- ser¨ªa que los pa¨ªses de Oriente Pr¨®ximo crearan su propia uni¨®n en la zona, dentro de una red mundial de uniones de Estados democr¨¢ticos. Pero no parece muy probable. Una Turqu¨ªa rechazada no pensar¨ªa en darse la vuelta para construir una peque?a copia local de la UE en su regi¨®n, aunque pudiera.
Tenemos que tomar una decisi¨®n. Giscard opina que la inclusi¨®n de Turqu¨ªa convertir¨ªa la Uni¨®n en el viejo sue?o brit¨¢nico de una zona de libre comercio a¨²n m¨¢s amplia. Incluso el Reino Unido ha superado eso hace ya mucho.
Ahora bien, una UE en la que estuviera Turqu¨ªa ser¨ªa algo menos europea y algo menos uni¨®n. Ser¨ªa m¨¢s exacto calificarla como una comunidad de democracias contiguas. ?Eso es necesariamente peor? Es muy posible llegar a la conclusi¨®n de que Turqu¨ªa no es un pa¨ªs europeo, pero deber¨ªa entrar en la Uni¨®n.
As¨ª pues, pensando en Irak y en Osama Bin Laden, ?debemos querer que entre Turqu¨ªa? Durante decenios, la respuesta europea ha sido: queremos que Turqu¨ªa siga deseosa de entrar, pero en realidad confiamos secretamente en que nunca lo consiga. Cada vez hay menos espacio para una ambig¨¹edad tan enga?osa. Se acerca la hora de la verdad.
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