?Se difumina el cuadro de Rato?
El discurso econ¨®mico del PP se ha condensado en lo que podemos llamar el cuadro de Rato. A saber, los cinco ingredientes de una pol¨ªtica que presum¨ªa de mejorar el bienestar de las familias: reducci¨®n del paro, capitalismo popular, bajada de impuestos, hipotecas baratas y reducci¨®n de precios de servicios b¨¢sicos.
El ritmo de creaci¨®n de empleo fue intenso desde la segunda mitad de 1994, aunque el reiterativo discurso gubernamental situ¨® en 1996 el inicio de la mejora. Los salarios reales no crec¨ªan, dada la moderaci¨®n salarial, pero esto no era importante porque las familias aumentaban su poder adquisitivo a trav¨¦s de la Bolsa, seg¨²n se apuntaba en el cuadro de Rato. Las grandes Ofertas P¨²blicas de Venta de empresas como Telef¨®nica y Endesa, en 1997 y 1998, acercaron a millones de personas a la Bolsa, mientras los precios de las acciones sub¨ªan vertiginosamente.
Muchas familias, con menos recursos o menos entusiasmo por la Bolsa, quedaron al margen del capitalismo popular. Pero tambi¨¦n las alcanz¨® el aumento de rentas con la reforma del IRPF de 1998. Aunque la rebaja de impuestos fue especialmente acentuada para las ganancias del capital y los grandes-grandes contribuyentes, sus efectos llegaban a casi todos. Punto aparte merec¨ªa la reducci¨®n de tipos de inter¨¦s, que hab¨ªa comenzado en 1993: muchas familias pudieron acceder a una financiaci¨®n barata para comprar su vivienda. Finalmente, los precios de los servicios b¨¢sicos como la electricidad y, desde 1999, la telefon¨ªa se reduc¨ªan, aliviando la factura mensual de los hogares espa?oles. Visto en conjunto, es l¨®gico que esto tuviese retorno electoral, y fue uno de los factores b¨¢sicos de la mayor¨ªa absoluta del PP en 2000.
Pero la econom¨ªa ya no es lo que era, y el cuadro de Rato parece desdibujarse. El ritmo de creaci¨®n de empleo se ha lentificado mucho, y desde hace meses el aumento del paro es el titular que espera a la difusi¨®n mensual de datos laborales. El n¨²mero de familias con todos sus integrantes en paro vuelve a crecer, y un exponente muy gr¨¢fico de los tiempos que corren es que la gran pel¨ªcula Los lunes al sol haya sido seleccionada para los Oscar.
El capitalismo popular, o lo que queda del mismo, ha perdido ¨ªnfulas. Muchas familias han abandonado la Bolsa y las que se han quedado no tienen motivos para la alegr¨ªa. Quienes acudieron a las ¨²ltimas OPV masivas de empresas p¨²blicas ven hoy c¨®mo los precios de las acciones est¨¢n muy por debajo de lo que pagaron en su d¨ªa por ellas. El mejor ejemplo es la ¨²ltima OPV de Endesa en 1998. Las acciones que se compraron entonces por 20 euros se cotizan hoy entre 9 y 11 euros.
Pero no todo son malas noticias. Se est¨¢ aprobando otra reforma del IRPF, hermana peque?a de la anterior, que alegrar¨¢ un poco las n¨®minas en 2003. No obstante, hemos aprendido que los efectos de la anterior reforma del IRPF los devor¨® la inflaci¨®n acumulada desde 1999, y lo mismo pasar¨¢ con la actual reforma. Bueno; no para todos. Para las rentas del capital y los grandes (ya saben, los grandes-grandes) contribuyentes las rebajas fueron, y son, de verdad y permanentes. Pero para el resto, la presi¨®n fiscal global ha crecido, a causa del aumento de impuestos indirectos y tasas, cuyo efecto es m¨¢s gravoso para las familias de rentas medias y bajas. En fin, lo comido por lo servido, y para muchos ni eso.
Afortunadamente los intereses de las hipotecas siguen bajos. Pero el desabrido aumento del precio de la vivienda ha devorado la mejora de poder adquisitivo que supuso la reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s, porque el monto total de la hipoteca se ha disparado. El aumento del precio no es ajeno a la presi¨®n de la demanda por motivos no residenciales (s¨®lo el 40% de las viviendas se compran para vivir en ellas), estimulada por la colocaci¨®n de dinero negro. Frente a esto, la iniciativa p¨²blica en la promoci¨®n de vivienda protegida a precio asequible se ha reducido en los ¨²ltimos a?os. Algo habr¨¢ que hacer, pues la compra de vivienda es hoy misi¨®n imposible para una familia corriente.
Por ¨²ltimo, hemos constatado que la reducci¨®n de precios de servicios b¨¢sicos no ha ido tan lejos como parec¨ªa. Bueno, para los grandes consumidores industriales s¨ª, pero no para las familias y las peque?as empresas, porque la reducci¨®n ha sido muy asim¨¦trica. Con el aumento de elementos de gran impacto para las familias, como las cuotas de abono, al final la reducci¨®n global del precio de las telecomunicaciones ha sido muy escasa, una tercera parte de la media europea. Y adem¨¢s se acab¨® lo que se daba, porque en 2003 volver¨¢n a aumentar los precios de la telefon¨ªa, se dice que para proteger la competencia, y los precios de la electricidad, se dice que para aumentar las inversiones y la garant¨ªa de suministro. Aunque, precisamente por este concepto, pagamos un recargo en la factura desde tiempos inmemoriales.
En fin. El cuadro de Rato se difumina, y ser¨ªa bueno que el Gobierno hiciera algo al respecto, porque las condiciones de vida cotidiana se deterioran. Adem¨¢s, si las cosas no mejoran, muchos pueden pensar que el Gobierno simplemente disfrut¨® de condiciones muy favorables del entorno econ¨®mico internacional, pero dej¨® escapar la oportunidad de realizar las reformas estructurales que la econom¨ªa necesitaba, y necesita, en relaci¨®n con sus problemas de inflaci¨®n, de productividad, de empleo y de igualdad de oportunidades.
Germ¨¤ Bel es profesor de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB y diputado del PSC.
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