Otra vez la zurda de oro
El Atl¨¦tico doblega al Betis en un partido vibrante que volvi¨® a descorcharse por un centro de Stankovic
Otra vez la zurda de oro. El Atl¨¦tico volvi¨® a coserse a Stankovic, a su prodigiosa pierna izquierda, que anda caliente, para embolsarse una victoria y crecer. La zurda de oro, la de Stankovic, ha unido al Atl¨¦tico alrededor de un objetivo com¨²n. Los jugadores acuden a ella con una fe infinita, convencidos de que a la salida de cualquiera de sus maniobras est¨¢ el peligro verdadero. Tambi¨¦n la hinchada, que pone cara de fiesta en cuanto el bal¨®n asoma por el callej¨®n del once. Y no digamos ya si lo que ocurre es una acci¨®n a bal¨®n parado. Entonces todos, futbolistas y aficionados, se preparan para el gol con una seguridad tan aplastante que termina por convencer al rival, por intimidarle y debilitarle.
ATL?TICO 1 - BETIS 0
Atl¨¦tico: Esteban; Aguilera, Coloccini, Hibic, Garc¨ªa Calvo; Nagore (Albertini, m. 51), Movilla; Jos¨¦ Mari, Correa (Jorge, m. 63), Stankovic (Emerson, m. 81); y Fernando Torres. Betis: Prats; Varela (Benjam¨ªn, m. 87), Juanito, Rivas, Luis Fern¨¢ndez; Arzu (Fernando, m. 61), Assun?ao; Joaqu¨ªn, Capi, Denilson; y Alfonso (Casas, m. 72). Goles: 1-0. M.14. Stankovic saca un c¨®rner cerrado desde la derecha y Fernando Torres cabecea a la red desde el ¨¢rea peque?a. ?rbitro: Losantos Omar. Mostr¨® tarjeta amarilla a Aguilera, Denilson, Correa, Juanito, Movilla, Alfonso, Albertini y Capi. 30.000 espectadores en el Calder¨®n.
El gui¨®n de los ¨²ltimos d¨ªas volvi¨® a escribirse ayer sin variar una sola coma. Ara?¨® el Atl¨¦tico un c¨®rner y tres cuartos de gol ya estaban conseguidos. Acudi¨® Stankovic al rinc¨®n derecho, su preferido, porque cierra sus roscas con veneno. Coloc¨® la pelota, dio tres pasos y dot¨® al centro de su combinaci¨®n explosiva. El bal¨®n vol¨® con la fuerza adecuada y al lugar preciso para que el despeje fuera casi una cuesti¨®n de hero¨ªsmo y el remate un chollo. A su encuentro acudi¨® Fernando Torres, que s¨®lo tuvo que acomodar la cabeza para marcar. Se sab¨ªa que era el arma del Atl¨¦tico, pero tampoco el Betis dio con el ant¨ªdoto.
El Atl¨¦tico no hab¨ªa hecho m¨¢s que su rival, cuya forma de entender el juego es un lujo para el f¨²tbol, pero el marcador s¨ª estaba de su parte. Armado al fin con lo m¨¢s parecido a su mejor alineaci¨®n posible, el Atl¨¦tico supo explotar sus argumentos para competir de t¨² a t¨² ante un equipo que, hoy por hoy, le dobla en recursos. Movilla desahog¨® el juego por los costados con su l¨®gica habitual, Fernando Torres y Jos¨¦ Mari ganaron metros con su velocidad supers¨®nica y la zurda de Stankovic aparec¨ªa siempre al final del camino para conectar con el bal¨®n, ya estuviera en movimiento o parado.
Para sobrevivir, con todo, el Atl¨¦tico se vio exigido a recorrer el partido con la m¨¢xima atenci¨®n y, quiz¨¢s de forma excesiva, con un punto subido de agresividad. Para desconectar la primorosa circulaci¨®n del Betis, que mueve el bal¨®n a una velocidad imposible por los terrenos que de verdad hacen da?o, los rojiblancos se obligaron a arriesgarlo todo a la anticipaci¨®n. Con ¨¦xito en la mayor¨ªa de los casos.
Especialmente certeros estuvieron tres hombres en la vigilancia de sus respectivos contrincantes. Garc¨ªa Calvo, al que Luis Aragon¨¦s sac¨® de su chistera como socorrido lateral izquierdo, borr¨® a Joaqu¨ªn del c¨¦sped. Nagore cortocircuit¨® los deliciososo movimientos entrel¨ªneas de Capi, y Aguilera le ofreci¨® un duelo complicado a Denilson, que, aunque fue de m¨¢s a menos, se convirti¨® en el mejor de los suyos. Tambi¨¦n Assun?ao, un centrocampista estupendo, aunque en zonas menos peligrosas. Luis Aragon¨¦s se hab¨ªa aprendido los secretos del Betis y les prepar¨® inteligentes respuestas.
Minimizados sus tres pu?ales m¨¢s afilados, al Betis le cost¨® imponer su juego. Tocaba y se mov¨ªa con el v¨¦rtigo habitual por el campo del rival, Alfonso reculaba bien para sacar de sitio a los centrales, pero sus asociaciones se romp¨ªan tarde o temprano en botas rojiblancas. Y luego, cuando el Atl¨¦tico descos¨ªa sus repentinas contras, los defensas sevillanos sufr¨ªan de lo lindo. De forma que la pelota circulaba principalmente en pies del Betis, pero el Atl¨¦tico hac¨ªa m¨¢s da?o.
Fue en la segunda parte cuando el Atl¨¦tico se volvi¨® totalmente superior. El Betis perdi¨® frescura en su juego y tambi¨¦n fe en sus posibilidades. Y el equipo local se decidi¨® a ense?ar todos sus dientes con contragolpes cada vez m¨¢s poderosos. Sigui¨® asomando la zurda de Stankovic, pero la m¨²sica que principalmente se escuch¨® fue la de las balas que son Jos¨¦ Mari y Fernando Torres. El Ni?o, que hizo reversos sublimes y exhibiciones de su incomparable potencia en carrera, rond¨® el gol con insistencia. Pero lo sublime de sus maniobras se dieron de bruces con su ceguera ante Prats.
El Betis sali¨® vivo de sus peores minutos y conden¨® a los rojiblancos, para no perder la patente de la casa, a sufrir en el ¨²ltimo tramo. Sali¨® Albertini por Nagore. El italiano lanz¨® mejor las contras, pero descuid¨® a Capi, que empez¨® a hacer da?o. Y el Betis se enchuf¨® de nuevo a la contienda. El Atl¨¦tico se volvi¨® impreciso, regal¨® m¨¢s balones de la cuenta y dej¨® a las estrellas del rival, que gan¨® ox¨ªgeno con Fernando y Casas.
Por un momento, aunque la sensaci¨®n no lleg¨® a verse plasmada en ocasiones n¨ªtidas del Betis, el partido pareci¨® en el aire. Tan expuesto al empate como a la sentencia. Pero finalmente no sucedi¨® ni lo uno ni lo otro. Vali¨® el gol de Torres. El de Stankovic, realmente, que ha subido al Atl¨¦tico en su zurda y lo ha puesto a volar.
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