El chico que necesita ser feliz

Si alguien le pregunta cu¨¢l es su objetivo en el tenis, su respuesta resulta sorprendente. "Quiero ser feliz jugando a este deporte y disfrutar de lo que estoy haciendo". David Ferrer, alicantino, de 20 a?os, es as¨ª. No se plantea ganar dinero como meta, ni escalar hasta ser el n¨²mero uno de la clasificaci¨®n mundial. Sin embargo, en s¨®lo un curso ha demostrado que puede hacer las dos cosas. Ayer gan¨® a ?lex Corretja en la final del Masters espa?ol por 7-5 y 6-4 en una hora y 39 minutos. Esta temporada ha dado un salto espectacular en el r¨¢nking global: era el 200? en enero y ahora es el 59?.

Ninguna de esas dos cosas se logran en un plis plas. ?ste es el resultado de un trabajo met¨®dico y tenaz de muchos a?os que hasta ahora no ha salido a la luz. "Las referencias que ten¨ªa de ¨¦l eran escasas", se sincer¨® Corretja tras su derrota en el Palau Sant Jordi, de Barcelona; "pero me ha demostrado que es un buen tenista, con una gran derecha y un buen saque, aunque creo que todav¨ªa tiene que mejorar algunas cosas, como las subidas a la red".

Ferrer est¨¢ ah¨ª, con su agresividad y su madurez, curtido en los circuitos sat¨¦lites y en los torneos challegers -ha ganado cuatro este a?o- y con su primer t¨ªtulo en su palmar¨¦s -Bucarest- y su primera final -Umag-, logrados el pasado verano. Su triunfo de ayer prueba la excelente evoluci¨®n del tenis masculino espa?ol, en contraposici¨®n al femenino. Conchita Mart¨ªnez constat¨® una vez m¨¢s en su final la distancia entre ella y la mejor promesa, la canaria Marta Marrero. La gan¨® por 6-1 y 6-1 en una hora y ocho minutos.

La historia de Ferrer es la de un chico sencillo, empujado a coger la raqueta por su padre, Jaime, contable; su madre, Pilar, maestra, y su hermano mayor, Javier, campe¨®n de Espa?a infantil. "Ellos me abrieron el camino", reconoce el campe¨®n del Masters, "pero a m¨ª ya me gustaba todo esto".

Sus inicios se produjeron en el CT Savia. Pero a los 14 a?os se desplaz¨® ya a Barcelona para trabajar en la Federaci¨®n Catalana. La experiencia dur¨® s¨®lo dos temporadas porque nunca logr¨® adaptarse a la situaci¨®n de soledad que le creaba estar lejos de su familia. "Fue, tal vez, el momento m¨¢s duro", explica; "no es que pensara en dejarlo, pero no era feliz. Ten¨ªsticamente, los resultados no llegaban, cada vez estaba peor y ten¨ªa necesidad de sentirme arropado por todos los m¨ªos".

A los 16 a?os decidi¨® cambiar el rumbo de su carrera y regresar a Valencia. Lo intent¨® en la escuela de Antonio Mart¨ªnez Cascales, entrenador de Juan Carlos Ferrero, en Villena. Pero aquello dur¨® cuatro meses. "Demasiados a?os fuera de casa", afirma Ferrer. Y finalmente encontr¨® lo que buscaba en D¨¦nia, muy cerca de X¨¤bia, su ciudad natal. All¨ª comenz¨® a trabajar con Javier Piles, con quien ahora entrena en el club Pe?asol.

"De eso hace ya tres a?os", recuerda Piles; "y creo que ambos sabemos lo que esperamos el uno del otro". Cuenta Piles que Ferrer es un despistado impenitente: "Es capaz, como le ocurri¨® tras la final del Masters, de olvidarse la raqueta en la pista o de acudir a un entrenamiento sin ella. Me obliga a estar siempre control¨¢ndolo todo porque es dif¨ªcil que salga de una cancha sin haber perdido alg¨²n objeto".

Otro aspecto determinante de su personalidad es que hay que empujarle para que haga las cosas. "No tiene coche y dudo de que se saque el carn¨¦ de conducir", comenta con cierta iron¨ªa Piles; "es algo que depende s¨®lo de ¨¦l y le cuesta tomar ese tipo de iniciativas". Algo parecido le ocurre cuando debe entrenarse: "Es trabajador, pero hay que tirar de ¨¦l".

Los referentes de su juventud fueron Sergi Bruguera, de quien admiraba la derecha, e Ivan Lendl. Su sue?o es ganar en Roland Garros. "Para los espa?oles es lo m¨¢s grande", afirma; "pagar¨ªa por ganar este torneo. Pero ni pienso en el dinero ni creo que un gran triunfo me cambiara. Mi familia y mi novia [Yolanda] me dan estabilidad y me permiten ser feliz. Ellos son lo primero".