Red gigante para pescar el fuel
Los vecinos de Combarro tejen una gran malla para filtrar la r¨ªa y evitar que el combustible estropee al marisco
La parroquia de Combarro pertenece al municipio de Poio, provincia de Pontevedra. Sus 1.200 habitantes son gente amable, encantada de pegar la hebra con el forastero, pero no por eso es gente d¨®cil. En una ocasi¨®n, se pelearon con el cura y le colocaron enfrente de su casa una pancarta que dec¨ªa: "Combarro, abandonado de la mano de Dios". Ahora, de quien se han sentido abandonados es de la Xunta de Galicia, y por eso est¨¢n construyendo otra pancarta: una red gigante, de cuatro kil¨®metros de largo por cinco metros de ancho, que colocar¨¢n en el mar si el fuel del Prestige se acerca a la r¨ªa. "Que Dios no lo quiera", subraya Carmen V¨¢zquez mientras se santigua.
Aun sin letras, la pancarta que est¨¢n construyendo en Combarro ahora es un duro alegato contra el olvido al que les sometieron las autoridades durante los primeros d¨ªas de la cat¨¢strofe. "Aqu¨ª", explica Vicente P¨¦rez, "ve¨ªamos la televisi¨®n y nos hac¨ªamos cruces. Con lo grave que era lo que estaba pasando en la Costa da Morte, s¨®lo unos kil¨®metros m¨¢s al norte, nadie se pon¨ªa en contacto con nosotros. Y pens¨¢bamos: si el petr¨®leo entra en la r¨ªa puede tardar d¨¦cadas en irse, que aqu¨ª no hay olas tan potentes que lo puedan limpiar. El tel¨¦fono segu¨ªa sin sonar, as¨ª que decidimos hacer algo por nuestra cuenta".
No hay m¨¢s estudios ni planos de los que se han pintado al buen tunt¨²n, pero funcionar¨¢
Vicente P¨¦rez es un personaje. Como dice su amigo Manuel Rodr¨ªguez, tambi¨¦n marinero, "hay unos que nacen para obispos y otros para monaguillos, pues ¨¦l naci¨® para Vicente P¨¦rez". En el a?o 67 se march¨® a Terranova y all¨ª ech¨® hasta el a?o 90, entre Terranova y ?frica para ser m¨¢s exactos, pero siempre en los barcos de pesca. Ya desde el principio su oficio fue el de contramaestre. "Y claro", se explica, "llevo desde los 21 a?os atando aparejos; es lo que me ense?aron, que entonces no hab¨ªa otra cosa. Ya le digo: en Terranova la vida era bastante jodida, ahora menos, pero antes... All¨ª sal¨¢bamos el bacalao. Y el horario se terminaba cuando ca¨ªas, y a lo mejor te dec¨ªan que estabas haciendo el tonto, pero la realidad era que ya no pod¨ªas m¨¢s... Tus jefes s¨®lo se quedaban tranquilos cuando te ten¨ªan que cortar la bota as¨ª, de arriba para abajo, porque ten¨ªas los pies hinchados y no hab¨ªa otra manera de sacarla. Entonces s¨ª, entonces s¨ª te dejaban descansar un rato".
As¨ª, como Vicente, son todos los que ayer andaban en el muelle de Combarro d¨¢ndole las ¨²ltimas puntadas a la red-pancarta de la que se sienten tan orgullos. Manuel Rodr¨ªguez explicaba el invento: "Es una especie de pared de cinco o seis metros de altura, con una parte que quedar¨¢ en la superficie y otra por debajo del agua. Estar¨¢ sostenida por unas boyas potentes, una boya cada 50 metros. All¨ª las tiene: son aquellas blancas y amarillas. Hemos inventado un sistema, una especie de retorno o tiravira, una polea para poder subir y bajar la red seg¨²n el fuel sea m¨¢s profundo o menos. Y luego est¨¢n los muertos, que sirven para anclar la red en el fondo de la r¨ªa. Est¨¢n hechos con hormig¨®n y ruedas de cami¨®n".
Hay quien piensa que la red de Combarro es m¨¢s efectiva contra el miedo que contra el fuel, pero a ver qui¨¦n se lo dice a Carmen V¨¢zquez, que empez¨® a trabajar a los 13 a?os en una f¨¢brica de conservas y luego ya se puso a coser redes que han viajado a todos los mares, algunas de ellas en manos de marineros que no tuvieron la suerte de volver. Carmen es tan fan¨¢tica de Cambarro que cita como una alineaci¨®n todos los productos de la r¨ªa: centollo, camarones, almeja fina, berberechos... La red, dice ella, servir¨¢ para que todo eso no sea pasado.
Una red de la que no hay m¨¢s planos ni m¨¢s estudios que los que Vicente P¨¦rez o Ram¨®n Rodr¨ªguez, el presidente de la cooperativa de mejilloneros, han pintado al buen tunt¨²n y con un Bic rojo en una cuartilla, pero funcionar¨¢. De hecho, ya funciona. Ha unido a los pescadores de las tres cofrad¨ªas de la r¨ªa, que siempre andaban picados por esto o por lo otro. Ha hecho que abuelos y nietos cojan juntos el puntal durante tardes enteras para coser la red a los flotadores. Y ha servido para demostrar a las autoridades que, cuando se trata de defender el pan, siempre hay que ponerse en lo peor. "Porque vamos a ver", se explica Vicente, "si llega la marea negra, nosotros cogemos nuestra red y la colocamos all¨ª, en la boca de la r¨ªa; y si no viene la marea, pues todos felices". ?Y qu¨¦ har¨¢n entonces con la red?: "Regal¨¢rsela a los turistas si hace falta. ?Usted querr¨¢ un trocito?".
Todos se r¨ªen. S¨ª, dicen, ser¨ªa un buen negocio. Vend¨¦rsela a los turistas con las r¨¦plicas de los h¨®rreos junto al mar que le dan fama a la parroquia. Pero la broma dura poco. Se ve que era una risa nerviosa. Todos callan cuando del Camba Dos, un pesquero rojo amarrado al muelle, llega la sinton¨ªa puntual de un bolet¨ªn informativo. Pronto cambiar¨¢ el tiempo, vaya por Dios. Vicente P¨¦rez interrumpe al locutor, como para apartar a sus compa?eros de la preocupaci¨®n. "Pues eso", contin¨²a, "que la red que estamos usando es la del cerco, una malla fina, de cinco mil¨ªmetros, por aqu¨ª no pasar¨ªa el fuel pero s¨ª el agua, por eso no se romper¨ªa. Y luego hemos montado un sistema para que guarde el crudo. Lleva el aparejo un poquito flojo para que si llega la porquer¨ªa no pueda rebasar la red, sino que se vaya metiendo ah¨ª y se vaya quedando quieta. Hombre, si viene mucho mucho, al final... Por eso tienen que estar los barcos ah¨ª pendientes, quitando la porquer¨ªa que vaya llegando..."
Ram¨®n Portela, el presidente de la cofrad¨ªa de Rax¨®, a la que pertenecen los pescadores que est¨¢n construyendo la gran red, prefiere pensar que la marea negra nunca llegar¨¢. Ayer por la ma?ana se mont¨® en un helic¨®ptero de la Xunta e inspeccion¨® el mar hasta donde las nubes lo dejaron ver. No volvi¨® "ni m¨¢s tranquilo ni m¨¢s nervioso" de lo que se fue, pero al menos no atisb¨® crudo flotando en el mar. Por su parte, Luciano Sobral, el alcalde de Poio, se siente orgulloso de sus vecinos. Dice: "Ya que una parte de la costa est¨¢ negra, esperemos que al menos se salve la otra. As¨ª saldremos adelante. Tenga usted en cuenta que los gallegos siempre hemos sabido repartirnos el hambre".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Cat¨¢strofe Prestige
- Petroleros
- Comunidades aut¨®nomas
- Naufragios
- Ayuntamientos
- Mareas negras
- Accidentes mar¨ªtimos
- Barcos
- Provincia Pontevedra
- Administraci¨®n local
- Contaminaci¨®n mar¨ªtima
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Contaminaci¨®n
- Transporte mar¨ªtimo
- Accidentes
- Galicia
- Problemas ambientales
- Espa?a
- Transporte
- Administraci¨®n p¨²blica
- Sociedad
- Medio ambiente
- Cat¨¢strofes
- Desastres
- Sucesos