La extra?a pareja
Aznar y Berlusconi pasar¨¢n hoy revista a las relaciones hispano-italianas
?En qu¨¦ se parecen un inspector fiscal y un evasor de impuestos? En que los dos se rascan cuando les pica. La afinidad personal entre el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, no parece ir mucho m¨¢s lejos de lo que sugiere esta broma.
Los dos dirigentes que hoy se re¨²nen en Roma para celebrar la 11 cumbre bilateral hispano-italiana proceden de trayectorias que divergen m¨¢s all¨¢ del estereotipo y marcan caracteres que dif¨ªcilmente congenian. Sin embargo, puede darse por seguro que, una vez m¨¢s, reafirmar¨¢n las estrechas relaciones que les corresponden en su calidad de m¨¢ximos l¨ªderes del centro-derecha con capacidad de Gobierno en Europa.
En lo personal, han tenido pocos puntos de encuentro, pese a las apariencias. En lo pol¨ªtico, abundan, en cambio, las sinton¨ªas: el mismo af¨¢n por destacar en la buena relaci¨®n con Estados Unidos, la misma disposici¨®n a seguir a Washington hasta Bagdad si llega la hora de las armas, el mismo discurso a favor de una Europa neoliberal e intergubernamental, alejada de las ¨ªnfulas sociales y federales alemanas, el mismo apoyo a la adhesi¨®n de Turqu¨ªa a la Uni¨®n Europea...
Las divergencias han surgido cuando Berlusconi ha puesto trabas a la investigaci¨®n del blanqueo de dinero o ha introducido normas para facilitar la recusaci¨®n de magistrados -que entorpecen el avance de la justicia-, mientras Aznar ped¨ªa medidas m¨¢s duras para atajar a los terroristas. Pero se disimulan.
Todo ello delimita lo que, incluso en medios pr¨®ximos al Gobierno, se describe como "una relaci¨®n de conveniencia". "Aznar entendi¨® que le conven¨ªa tener un Gobierno de ideolog¨ªa af¨ªn en Italia para ganar capacidad de presi¨®n en una Europa dominada hasta hace poco por el centro-izquierda", comenta un analista del Gabinete.
Y as¨ª, para moderar su relativo aislamiento, se volc¨® en ayudar a romper el que el propio Berlusconi hubo de afrontar por su condici¨®n de advenedizo en la pol¨ªtica. El PP fue el ariete que abri¨® a Forza Italia el camino de entrada en el Partido Popular Europeo. Los democristianos italianos y otros l¨ªderes, como el primer ministro luxemburgu¨¦s, Jean-Claude Juncker, se opon¨ªan al ingreso de un ne¨®fito bajo sospecha.
Alejandro Agag, el hoy yerno de Aznar y entonces secretario general del PPE, fue el mu?idor de aquella operaci¨®n y el hombre que, a base de hacer de enlace de los designios de su actual suegro, se gan¨® la confianza del l¨ªder derechista italiano y hasta su simpat¨ªa. La presencia de Berlusconi en la boda de Agag y Ana Aznar, como el pr¨¦stamo del yate en que se desarroll¨® parte de la luna de miel de la pareja, se debi¨®, sobre todo, a esa relaci¨®n, seg¨²n fuentes conocedoras de la familia.
El presidente italiano acudi¨® sin su esposa a aquella ocasi¨®n social, que es lo m¨¢s parecido a una reuni¨®n familiar que hayan vivido el inspector de Hacienda espa?ol, paradigma de una clase media castellana recia y austera, y el multimillonario italiano, procesado por sobornar a la polic¨ªa fiscal, de gustos tan meridionales que, pese a su origen milan¨¦s, acaba de grabar un disco de canciones napolitanas.
Hubo otro intento de encuentro familiar, pero fracas¨®, aunque sus pretensiones eran m¨¢s modestas que los varios fines de semana compartidos por los Aznar y los Blair en Espa?a e Inglaterra. En septiembre de 2001, aprovechando que el presidente espa?ol participaba en un foro privado cerca de Como, Berlusconi invit¨® a cenar a los Aznar en su residencia de Arcore, junto a Mil¨¢n. Estaba previsto que acudiera a la reuni¨®n Ver¨®nica Lario, la esposa de Berlusconi, una ex actriz que apenas hace vida social. Pero el italiano deshizo la cita en el ¨²ltimo minuto y Ana Botella cancel¨® su viaje a Italia cuando ya ten¨ªa la maleta hecha.
Algunos peri¨®dicos italianos dijeron entonces que el fiasco hab¨ªa sido la venganza de Berlusconi porque Aznar no se desplaz¨® a Italia para apoyarle en la campa?a de las elecciones de mayo de 2001 que le dieron la victoria, a pesar de que ¨¦l s¨ª hab¨ªa estado pocos meses antes en Bilbao, para apoyar al PP en las elecciones vascas.
No es el ¨²nico desencuentro de ambos l¨ªderes. Antes de reconocer p¨²blicamente la gesti¨®n de Aznar como modelo, el italiano se proclam¨® aut¨¦ntico innovador del centro-derecha con una estridencia que no admit¨ªa rivales. M¨¢s tarde, en junio de 2001, cuando particip¨® en su primer Consejo Europeo, el celebrado en Gotemburgo, Berlusconi declar¨®: "Aunque tengo una buena relaci¨®n con Tony Blair y de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar puedo decir que es mi amigo, en Europa no existe m¨¢s eje que el Par¨ªs-Berl¨ªn, y con ¨¦l se alinea Roma". El presidente espa?ol sosten¨ªa por aquellas fechas que en Europa ya no hab¨ªa ejes.
Aznar, por su parte, ha marcado al menos una vez la distancia con Berlusconi. El 23 de mayo de 2001, durante una visita a Eslovenia -pa¨ªs que mira con desconfianza al actual presidente italiano porque sus aliados ex fascistas resucitaron en los a?os noventa las ansias anexionistas de Mussolini-, dijo, molesto, al ser preguntado por sus relaciones con el l¨ªder de Forza Italia: "Yo no presido un Gobierno que le haya dado ninguna televisi¨®n al se?or Berlusconi. No soy italiano y tampoco le he votado. Mi equipo de f¨²tbol, como todo el mundo sabe, no es el de Berlusconi. Y no soy yo quien deba resolver los conflictos de intereses que plantee. Lo ¨²nico que he hecho es facilitar la entrada de Forza Italia en el Partido Popular Europeo, cosa de la que estoy muy orgulloso, y de que haya ganado las elecciones".
No obstante, ambos dirigentes acordaron hace un a?o en Granada abrir una "concertaci¨®n pol¨ªtica bilateral estable y estrecha" entre sus dos Gobiernos. Los respectivos gabinetes de presidencia se encargan fundamentalmente de esta coordinaci¨®n, que no implica contactos personales habituales entre los l¨ªderes.
Una agenda poco dram¨¢tica
Espa?a e Italia no tienen relaciones de vecindad pr¨®xima, que son las que causan problemas, ni tampoco una conexi¨®n econ¨®mica especialmente relevante en el contexto europeo. Su comercio, de 27.000 millones de euros en 1999, va muy por detr¨¢s del registrado entre Espa?a y Francia, Alemania, el Reino Unido, o incluso Estados Unidos. De ah¨ª que, pese a la afinidad cultural y al car¨¢cter competitivo de muchas de las producciones respectivas, las cumbres hispano-italianas hayan sido generalmente poco dram¨¢ticas. La 11 Cumbre Hispano-Italiana que se celebra hoy en Roma no ser¨¢ una excepci¨®n. No se prev¨¦n acuerdos significativos pese a la relativamente importante representaci¨®n ministerial implicada. Adem¨¢s de los presidentes de los Gobiernos, est¨¢ previsto que asistan los responsables de Exteriores, Defensa, Trabajo, Ciencia y Tecnolog¨ªa y Administraciones P¨²blicas.La ausencia de los ministros de Interior y Justicia indica que las dificultades en esos campos, sobre todo para la extradici¨®n de mafiosos italianos desde Espa?a, han sido superadas mediante la orden europea de b¨²squeda y captura. Italia fue el primer pa¨ªs que firm¨® un acuerdo bilateral para suprimir la extradici¨®n con Espa?a, aunque nunca lo ratific¨®.Las patrullas conjuntas por el Mediterr¨¢neo, acordadas hace un a?o, pero lastradas por la diversidad de enfoques con que se abordan, ser¨¢ uno de los puntos a debate para los ministros de Defensa, como tambi¨¦n las consecuencias pr¨¢cticas de las decisiones adoptadas por la OTAN en Praga.Los ministros de Administraciones P¨²blicas, Javier Arenas, y de Trabajo, Eduardo Zaplana, explicar¨¢n a sus hom¨®logos italianos la experiencia espa?ola en descentralizaci¨®n y flexibilizaci¨®n del empleo.Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y Silvio Berlusconi, charlar¨¢n, entre tanto, de Irak, Oriente Pr¨®ximo, la lucha contra el terrorismo, la cat¨¢strofe del Prestige y la Convenci¨®n Europea, un debate en el que el centroderecha europeo, al que ambos pertenecen, est¨¢ encontrando serios problemas para fijar una posici¨®n com¨²n.
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