FRAGMENTO DE 'LA EDAD DE HIERRO'
La televisi¨®n. ?Por qu¨¦ la veo?
El desfile de pol¨ªticos todas las noches: solamente tengo que ver esas caras toscas e inexpresivas, tan familiares desde la infancia, para sentir abatimiento y n¨¢useas. Los matones de la ¨²ltima fila de pupitres de la clase, chavales torpes y huesudos, ya crecidos y ascendidos para gobernar la tierra. Con sus padres y sus madres, con sus t¨ªas y t¨ªos, con sus hermanos y hermanas: una horda de langostas, una plaga de langostas negras infestando el pa¨ªs, masticando sin cesar, devorando vidas. ?Por qu¨¦ los sigo mirando, si me llenan de horror y de asco? ?Por qu¨¦ dejo que entren en la casa? ?Tal vez porque el reinado de la familia de langostas es la verdad de Sur¨¢frica, y la verdad es lo que me pone enferma? Ya no se molestan en arrogarse legitimidad. Se han sacudido de encima la raz¨®n. Lo que los absorbe es el poder y el estupor del poder. Comer y beber, masticar vidas, eructar. El parloteo lento y con la barriga llena. Sentados en c¨ªrculo, debatiendo pesadamente, emitiendo decretos como mazazos: muerte, muerte, muerte. Sin preocuparse por el hedor. P¨¢rpados pesados, ojos porcinos, iluminados por la astucia de generaciones de campesinos. Conspirando los unos contra los otros: lentas conspiraciones de campesinos que tardan d¨¦cadas en madurar. Los nuevos africanos, hombres barrigones y de mejillas colgantes sentados en sillas de oficina: reyes Cetewayo y Dingaan con pieles blancas. Enormes test¨ªculos de toro apretados contra sus mujeres y sus hijos, apretando hasta que les quitan toda la chispa. Ya no queda ninguna chispa en sus propios corazones. Corazones lentos, pesados como pudines de sangre.
Y su mensaje est¨²pidamente invariable, siempre la misma estupidez. Su gesta, despu¨¦s de a?os de meditaci¨®n etimol¨®gica sobre la palabra, es haber convertido la estupidez en virtud. Dejar estupefacto: despojar de sentimiento; aturdir, ofuscar; llenar de perplejidad. Estupor: insensibilidad, apat¨ªa, torpeza mental. Est¨²pido: con las facultades ofuscadas, indiferente, desprovisto de pensamiento o de sentimiento. De stupere, quedarse at¨®nito o pasmado. Hay una relaci¨®n de grado de estupor y estupefacci¨®n a estupidez, la esencia de la petrificaci¨®n. El mensaje: que el mensaje no cambia nunca. Un mensaje que convierte a la gente en piedra.
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