"Don Quijote' es la novela m¨¢s importante de todos los tiempos. Contiene infinitas lecciones"
J M. Coetzee es uno de esos genios que padecen el s¨ªndrome de Greta Garbo. Desea que se le quiera por su arte, pero s¨®lo por su arte. ?l prefiere mantenerse apartado del mundo. Es un ermita?o tan terco que hace dos a?os, cuando obtuvo por segunda vez el mayor galard¨®n literario del Reino Unido, el Premio Booker, por su novela Desgracia, no se molest¨® en ir a recogerlo en persona. Nadie hab¨ªa ganado jam¨¢s dicho premio en dos ocasiones, pero ¨¦l envi¨® a su agente.
Ahora se publican en espa?ol dos nuevos libros suyos, Juventud (su obra m¨¢s reciente) y La edad de hierro, que escribi¨® hace 13 a?os, durante los ¨²ltimos d¨ªas del apartheid. Parec¨ªa l¨®gico -no probable, pero l¨®gico- que el surafricano, que en la actualidad divide su tiempo entre Estados Unidos y Australia, pudiera estar interesado en promover un poco su obra en el mercado de lengua castellana y, tal vez, que quisiera conceder una entrevista a EL PA?S. Aun as¨ª, me sorprendi¨® que respondiera, y enseguida, a un primer correo electr¨®nico que le envi¨¦ de forma tentativa y que ¨¦l recibi¨® en alg¨²n lugar de Estados Unidos. "Gracias por su ofrecimiento de una entrevista, pero no hago entrevistas en persona", escribi¨® Coetzee (pron¨²nciese "Cuts¨ªa"). "Por correo electr¨®nico es otra cosa, siempre que no me quite mucho tiempo".
"La pol¨ªtica exige concesiones entre el idealismo y el pragmatismo que a algunos les pueden parecer repugnantes"
La respuesta era m¨¢s prometedora de lo que se pod¨ªa esperar dada la reputaci¨®n que tiene el autor de Esperando a los b¨¢rbaros, incluso entre quienes le conocen bien, de ser distante, susceptible y desagradable. Era nada menos que una invitaci¨®n a que le enviara unas preguntas; y eso significaba, seguramente, que estaba dispuesto a considerar la idea de responder, al menos a un par de ellas.
Le envi¨¦ lo siguiente: "Me pide (cosa perfectamente razonable) que no le quite demasiado tiempo. Lo que voy a hacer es enviarle varias preguntas y dejar que usted decida si quiere contestarlas, y cu¨¢les. Son ¨¦stas:
- 'Desconcertante' es una palabra que se usa con frecuencia para calificar su obra. Nadine Gordimer habla de que su visi¨®n llega al 'centro neur¨¢lgico del ser'. Mario Vargas Llosa dijo que Desgracia era 'estremecedora'. ?De d¨®nde obtiene usted esa lacerante lucidez?
- ?Qu¨¦ autores han influido m¨¢s en su trabajo? ?Ha le¨ªdo a muchos autores de lengua espa?ola? ?Qui¨¦n le gusta y por qu¨¦ (explicado brevemente, por supuesto)?
- La fuerza de su escritura nace, en gran parte, de su situaci¨®n de hombre blanco en ?frica y afrik¨¢ner progresista durante el apartheid; ?escribir le ha servido para liberarse de las garras de esas contradicciones?
- En La edad de hierro, tal vez su libro m¨¢s expl¨ªcitamente pol¨ªtico, habla sobre los gobernantes afrik¨¢ner del pa¨ªs: '... la humillaci¨®n de la vida que vivimos bajo su mando... como si nos arrodill¨¢ramos y nos orinaran encima'. ?Acaso los surafricanos blancos est¨¢n condenados a vivir perseguidos por los horrores hechos en su nombre, o es posible la redenci¨®n?
- Al reflexionar hoy, despu¨¦s del apartheid, sobre La edad de hierro, escrita en aquella ¨¦poca, ?qu¨¦ siente? ?Orgullo por la aportaci¨®n pol¨ªtica que hizo? ?Todav¨ªa piensa sobre aquellos d¨ªas y recuerda con la misma repugnancia a los dirigentes del volk, con sus 'corazones tan pesados como una morcilla'?
- Su estilo como novelista parece emanar directamente del paisaje surafricano, 'un lugar de luz rotunda e implacable' (La edad de hierro) ?Est¨¢ de acuerdo?
- ?Juventud es una novela o una biograf¨ªa?
- El protagonista de Juventud cita el exilio de Ezra Pound y, de paso, insiste en que la infelicidad es indispensable para el arte. ?Es ¨¦sa su opini¨®n? ?O tal vez la infelicidad no engendra m¨¢s que un arte infeliz?
- Al aspirante a escribir Juventud le cuesta terriblemente llenar una hoja de papel. ?Le sigue resultando dif¨ªcil la escritura? ?Tan dif¨ªcil como antes?
- 'Los artistas nunca pueden estar totalmente presentes ante el mundo: siempre deben tener un ojo puesto en su interior', escribe usted en Juventud. ?Es as¨ª? ?Es eso lo que necesita hacer para adquirir la visi¨®n neur¨¢lgica de la que habla Gordimer? ?Es ¨¦sa la raz¨®n de que viva tan recluido y ni siquiera d¨¦ a conocer su nombre de pila al mundo?
- ?Ha dejado atr¨¢s Sur¨¢frica, como intenta hacer el protagonista de Juventud? ?Puede dejarla atr¨¢s? ?Quiere hacerlo? ?O ser¨¢ siempre la fuerza motriz de su trabajo?".
He aqu¨ª la respuesta que recib¨ª de Coetzee:
"Estimado se?or Carlin: gracias por sus preguntas. Da la impresi¨®n de que no le ha gustado mucho Juventud, y es una l¨¢stima. Me he tomado la libertad de responder a su pregunta sobre la literatura espa?ola y despu¨¦s adjuntar respuestas que he dado recientemente a otros entrevistadores, que, entre otras cosas, le dar¨¢n una idea de mi punto de vista sobre Juventud. Conf¨ªo en que sea material suficiente para escribir su historia. Sinceramente, John Coetzee.
Notas para John Carlin, EL PA?S, noviembre de 2002.
He le¨ªdo Don Quijote, la novela m¨¢s importante de todos los tiempos, una y otra vez, como debe hacer todo novelista serio, porque contiene infinitas lecciones. En cuanto a la novela espa?ola contempor¨¢nea, Javier Mar¨ªas es el ¨²nico autor cuya obra conozco bien, uno de los mejores novelistas europeos de hoy, en mi opini¨®n, y con una t¨¦cnica magn¨ªfica.
Conozco mejor la literatura latinoamericana que la de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica y, en Latinoam¨¦rica, la poes¨ªa mejor que la ficci¨®n. Cuando era mucho m¨¢s joven, Pablo Neruda era uno de mis ¨ªdolos.
1. En Juventud se advierte la importancia de las palabras como medio de adquirir cierta distancia de lo que llamamos realidad -que puede ser especialmente decepcionante para una persona joven- y el mundo tal como lo imaginamos.
RESPUESTA. Los j¨®venes, sobre todo si son imaginativos, crean mundos propios, construidos en gran medida a partir de sus lecturas (tal vez hablo de un mundo que ya pertenece al pasado). M¨¢s adelante, a medida que la intensidad de su imaginaci¨®n va disminuyendo, casi todos se acomodan a la realidad, y eso puede suponer traicionar a la imaginaci¨®n. Algunos, los m¨¢s obstinados, mantienen la fe en la imaginaci¨®n durante m¨¢s tiempo.
2. En las primeras p¨¢ginas de Juventud aparece la frase 'las cosas rara vez son lo que parecen': ?quiere eso decir que tambi¨¦n una autobiograf¨ªa es 'una ficci¨®n entre muchas posibles', aunque se refiera a una persona 'aut¨¦ntica'?
R. En la autobiograf¨ªa, parte de la historia que se nos cuenta la podemos comprobar en relaci¨®n con el mundo exterior, pero la mayor¨ªa es privada e imposible de verificar. El que nos creamos la historia o no depende, en gran medida, de la fe que tengamos en la veracidad del narrador. Que, a su vez, depende de unas cualidades intangibles de su escritura: ?'Parece' veraz? Los autores de ficci¨®n pueden esforzarse en crear la impresi¨®n de veracidad. El mejor ejemplo que conozco es Robinson Crusoe; el libro resulta tan aut¨¦ntico que, a lo largo del tiempo, muchos lectores han cre¨ªdo que era una historia real, escrita por un hombre llamado Robinson Crusoe.
3. El personaje principal de Juventud, '¨¦l', parece preparar su propia infelicidad ('La gente feliz no es interesante') porque tiene presente una especie de 'modelo' de lo que debe ser un artista, sobre todo en relaci¨®n con el amor ('El arte no puede alimentarse s¨®lo de privaciones, a?oranzas y soledad. Debe haber tambi¨¦n intimidad, pasi¨®n y amor').
R. Lo que necesita hacer es dejar de postergar las cosas y ponerse a escribir. Si consigue escribir, el arte, o su compromiso con una vida art¨ªstica, dejar¨¢n de parecerle una c¨¢rcel. Si no trabaja y nunca promete escribir, tal vez deber¨ªa abandonar ese compromiso.
4. Tambi¨¦n es bastante ingenua su actitud respecto a los lugares: escoge Londres, sobre todo, por motivos 'literarios', pero tarda cierto tiempo en comprender que sigue siendo un extra?o. Y lo mismo ocurre con Sur¨¢frica, que le parece un entorno opresivo s¨®lo mucho despu¨¦s de haberse ido. ?Es el egocentrismo de una persona joven lo que le hace tener una 'actitud no pol¨ªtica' -¨¦l mismo la define as¨ª- respecto a la realidad?
R. Quiz¨¢. Por otro lado, es posible sencillamente que algunas personas, por su car¨¢cter, no tengan inter¨¦s en la pol¨ªtica. La pol¨ªtica exige concesiones entre el idealismo y el pragmatismo que a algunas personas les pueden parecer poco atractivas e incluso repugnantes.
1. ?Cu¨¢les son mis impresiones de Australia? Desde el principio sent¨ª, de una forma dif¨ªcil de explicar, una enorme atracci¨®n hacia la tierra y el paisaje. Yo procedo de ?frica, donde la tierra suele tener un poder semejante sobre las personas, misterioso y empeque?ecedor. Lo curioso es que tambi¨¦n he vivido muchos a?os en Norteam¨¦rica, en todos sus rincones, pero su paisaje nunca me ha surtido un efecto comparable.
Lo segundo que debo decir es que siempre me ha impresionado el igualitarismo australiano, la forma que tienen los australianos de relacionarse entre s¨ª, espont¨¢neamente, creo, como iguales. Se podr¨ªa decir que cualquiera procedente de Sur¨¢frica, con sus inmensas divisiones sociales y raciales, tendr¨ªa esa reacci¨®n. Pero, en mi experiencia, el igualitarismo en Australia es sui g¨¦neris. Desde luego, es consecuencia de una historia social concreta. Pero me parece admirable, en cualquier caso.
2. No estoy seguro de lo que dejo atr¨¢s. Mejor dicho, supongo que lo averiguar¨¦ s¨®lo cuando pueda mirar atr¨¢s. ?Qu¨¦ echar¨¦ de menos? Vivir en una sociedad muy pol¨ªglota, tal vez: ir por la calle y o¨ªr muchas lenguas distintas. Y echar¨¦ de menos la Universidad de Ciudad del Cabo, de la que me jubilo dentro de unos meses. No como instituci¨®n, sino como un entorno en el que es posible tener una relaci¨®n totalmente natural con j¨®venes guapos, felices y seguros de s¨ª mismos, de todas las razas y procedencias, con el mundo a sus pies. Es un privilegio que no todos los viejos tienen.
3. Una de las cosas que la gente no suele comprender de los escritores -los escritores serios, por lo menos- es que uno no empieza por tener algo de lo que escribir y entonces escribe sobre ello. Es el proceso de escribir propiamente dicho el que permite al autor descubrir lo que quiere decir.
4. Pregunta usted por qu¨¦ soy popular. ?De verdad soy popular? Si lo soy, es algo muy reciente. Recibo cartas de desconocidos -y, por supuesto, es un placer recibirlas- que me dicen que han le¨ªdo libros m¨ªos y les han gustado; Esperando a los b¨¢rbaros, por ejemplo. Lo que es curioso es que no me enviaban esas cartas hace 20 a?os, cuando se public¨® el libro. ?Por qu¨¦ no? No s¨¦. Quiz¨¢ hay libros que, en otro tiempo, no eran muy accesibles y ahora s¨ª lo son. ?Un cambio de gustos?
Las novelas nacen de forma bastante misteriosa. Nunca he encontrado un buen motivo para tener curiosidad por su origen. Desde luego, yo no escribo 'sobre' cosas. En cuanto al elemento personal, no entiendo c¨®mo la escritura de ficci¨®n puede no ser personal en cierto sentido, dado que surge totalmente de la cabeza (y el coraz¨®n) del autor. No creo que mis textos sean especialmente pol¨ªticos (puedo estar equivocado). Mi gente vive en medio de la historia, sencillamente.
1. Es evidente que le interesa V. S. Naipaul: hizo una rese?a de Half a Life para The New York Review of Books en 2001. Como usted, Naipaul vino de las provincias para establecerse en Inglaterra, pero a ¨¦l parece haberle resultado m¨¢s f¨¢cil la adaptaci¨®n. ?Alguna vez piensa que Naipaul y usted son figuras comparables? ?Que comparten m¨¢s cosas que su situaci¨®n en general, el haber venido de colonias remotas del Imperio Brit¨¢nico para encontrar su voz y situarse en el mundo?
R. Es un error frecuente, si me permite que lo diga, pensar que a los escritores les interesan, sobre todo, otros escritores parecidos a ellos, o incluso que les interesan sus contempor¨¢neos. Mi inter¨¦s por Naipaul no es demasiado grande, y estoy seguro de que lo mismo le pasa a ¨¦l conmigo. En cuanto a Inglaterra, s¨®lo viv¨ª all¨ª unos a?os y nunca he pensado en volver, mientras que Naipaul decidi¨® establecerse. Asentarse, que es una palabra cargada de significado en la pol¨ªtica poscolonial; el asentamiento y la adaptaci¨®n de Naipaul a la madre patria (Sir Vidia Naipaul y todo eso) es un acto de cuyo peso hist¨®rico es plenamente consciente.
2. En Desgracia, el ataque a la granja parece ser ad hoc, independiente. En el vecino Zimbabue, desde el pasado mes de agosto, los granjeros blancos tienen ¨®rdenes de evacuar sus propiedades. ?Es concebible que puedan producirse en Sur¨¢frica desahucios generalizados y patrocinados por el Gobierno, al estilo de los de Zimbabue?
R. Es concebible, pero poco probable. La propiedad de la tierra es una cuesti¨®n emocional, tan emocional en Sur¨¢frica como en Zimbabue; pero en los c¨ªrculos del Gobierno surafricano no existe nada semejante al desprecio por el imperio de la ley que predomina en el Zimbabue de Mugabe".
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