El surafricano John Maxwell Coetzee gana el Nobel de Literatura 2003
El novelista es autor de complejas y desgarradoras novelas sobre la Sur¨¢frica posterior al apartheid
El surafricano John Maxwell Coetzee ha ganado el Nobel de Literatura 2003 por exponer a lo largo de su obra "la complicidad desconcertante de la alienaci¨®n", seg¨²n ha anunciado a las 13.00 horas de hoy la Academia Sueca en un comunicado. Coetzee, nacido en Ciudad del Cabo en 1940, es el autor de complejas y desgarradoras novelas sobre la Sur¨¢frica posterior al apartheid.
¡¤ Tierras en penumbra (1974) |
¡¤ En el coraz¨®n del pa¨ªs (1977) |
¡¤ Esperando a los b¨¢rbaros (1980) |
¡¤ Vida y ¨¦poca de Michael K (1983) |
¡¤ Foe (1986) |
¡¤ La Edad de Hierro (1990) |
¡¤ El se?or de San Petersburgo (1994) |
¡¤ Doblando el cabo: Ensayos y entrevistas (1994) |
¡¤ Desgracia (1999) |
¡¤ Juventud (2002) |
"Coetzee no aplica jam¨¢s la misma receta a dos novelas, lo que contribuye a la gran variaci¨®n de su obra", destaca la Academia Sueca de este escritor, eterno candidato al galard¨®n. "Su obra est¨¢ fuertemente marcada por la ¨¦poca del apartheid lo que, lejos de darle car¨¢cter local, la convierte en universal", se?ala el comunicado.
Seg¨²n la Academia sueca, Coetzee ha sido reconocido tambi¨¦n por su "cr¨ªtica sin piedad del racionalismo cruel y la moral cosm¨¦tica de la civilizaci¨®n occidental", distanci¨¢ndose siempre "del teatro f¨¢cil del remordimiento y la confesi¨®n". "Incluso cuando se transparentan sus propias convicciones -a?ade la Academia-, como en la defensa de los derechos de los animales, arroja luz sobre los fundamentos de esta convicci¨®n m¨¢s que argumentar en su favor".
El jurado destaca que la obra de Coetzee se asemeja al famoso cuadro de Magritte en el que un hombre contempla su propia nuca en un espejo, con personajes que, en los momentos decisivos, se quedan "detr¨¢s de s¨ª mismos, incapaces de asistir a sus actos". La pasividad se convierte de hecho en el ¨²ltimo instrumento del que dispone el ser humano para desafiar un orden opresivo en el que se distingue a la perfecci¨®n, aunque sea in¨²til, "lo que es justo de lo que no lo es".
1,1 millones de euros
Coetzeer gan¨® el Booker Prize, el galard¨®n m¨¢s importante de las letras brit¨¢nicas, por Vida y ¨¦poca de Michael K (1983), historia de un luchador por la libertad. Tambi¨¦n es el autor de las novelas Tierras en penumbra (1974), En el coraz¨®n del pa¨ªs (1977), Esperando a los b¨¢rbaros (1980) y Foe (1986). Adem¨¢s ha publicado varios libros de ensayos, como Doblando el cabo: Ensayos y entrevistas (1994). Su novela El se?or de San Petersburgo (1994) explora nuevos horizontes narrativos, haciendo regresar a un Dostoievski ficticio al San Petersburgo de 1869 desde su autoexilio de Dresden. En 2002 se publicaron en Espa?a dos de sus obras, Juventud y La Edad de Hierro (escrita en 1990).
La ceremonia de entrega se celebrar¨¢ en Estocolmo el pr¨®ximo 10 de diciembre, aniversario de la muerte del cient¨ªfico sueco Alfred Nobel, que falleci¨® en San Remo (Italia) en 1896. Nobel instituy¨® los premios que llevan su nombre en su testamento, otorgado en 1895. El 98? Nobel de Literatura est¨¢ dotado con 10 millones de coronas suecas (1,11 millones de euros). El a?o pasado el galard¨®n recay¨® en el h¨²ngaro Imre Kert¨¦sz, mientras que V. S. Naipaul lo logr¨® hace dos a?os y Gao Xingjian en 2000. Con el de Literatura comienza la semana de los Nobel. El 6 de octubre se conocer¨¢ el de Medicina, el 7 de octubre el de F¨ªsica, y el Nobel de la Paz se anunciar¨¢ el d¨ªa 10.
Fragmento de 'La edad de Hierro':
La televisi¨®n. ?Por qu¨¦ la veo?
El desfile de pol¨ªticos todas las noches: solamente tengo que ver esas caras toscas e inexpresivas, tan familiares desde la infancia, para sentir abatimiento y n¨¢useas. Los matones de la ¨²ltima fila de pupitres de la clase, chavales torpes y huesudos, ya crecidos y ascendidos para gobernar la tierra. Con sus padres y sus madres, con sus t¨ªas y t¨ªos, con sus hermanos y hermanas: una horda de langostas, una plaga de langostas negras infestando el pa¨ªs, masticando sin cesar, devorando vidas. ?Por qu¨¦ los sigo mirando, si me llenan de horror y de asco? ?Por qu¨¦ dejo que entren en la casa? ?Tal vez porque el reinado de la familia de langostas es la verdad de Sur¨¢frica, y la verdad es lo que me pone enferma? Ya no se molestan en arrogarse legitimidad. Se han sacudido de encima la raz¨®n. Lo que los absorbe es el poder y el estupor del poder. Comer y beber, masticar vidas, eructar. El parloteo lento y con la barriga llena. Sentados en c¨ªrculo, debatiendo pesadamente, emitiendo decretos como mazazos: muerte, muerte, muerte. Sin preocuparse por el hedor. P¨¢rpados pesados, ojos porcinos, iluminados por la astucia de generaciones de campesinos. Conspirando los unos contra los otros: lentas conspiraciones de campesinos que tardan d¨¦cadas en madurar. Los nuevos africanos, hombres barrigones y de mejillas colgantes sentados en sillas de oficina: reyes Cetewayo y Dingaan con pieles blancas. Enormes test¨ªculos de toro apretados contra sus mujeres y sus hijos, apretando hasta que les quitan toda la chispa. Ya no queda ninguna chispa en sus propios corazones. Corazones lentos, pesados como pudines de sangre.
Y su mensaje est¨²pidamente invariable, siempre la misma estupidez. Su gesta, despu¨¦s de a?os de meditaci¨®n etimol¨®gica sobre la palabra, es haber convertido la estupidez en virtud. Dejar estupefacto: despojar de sentimiento; aturdir, ofuscar; llenar de perplejidad. Estupor: insensibilidad, apat¨ªa, torpeza mental. Est¨²pido: con las facultades ofuscadas, indiferente, desprovisto de pensamiento o de sentimiento. De stupere, quedarse at¨®nito o pasmado. Hay una relaci¨®n de grado de estupor y estupefacci¨®n a estupidez, la esencia de la petrificaci¨®n. El mensaje: que el mensaje no cambia nunca. Un mensaje que convierte a la gente en piedra.
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