Kenia descuid¨® la seguridad debido a la proximidad de sus elecciones
Tras el doble atentado de Mombasa, Kenia intenta demostrar al mundo que no es un pa¨ªs f¨¢cil para el terrorismo. Adem¨¢s de los 12 detenidos de ayer, la polic¨ªa investiga toda la costa. Su trabajo est¨¢ recibiendo el apoyo decisivo del FBI, la CIA y los servicios secretos israel¨ªes, aunque el celo de Israel para con sus ciudadanos tambi¨¦n ha despertado las iras de los familiares de los kenianos muertos.
Pero la verdad es que el Gobierno de Nairobi ten¨ªa toda la atenci¨®n pol¨ªtica concentrada en un asunto ajeno al conflicto de Oriente Pr¨®ximo y a la red de Al Qaeda: las elecciones del 29 de diciembre, que van a suponer la salida de la escena pol¨ªtica de Daniel arap Moi despu¨¦s de 24 a?os de control del pa¨ªs. La pugna electoral se presenta muy re?ida entre el sucesor designado de Moi, Uhuru Kenyatta, y el l¨ªder de toda la oposici¨®n unida y de una facci¨®n del partido del Gobierno, Muai Kibaki. La victoria de Kibaki significar¨ªa un cambio dr¨¢stico en el pa¨ªs.
En todo caso, la apretada campa?a electoral ha supuesto que, en las ¨²ltimas semanas, la polic¨ªa, el Ej¨¦rcito, los servicios de seguridad y de fronteras, los organismos burocr¨¢ticos y todos aquellos que dependen de una u otra forma de la pol¨ªtica han estado dedicados en exclusiva a las elecciones. En la radio se escuchan los comentarios de ciudadanos: "He vuelto ayer a casa en avi¨®n y ni siquiera me han mirado el pasaporte", dice uno de los testimonios. "Aqu¨ª entra de todo, las fronteras no est¨¢n suficientemente vigiladas, no hay ninguna dificultad para el que quiera infiltrarse", se lamenta otro.
Kenia jam¨¢s ha logrado controlar la frontera con Somalia, donde hay grupos en los que no se sabe d¨®nde acaban sus actividades de bandidaje y d¨®nde comienzan sus relaciones con elementos relacionados con Al Qaeda. "Somos un pa¨ªs pac¨ªfico. Hay quien quiere transformar esto en un campo de batalla. Pero es una guerra que no tiene nada que ver con nosotros", dice el vicepresidente keniano, Musalia Mudavadi.
? La Repubblica / EL PA?S
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