?Menos impuestos para qui¨¦n?
Se ha iniciado la campa?a electoral, todav¨ªa muy alejados de la cita, con un eslogan que habla de "menos impuestos", amparado en una reforma del Impuesto sobre la Renta de las Personas F¨ªsicas que se inici¨® con el proyecto aprobado en diciembre de 1998 y que tiene su continuidad ahora en la ley que seguramente recibir¨¢ el visto bueno del Congreso de los Diputados esta misma semana.
?Qu¨¦ ha ocurrido en este periodo? Pues ha ocurrido que desde que gobierna el PP en Espa?a, seg¨²n la OCDE, organismo independiente e internacional, la presi¨®n fiscal, el esfuerzo que soportan los ciudadanos en impuestos, ha subido alrededor de dos puntos porcentuales.
Centr¨¢ndonos en el IRPF, la reforma de 1998 afecta a la renta de 1999 que presentamos los ciudadanos en junio de 2000. Y cuatro a?os despu¨¦s, en 2002, ya la estamos reformando, sin que se conozcan a¨²n los efectos y sobre todo dificultades para poder planificar adecuadamente la actividad econ¨®mica.
La carga fiscal se ha trasladado desde los contribuyentes con mayor renta a todos
Sabemos por el Instituto de Estudios Fiscales, organismo dependiente del Ministerio de Hacienda, que los efectos de la reforma han bajado la recaudaci¨®n de ese impuesto un catorce por ciento, ha habido un aumento de la renta disponible en los contribuyentes de mayor renta (al diez por ciento de rentas mas altas les correspondi¨® el 35,45 por ciento de la rebaja y al diez por ciento de rentas mas bajas el 0,41 por ciento) y, adem¨¢s, se ha producido una disminuci¨®n de los efectos redistribuidos del impuesto.
No mencionar¨¦ aqu¨ª, porque creo que no era el principal problema, los ingresos que declaraban de media los empresarios o los profesionales, s¨®lo dir¨¦ que las rentas de los asalariados son las que soportan la mayor parte del impuesto. En la anterior reforma, si sus rentas proven¨ªan del trabajo, pod¨ªa llegar a pagar el 45 por ciento de las mismas. En la actual, el 42 por ciento.
En cambio, si sus rentas proven¨ªan de rendimientos del capita, pagar¨ªa un 18 y un 15 por ciento respectivamente sea cual sea la cantidad.
Lo que quiero poner de manifiesto no obstante no es s¨®lo la injusticia del sistema fiscal, sino lo inadecuado de la reforma fiscal desde el punto de vista de la pol¨ªtica econ¨®mica para fomentar el crecimiento y la creaci¨®n de empleo.
La anterior reforma del IRPF se produjo en un contexto de crecimiento econ¨®mico sostenido, con baja inflaci¨®n y fuerte creaci¨®n de empleo. La reforma actual se producir¨¢ en un contexto de fuerte inflaci¨®n y bajo crecimiento con una ralentizacion de la creaci¨®n de empleo.
Los efectos de la anterior reforma desde el punto de vista de la equidad (la correcta distribuci¨®n de la carga fiscal) ya hemos visto cuales han sido. Pero a ellos hay que a?adir un efecto m¨¢s: la elevaci¨®n de los precios de una manera significativa. Ha sido precisamente esa elevaci¨®n de precios y no el crecimiento real de la econom¨ªa lo que ha hecho crecer los ingresos fiscales.
El incremento de la recaudaci¨®n estimada por IRPF en los presupuestos del pr¨®ximo a?o, un 2,7 por ciento, estar¨ªa tres puntos porcentuales por debajo del PIB estimado a precios de mercado.
La alta inflaci¨®n que hoy padecemos, no compensada con incrementos importantes de productividad por la aton¨ªa inversora, es un indicador claro de p¨¦rdida de competitividad y menor creaci¨®n de empleo en el futuro.
La elevaci¨®n de tasas y precios p¨²blicos, unida a la creaci¨®n de nuevos impuestos como el de las ventas minoristas de hidrocarburos, que se han producido para compensar el coste recaudatorio de la reforma del IRPF que ya hemos visto lo mal que se ha repartido, ha contribuido tambi¨¦n a trasladar injustamente la carga fiscal desde los contribuyentes con mayor poder adquisitivo, a todos los dem¨¢s.
La reforma es tambi¨¦n inadecuada porque los contribuyentes con menor poder adquisitivo o que no tienen que hacer declaraci¨®n de renta, tienen menos posibilidades de acceder a las desgravaciones con las que ilustra la propaganda de sus reformas fiscales el Gobierno. Con lo cual queda claro que las pol¨ªticas sociales que pretenden realizarse a trav¨¦s de la fiscalidad y no a trav¨¦s del gasto p¨²blico, en la mayor¨ªa de las ocasiones dejan fuera a quienes m¨¢s las necesitan.
Lo que es evidente es que a una Hacienda que tradicionalmente ha venido cerrando el presupuesto con d¨¦ficit en los ¨²ltimos a?os, se le ha quitado capacidad recaudatoria con las dos reformas. Esto deber¨ªa haber contribuido a bajar la inflaci¨®n. No se ha conseguido porque ha habido una incorrecta e injusta asignaci¨®n de los beneficios fiscales.
No se ha generado un mayor crecimiento pero s¨ª una mayor inflaci¨®n. El d¨¦ficit presupuestario que se produce como consecuencia de la menor recaudaci¨®n, se viene compensando, para cumplir la Ley de Estabilidad Presupuestaria, con el exceso de cotizaciones sociales. Con lo que a un impuesto sobre el trabajo, le a?adimos un impuesto sobre los asalariados, que es a lo que ha quedado reducido el IRPF despu¨¦s de las sucesivas reformas del Gobierno.
Acabar¨¦ diciendo que esta nueva reforma, hubiera sido innecesaria (seg¨²n algunas estimaciones el 40 por ciento de la rebaja de impuestos se ha esfumado con el crecimiento de los precios y las rentas mas bajas han incrementado su presi¨®n fiscal) en el caso de que se hubieran ido adecuando a?o tras a?o, las tarifas y los m¨ªnimos exentos, al crecimiento de la inflaci¨®n. Claro que entonces no le deber¨ªamos la "rebaja de impuestos" al Partido Popular, sino que habr¨ªa sido un derecho que la ley nos reconoc¨ªa.
Joan Lerma es ex presidente de la Generalitat.
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