La pasi¨®n por el arte
De ni?a, Pilar Citoler se sent¨ªa especialmente atra¨ªda por el color, el espacio y la luz. Se trataba de una reacci¨®n instintiva. Su vista se dirig¨ªa m¨¢s hacia las composiciones art¨ªsticas que hacia los juguetes. "Era una especie de fascinaci¨®n hacia la imagen y la est¨¦tica", recuerda. Con 16 a?os fue a Par¨ªs a aprender franc¨¦s, y all¨ª se gastaba sus ahorros en comprar postales con reproducciones de obras de maestros de vanguardia, y en ir a exposiciones y galer¨ªas de arte. "En aquella ¨¦poca , faltaba en Espa?a Ilustraci¨®n, con may¨²sculas, hab¨ªa limitaciones literarias... En Par¨ªs fue donde descubr¨ª mi atracci¨®n fatal por las obras de arte", cuenta.
Nacida en Zaragoza un 13 de septiembre cuando la ciudad despertaba con un bombardeo, Pilar Citoler, odont¨®loga y coleccionista de arte, es una mujer que ha abordado su vida en libertad, caminando por un sendero de doble v¨ªa hacia su profesi¨®n y el mundo de las artes. Y esta ¨²ltima bifurcaci¨®n es la que le ha llevado a ir adquiriendo en los ¨²ltimos 30 a?os 900 obras de arte, pinturas, esculturas, obra gr¨¢fica y fotograf¨ªas. Parte de este tesoro, y bajo el nombre de CIRCA XX, est¨¢ siendo expuesta desde el 18 de octubre y hasta el 8 de diciembre en el Centro de Exposiciones y Congresos de Zaragoza. "Es mi primera exposici¨®n y quer¨ªa que fuera en mi tierra natal", afirma.
"Cuando entraba en una galer¨ªa convencida de que no iba a comprar nada, siempre sal¨ªa con alguna obra. Siento por mi colecci¨®n una gran satisfacci¨®n y plenitud"
El amor hacia la pl¨¢stica de Pilar Citoler no procede de una herencia gen¨¦tica o del contagio de sus m¨¢s allegados. Pero el ambiente liberal de la familia, con un padre que estimul¨® a sus cuatro hijas a estudiar en la Universidad como su hermano mayor y a valerse por s¨ª mismas, y la ciudad de Zaragoza, "en la que hab¨ªa una gran sensibilidad hacia el arte, dentro de las limitaciones de la ¨¦poca", sirvieron para que la intuici¨®n y el instinto se plasmaran en afici¨®n consciente de por vida. M¨¢s adelante, ya en Madrid, donde curs¨® sus estudios universitarios, un amigo, Tom¨¢s Garc¨ªa Asensio, entregado al constructivismo geom¨¦trico; una amiga, Isabel Cajide, que lleg¨® a ser comisaria de exposiciones del Ministerio de Cultura, y otra mujer, Pilar Santa Cruz de Inguanzo, propietaria de la galer¨ªa de vanguardia Inguanzo, terminaron por meterla de lleno en un mar de lienzos y esculturas. Pilar Citoler no ten¨ªa dudas: Entregada ya a su profesi¨®n, eleg¨ªa ir a exposiciones y museos al salir de trabajar, renunciando a ir de copas. "Mi inter¨¦s se centraba en conseguir informaci¨®n y contactos. Cuando entraba en una galer¨ªa convencida de que no iba a comprar nada, siempre sal¨ªa con alguna obra", cuenta. Hasta llegar a nuestros d¨ªas con una colecci¨®n por la que siente "una gran satisfacci¨®n y plenitud, que no es tanto por el n¨²mero de obras, sino por cada una de ellas en s¨ª. Un cuadro, una escultura peque?ita y deliciosa, una obra gr¨¢fica, conseguidos a base de sacrificio y de dedicar mi vida... es importante", dice.
La primera vez que pic¨® en plan serio fue en 1969, con un ¨®leo de Jos¨¦ Caballero, El andaluz perdido, que adquiri¨® en la galer¨ªa Juana Mord¨® de Madrid. Despu¨¦s, la ruleta se convirti¨® en interminable: autores de tendencia constructiva como Jos¨¦ Mar¨ªa de Labra o Juli¨¢n Gil, Elena Asins, Jos¨¦ Mar¨ªa Cruz Novillo... Firmas europeas: Dubuffet, Le Corbusier, L¨¨ger, Henri Michaux... El movimiento pop norteamericano... La fotograf¨ªa... Un mundo de tentaciones al que no pudo ni quiere resistirse.
Sin trabas
Con el tiempo, su consulta de odont¨®loga fue siendo frecuentada por otros aficionados, lo que contribuy¨® a que permaneciera fiel a su tendencia. Hija, nieta y sobrina de odont¨®logos -"a los 10 a?os ya entraba en la consulta de mi padre con bata blanca", recuerda-, su ¨¦xito profesional le posibilita engrosar su colecci¨®n "de una manera asequible". Esto, unido a la libertad de tiempo que le permite su condici¨®n de soltera y a que desde ni?a nadie le ha puesto trabas, han hecho de Pilar Citoler una persona que, ante todo, no teme a la soledad. "Cuando una mujer se entrega a su profesi¨®n y sus aficiones, llena mucho su vida. El coleccionismo puede ser una forma de establecer un contacto muy positivo con la sociedad, con las personas y con la vida, y eso llega a formar parte de uno mismo. Adquieres seguridad y sirve de desarrollo mental y espiritual".
Para alcanzar este estado, Pilar Citoler ha contado con su manera de ser, pero tambi¨¦n con la educaci¨®n y el apoyo de su n¨²cleo familiar. "Mi padre ten¨ªa una visi¨®n de futuro muy clara y quiso que todas las hijas estuvieran preparadas para salir adelante solas, sin depender de nadie", comenta. "La familia con problemas o violencias", a?ade, "puede llegar a perturbar y traumatizar. Pienso en esas mujeres que reciben malos tratos de su pareja. Eso tiene que ser terrible y debe de marcar mucho a los hijos. Para escapar de esa situaci¨®n, lo m¨¢s importante, incluso m¨¢s que lo econ¨®mico, es no tener miedo a la soledad".
Pilar reconoce que ha disfrutado de una infancia muy cercana a la felicidad, pero no olvida que otras mujeres lo tuvieron m¨¢s dif¨ªcil: "En mi casa hab¨ªa la holgura necesaria para que todos pudi¨¦ramos estudiar. Afortunadamente, hoy es diferente, las facilidades de acceso a la Universidad no tienen nada que ver con mi ¨¦poca. Por supuesto, siguen influyendo las capas sociales, pero el acceso a la cultura ha mejorado", concluye.
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