El FMI y Argentina, a cara de perro

Desde que Argentina suspendi¨® los pagos de sus deudas con los acreedores privados a finales de 2001, el Gobierno de Buenos Aires y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington est¨¢n intentando llegar a un acuerdo que, para estas alturas, supone un s¨ªmbolo m¨¢s que una soluci¨®n para la crisis del pa¨ªs. Despu¨¦s de que el FMI, a principios de este a?o, aplazara los pagos de unos vencimientos por 2.700 millones de d¨®lares por un a?o, para evitar la quiebra total del pa¨ªs, ya no hubo un solo gesto concreto m¨¢s por parte del Fondo para con Argentina. Declaraciones de buena voluntad, muchas; de confianza, otras tantas; pero medidas o ayudas concretas, ninguna.

Casi un a?o despu¨¦s de la suspensi¨®n de pagos, la situaci¨®n, en t¨¦rminos de ayuda crediticia o en lo referente a un nuevo aplazamiento de los pagos, sigue sin haber novedad. Ni Argentina ni el FMI han logrado cerrar un acuerdo. Lo que s¨ª ha variado desde entonces es la relaci¨®n, que cada vez es m¨¢s fr¨ªa y lejana. De hecho, ya en la sede del Fondo, seg¨²n fuentes de otro organismo multilateral que trabaja cerca del FMI en el caso argentino, nadie se ha desesperado por cerrar el acuerdo con Buenos Aires lo antes posible.

Lavagna dice que "no hay ning¨²n obst¨¢culo t¨¦cnico que impida" un acuerdo, por lo que se deduce que es el frente pol¨ªtico el mayor obst¨¢culo

El Ejecutivo argentino ha dicho una y otra vez que ha cumplido las exigencias que el Fondo ha puesto para cerrar el acuerdo, que ya en los ¨²ltimos tiempos no consist¨ªa en ayuda financiera, es decir, dinero contante y sonante para Argentina, sino el aplazamiento de unos vencimientos de deuda por valor de 15.000 millones de d¨®lares que vencen a finales de este a?o y el pr¨®ximo. Adem¨¢s de la postergaci¨®n, est¨¢ previsto que a Argentina, que en lo que va de a?o ya ha desembolsado 4.000 millones, se le devuelva para sanear sus cuentas. Si no se le reintegra todo, al menos recibir¨¢ 1.000 millones para rescatar los bonos de deuda que emiten las provincias y que circulan como moneda paralela al peso.

Lo que s¨ª est¨¢ claro es que el FMI es reacio a dar dinero a Argentina debido a que la mala gesti¨®n y la corrupci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs sigue siendo un serio problema. De hecho, el secretario del Tesoro de EE UU, Paul O'Neill, lleg¨® a declarar que varios pa¨ªses suramericanos s¨®lo merecer¨ªan nuevos pr¨¦stamos cuando ofrecieran garant¨ªas de que el dinero no ser¨ªa desviado a cuentas bancarias en Suiza. Desde el Fondo nunca hubo una indirecta tan directa contra la clase pol¨ªtica suramericana, y en especial contra la argentina, pero el malestar contra la crisis interna argentina se ha hecho sentir en el seno del organismo.

La fricci¨®n lleg¨® a tal punto que desde Argentina, en una entrevista reciente, el ministro de Econom¨ªa argentino, Roberto Lavagna, dijo, despu¨¦s de reconocer que "la responsabilidad primera" de lo que hizo Argentina en materia econ¨®mica desde los a?os 1994 y 1995 "es interna", subray¨® que en "todos esos a?os los organismos sostuvieron con ceguera ese modelo que condujo a una deuda y a un desempleo descomunales" y que el FMI hab¨ªa "fallado en todos sus pron¨®sticos de los ¨²ltimos tiempos. Hasta junio sosten¨ªa que Argentina estaba al borde de la hiperinflaci¨®n, el colapso financiero y la recesi¨®n. La realidad desminti¨® este diagn¨®stico t¨¦cnico. Le est¨¢ costando mucho readaptarse a un nuevo diagn¨®stico y entonces introduce elementos pol¨ªticos". Y a?adi¨®: "No hay ning¨²n obst¨¢culo t¨¦cnico que impida" un acuerdo con el FMI.

El obst¨¢culo para el pacto entonces es puramente pol¨ªtico, seg¨²n el ministro argentino. De hecho, el ministro de Producci¨®n argentino, An¨ªbal Fern¨¢ndez, lleg¨® a denunciar que economistas afines a el ex presidente Carlos Menem hab¨ªan ido a Washington para convencer al Fondo para que no firme ning¨²n acuerdo con el actual Gobierno del presidente Duhalde y que esperase a que ellos ganaran las elecciones en abril pr¨®ximo. Fuentes cercanas al Fondo aseguran que mientras los pol¨ªticos argentinos no se comporten, no habr¨¢ ning¨²n acuerdo.