Turqu¨ªa, el cliente favorito del FMI
No es cierto que todos los pa¨ªses emergentes tengan el mismo grado de dificultades con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Una cosa es Brasil, otra Argentina... y otra Turqu¨ªa. Pa¨ªs fundador de la OTAN, eterno aspirante a la entrada en la Uni¨®n Europea, cortejado por Bush para obtener su apoyo ante un ataque a Irak (EE UU le asegura ayudas econ¨®micas y su inmenso poder de lobby frente a los Quince), Turqu¨ªa ha sido un pa¨ªs mimado por el FMI, que le ha obsequiado con cr¨¦ditos superiores a los 30.000 millones de d¨®lares, m¨¢s que a cualquier otro cliente.
Siendo el mayor deudor del organismo multilateral, Turqu¨ªa todav¨ªa tiene pendiente de desembolso algunos cr¨¦ditos m¨¢s (del FMI y del Banco Mundial). Para conseguirlos se tendr¨¢ que estrenar el nuevo interlocutor: el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), que acaba de ganar las elecciones por mayor¨ªa absoluta y que est¨¢ in¨¦dito en el arte de gobernar. Ello suscita inc¨®gnitas hasta ahora no contempladas, entre otras la de qu¨¦ significa ser "islamista moderado". El nuevo primer ministro, Abdala G¨¹l (antiguo ejecutivo de la gran banca ¨¢rabe en Europa) se encuentra con una coyuntura macroecon¨®mica ligeramente mejor que la de los peores tiempos: hip¨®tesis de una econom¨ªa en crecimiento para el a?o que finaliza, reducci¨®n de la inflaci¨®n, super¨¢vit fiscal primario... Ello, como consecuencia del riguroso plan de ajuste instrumentado por el anterior zar de la econom¨ªa Kemal Darvis (ex vicepresidente del Banco Mundial), que aplic¨® en parte las recetas del FMI (reestructuraci¨®n econ¨®mica, flexibilizaci¨®n laboral, privatizaciones, limpieza del sistema bancario...).
Esa mejora es muy relativa. Turqu¨ªa acaba de pasar la peor crisis desde la segunda guerra mundial. Seg¨²n algunas estad¨ªsticas, su econom¨ªa se contrajo en 2001 casi un 10%, la lira se depreci¨® respecto al d¨®lar m¨¢s de un 50% y la inflaci¨®n se aproxim¨® en ese mismo a?o al 70%. Adem¨¢s, las recetas del FMI no son indoloras: el crecimiento espectacular del desempleo se a?adi¨® a circunstancias pol¨ªticas como la fuerte corrupci¨®n. De esa combinaci¨®n salen las explicaciones para un cambio tan radical del mapa pol¨ªtico como el que se acaba de producir en el Parlamento, en el que las antiguas formaciones pol¨ªticas, de uno y otro signo, han sido barridas. Transformaciones tel¨²ricas tan significativas suelen remitir el apetito de la inversi¨®n extranjera, poco acostumbrada al riesgo. Adem¨¢s, la tradici¨®n intervencionista de los militares turcos ataturkistas ante cualquier islamizaci¨®n de la sociedad aumenta la alerta.
Si hay alguna caracter¨ªstica que sobresale por encima de las dem¨¢s en la econom¨ªa turca es la enorme fragilidad de su sistema financiero. Una fragilidad, por otras causas, a la japonesa. Su necesidad de recapitalizaci¨®n, las pol¨ªticas clientelares aplicadas, las tradicionales pasarelas entre el poder bancario y el poder pol¨ªtico han debilitado a este sector hasta extremos inimaginables en otros pa¨ªses occidentales. En 1999, en Turqu¨ªa funcionaban m¨¢s de 80 fichas bancarias; hoy no llegan a 60. El resto fueron intervenidas por el Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos. Cualquier nuevo acuerdo con el FMI pasa por continuar fortaleciendo al sector financiero, as¨ª como por un reajuste en la plantilla de empleados p¨²blicos, hinchada artificialmente en los ¨²ltimos tiempos.
En este entorno, los compromisos pol¨ªticos y econ¨®micos se confunden. Cuando los dirigentes del AKP multiplican su presencia en las capitales europeas demandando fechas concretas para la entrada en la UE, sus interlocutores no exigen s¨®lo un compromiso expl¨ªcito sobre la homologaci¨®n de los derechos humanos en Turqu¨ªa con los de la UE, sino bases n¨ªtidas de cu¨¢l va a ser la pol¨ªtica econ¨®mica a aplicar. Con una ventaja para los nuevos gobernantes: que encontrar¨¢n una mayor comprensi¨®n del FMI que cualquiera de los pa¨ªses emergentes con problemas similares, o incluso menores, de los que tiene Turqu¨ªa. La geopol¨ªtica influye directamente en la econom¨ªa. M¨¢s que el super¨¢vit o el d¨¦ficit fiscal.
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