El mundo econ¨®mico examina a los pol¨ªticos

Tambi¨¦n en pol¨ªtica saber escuchar es virtud. Y darle la espalda a la autocr¨ªtica, un giro poco recomendable.

A los empresarios reunidos en Sitges (Barcelona) estos d¨ªas por el C¨ªrculo de Econom¨ªa, una de las plataformas econ¨®micas m¨¢s influyentes del pa¨ªs, no se les escaparon ambos gestos ante el desfile de figuras tan destacadas de la pol¨ªtica como Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que les record¨® la sucesi¨®n pendiente en el PP con un "yo me voy", Rodrigo Rato, uno de los aspirantes a sucederle; Josep Piqu¨¦, que en unos meses planea oficializar su condici¨®n de candidato a presidir la Generalitat; Jordi Pujol, que agota sus ¨²ltimos meses en palacio; Artur Mas, su delf¨ªn; Pasqual Maragall,

que ser¨¢ su contrincante por parte socialista, y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, l¨ªder de la oposici¨®n que se someti¨® a su bautismo ante un empresariado definido por Aznar como el "pilar central del proyecto econ¨®mico de Espa?a".

Si el debate de Sitges se vio condicionado por el horizonte electoral de 2003 y 2004, el presidente del C¨ªrculo y presidente de Gas Natural, Antoni Brufau, refresc¨® un pasado reciente que en Catalu?a atiz¨® el fuego pol¨ªtico: su documento contra el modelo radial de crecimiento y el centralismo econ¨®mico favorecidos por el PP.

Zapatero lleg¨® y dijo: "Tambi¨¦n vengo a escuchar". El l¨ªder de la oposici¨®n, en l¨ªnea con Maragall, pero en un tono percibido como m¨¢s ilusionante, se mostr¨® "partidario de que los organismos del Estado se repartan por todo el territorio" y sugiri¨® tener ya "alguna idea al respecto" en el caso de que gobierne, adem¨¢s de apostar por unas comunidades aut¨®nomas con "m¨¢s voz" en Europa. Directivos como Josep Arcas (Nestl¨¦) o Miquel Llad¨® (Bimbo) no dejaron de subrayarlo con una taza de caf¨¦ en la mano. Un responsable pol¨ªtico ajeno al PSOE insinu¨® que "no hay tanta distancia entre el discurso de Zapatero y el de Mas". ?ste reclama un nuevo estatuto. Maragall quiere una reforma.

Aznar, que, como Rato, dio por asentados los cimientos de una inminente recuperaci¨®n econ¨®mica, convenci¨® a los ya convencidos, como Josep Maria Pujol (Ficosa). Pero eran muchos los que se mostraron algo frustrados con el presidente del Gobierno, que pr¨¢cticamente repiti¨® su tercer discurso ante empresarios catalanes en las ¨²ltimas semanas, pas¨® por alto la inflaci¨®n y se cerr¨® en banda a toda pol¨ªtica "alternativa" a la suya.

Sus ministros, m¨¢s abiertos a la autocr¨ªtica, le rescataron y gustaron. Rato, pese a mostrar su cara m¨¢s t¨¦cnica de ministro de Econom¨ªa, y Piqu¨¦, muy consciente de su p¨²blico, jugaron limpio. El primero volvi¨® a admitir que la inflaci¨®n es el principal problema de la econom¨ªa espa?ola y calific¨® de "insostenible" el diferencial de precios actual respecto a Europa. Como Piqu¨¦, tambi¨¦n critic¨® la brecha de Espa?a en materia de I+D y en innovaci¨®n.

El ministro catal¨¢n reconoci¨® que Catalu?a se est¨¢ quedando descolgada en materia de inversi¨®n p¨²blica. Eso s¨ª, con un estilo pragm¨¢tico que gusta a los socios del C¨ªrculo y a riesgo de resultar impopular, Rato fue inclemente con cualquier tentaci¨®n populista al hablar del funcionamiento del Estado de las Autonom¨ªas: "Espa?a tiene un grado de descentralizaci¨®n notable, desconocido en nuestra historia y sin comparaci¨®n en nuestro entorno".