Instrucci¨®n opcional
?Ah, no es obligatoria! El cat¨®lico vasco hab¨ªa pasado diez d¨ªas de angustia y desasosiego. La instrucci¨®n pastoral de la Conferencia Episcopal de Espa?a sobre el terrorismo y el nacionalismo le hab¨ªa producido una honda preocupaci¨®n, tanto por lo que el texto dec¨ªa como por lo que diversos hermeneutas ven¨ªan diciendo que dec¨ªa. El asunto de la violencia ya lo ten¨ªa claro desde hac¨ªa muchos a?os, pero ahora resultaba que tambi¨¦n era malo el nacionalismo, o algunos nacionalismos, especialmente los nacionalismos que aspiraban a cambiar la Constituci¨®n, o s¨®lo los que quer¨ªan cambiarla por la fuerza, o sin consenso; en fin, no lo hab¨ªa entendido muy bien.
Pero el hecho mismo de no entenderlo le hab¨ªa llevado a buscar el texto completo de la pastoral en Internet (cosa cada vez m¨¢s complicada, por la man¨ªa de los diarios de limitar el acceso gratuito a sus ediciones digitales), a leerlo varias veces, a comentarlo con otras personas, a recopilar las variadas opiniones expresadas al respecto en art¨ªculos de opini¨®n publicadas en peri¨®dicos diversos (cosa cada vez m¨¢s complicada, etc.). De esta manera, al cabo de los d¨ªas se hab¨ªa hecho con un dossier de regular grosor, que se dispon¨ªa a estudiar en profundidad durante el fin de semana.
No era un intelectual, aunque por supuesto ten¨ªa sus opiniones pol¨ªticas, pero se sent¨ªa obligado a tomar en consideraci¨®n, seriamente, un documento tan importante, elaborado adem¨¢s en torno a una cuesti¨®n tan central, con tantas aristas, y que tanto afectaba a la vida de los creyentes y, en general, de la ciudadan¨ªa vasca. Una cuesti¨®n que hab¨ªa sido en tantas ocasiones, con raz¨®n o sin ella, piedra de esc¨¢ndalo. Por eso, estaba convencido de que, en breve, alguna instituci¨®n eclesial organizar¨ªa alg¨²n tipo de acto p¨²blico -unas jornadas de reflexi¨®n, alg¨²n seminario, un ciclo de conferencias- para ayudarle discernir de la mejor manera posible los retos que la citada instrucci¨®n pastoral supon¨ªan para su fe y para su identidad cristiana.
Se puso, pues, manos a la obra. La tarea resultaba ser m¨¢s complicada a¨²n de lo previsto. Tomar el texto tal cual, asumirlo en su literalidad, le parec¨ªa poco adulto: al fin y al cabo, era un hijo del postconcilio. Pero tampoco estaba muy convencido de que lo mejor fuera pasar la pastoral por el tamiz de su libre albedr¨ªo: tal estrategia le parec¨ªa un poco demasiado protestante, adem¨¢s de no resolverle ninguna de sus muchas dudas. Por otro lado, intentar comprender el alcance del texto a la luz de las diversas interpretaciones del mismo hechas p¨²blicas por sus comentaristas tampoco le resolv¨ªa la papeleta: la distancia entre ellas era absoluta, hasta el punto de que parec¨ªan referirse a textos distintos.
A¨²n quedaba la posibilidad de que alguna instituci¨®n eclesial, sensible a la situaci¨®n de incertidumbre en que se encontraban, seguro, miles de cat¨®licos vascos, asumiera la tarea de intentar hacer luz entre tantas sombras facilitando espacios para la reflexi¨®n pausada y el di¨¢logo sereno. Pero los d¨ªas pasaban, nada de esto ocurr¨ªa y ¨¦l ya estaba alcanzando unos niveles de preocupaci¨®n francamente insoportables.
Por eso, al saber por fuentes episcopales vascas que la citada instrucci¨®n de la Conferencia Episcopal no era "moralmente vinculante para la formaci¨®n del criterio y del comportamiento de todos los creyentes", no pudo reprimir un suspiro de alivio. Siempre hab¨ªa pensado que las instrucciones eran, precisamente, eso: instrucciones, pautas para la realizaci¨®n de una tarea, indicaciones sobre la mejor manera, en ocasiones la ¨²nica manera, de hacer las cosas. Pero, al parecer, en el mundo del episcopado las cosas no siempre son lo que parecen.
Ya pod¨ªa dormir tranquilo pues seguramente sus opciones pol¨ªticas, fuesen las que fuesen, eran moralmente irreprochables. La Iglesia acababa de manifestar su irrelevancia doctrinal en cuestiones de identidad nacional. ?Por qu¨¦ seguir entonces preocup¨¢ndose por el tema?
El cat¨®lico vasco cogi¨® el dossier que tanto le hab¨ªa costado reunir y lo arroj¨® al contenedor azul. Al fin y al cabo, doctores tiene la Iglesia...
?Ah, no es obligatoria! El cat¨®lico vasco hab¨ªa pasado diez d¨ªas de angustia y desasosiego. La instrucci¨®n pastoral de la Conferencia Episcopal de Espa?a sobre el terrorismo y el nacionalismo le hab¨ªa producido una honda preocupaci¨®n, tanto por lo que el texto dec¨ªa como por lo que diversos hermeneutas ven¨ªan diciendo que dec¨ªa. El asunto de la violencia ya lo ten¨ªa claro desde hac¨ªa muchos a?os, pero ahora resultaba que tambi¨¦n era malo el nacionalismo, o algunos nacionalismos, especialmente los nacionalismos que aspiraban a cambiar la Constituci¨®n, o s¨®lo los que quer¨ªan cambiarla por la fuerza, o sin consenso; en fin, no lo hab¨ªa entendido muy bien.
Pero el hecho mismo de no entenderlo le hab¨ªa llevado a buscar el texto completo de la pastoral en Internet (cosa cada vez m¨¢s complicada, por la man¨ªa de los diarios de limitar el acceso gratuito a sus ediciones digitales), a leerlo varias veces, a comentarlo con otras personas, a recopilar las variadas opiniones expresadas al respecto en art¨ªculos de opini¨®n publicadas en peri¨®dicos diversos (cosa cada vez m¨¢s complicada, etc.). De esta manera, al cabo de los d¨ªas se hab¨ªa hecho con un dossier de regular grosor, que se dispon¨ªa a estudiar en profundidad durante el fin de semana.
No era un intelectual, aunque por supuesto ten¨ªa sus opiniones pol¨ªticas, pero se sent¨ªa obligado a tomar en consideraci¨®n, seriamente, un documento tan importante, elaborado adem¨¢s en torno a una cuesti¨®n tan central, con tantas aristas, y que tanto afectaba a la vida de los creyentes y, en general, de la ciudadan¨ªa vasca. Una cuesti¨®n que hab¨ªa sido en tantas ocasiones, con raz¨®n o sin ella, piedra de esc¨¢ndalo. Por eso, estaba convencido de que, en breve, alguna instituci¨®n eclesial organizar¨ªa alg¨²n tipo de acto p¨²blico -unas jornadas de reflexi¨®n, alg¨²n seminario, un ciclo de conferencias- para ayudarle discernir de la mejor manera posible los retos que la citada instrucci¨®n pastoral supon¨ªan para su fe y para su identidad cristiana.
Se puso, pues, manos a la obra. La tarea resultaba ser m¨¢s complicada a¨²n de lo previsto. Tomar el texto tal cual, asumirlo en su literalidad, le parec¨ªa poco adulto: al fin y al cabo, era un hijo del postconcilio. Pero tampoco estaba muy convencido de que lo mejor fuera pasar la pastoral por el tamiz de su libre albedr¨ªo: tal estrategia le parec¨ªa un poco demasiado protestante, adem¨¢s de no resolverle ninguna de sus muchas dudas. Por otro lado, intentar comprender el alcance del texto a la luz de las diversas interpretaciones del mismo hechas p¨²blicas por sus comentaristas tampoco le resolv¨ªa la papeleta: la distancia entre ellas era absoluta, hasta el punto de que parec¨ªan referirse a textos distintos.
A¨²n quedaba la posibilidad de que alguna instituci¨®n eclesial, sensible a la situaci¨®n de incertidumbre en que se encontraban, seguro, miles de cat¨®licos vascos, asumiera la tarea de intentar hacer luz entre tantas sombras facilitando espacios para la reflexi¨®n pausada y el di¨¢logo sereno. Pero los d¨ªas pasaban, nada de esto ocurr¨ªa y ¨¦l ya estaba alcanzando unos niveles de preocupaci¨®n francamente insoportables.
Por eso, al saber por fuentes episcopales vascas que la citada instrucci¨®n de la Conferencia Episcopal no era "moralmente vinculante para la formaci¨®n del criterio y del comportamiento de todos los creyentes", no pudo reprimir un suspiro de alivio. Siempre hab¨ªa pensado que las instrucciones eran, precisamente, eso: instrucciones, pautas para la realizaci¨®n de una tarea, indicaciones sobre la mejor manera, en ocasiones la ¨²nica manera, de hacer las cosas. Pero, al parecer, en el mundo del episcopado las cosas no siempre son lo que parecen.
Ya pod¨ªa dormir tranquilo pues seguramente sus opciones pol¨ªticas, fuesen las que fuesen, eran moralmente irreprochables. La Iglesia acababa de manifestar su irrelevancia doctrinal en cuestiones de identidad nacional. ?Por qu¨¦ seguir entonces preocup¨¢ndose por el tema?
El cat¨®lico vasco cogi¨® el dossier que tanto le hab¨ªa costado reunir y lo arroj¨® al contenedor azul. Al fin y al cabo, doctores tiene la Iglesia...
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