La marginaci¨®n de la mujer dispara la poblaci¨®n e hipoteca el futuro de los pa¨ªses m¨¢s pobres
Alta mortalidad infantil, escasa esperanza de vida, ¨ªnfima escolarizaci¨®n, sanidad deficiente: todos los indicadores manejados por la ONU en su Estado de la poblaci¨®n mundial 2002 van mal simult¨¢neamente en los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo. Ninguna sorpresa hasta ah¨ª. Pero lo peor, seg¨²n Naciones Unidas, es que esos mismos pa¨ªses son los que m¨¢s marginan a su poblaci¨®n femenina, y con ello yugulan su ¨²nica esperanza de romper el maleficio y entrar en la senda del desarrollo econ¨®mico y social.
La poblaci¨®n mundial, que ahora es de 6.211 millones de personas, est¨¢ increment¨¢ndose a una tasa moderada, cercana al 1,2% anual (¨¦sa es la proyecci¨®n media de la ONU para el periodo 2000-2005). Pero ese promedio no debe ocultar los crecimientos excesivos que siguen sufriendo las regiones m¨¢s deprimidas. ?frica crece al 2,3% de media, con pa¨ªses como Eritrea, Somalia, Liberia y Sierra Leona que superan el 4%. La poblaci¨®n de 15 pa¨ªses asi¨¢ticos est¨¢ creciendo por encima del 2%, y cinco de ellos superan el 3%. En Am¨¦rica crecen por encima del 2% Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Bolivia y Paraguay.
Los expertos de la ONU consideran probado que esas altas tasas de fertilidad son un grav¨ªsimo obst¨¢culo para el desarrollo de estos pa¨ªses: las mujeres m¨¢s pobres, adem¨¢s de jugarse la salud en cada embarazo y la vida en cada parto, ven hipotecadas sus escasas oportunidades de desarrollo personal al cargarse de hijos. Cuantos m¨¢s ni?os hay en el pa¨ªs, a menos tocan en salud y educaci¨®n, y crece una nueva generaci¨®n de trabajadores mal preparados y condenados en el mejor de los casos a un sueldo m¨ªsero. En las comunidades rurales, las tierras familiares han de dividirse en demasiados fragmentos. Las familias no pueden ahorrar, sin ahorro no hay inversi¨®n, y sin inversi¨®n no hay crecimiento econ¨®mico.
La ¨²nica esperanza de romper ese c¨ªrculo vicioso es, seg¨²n la ONU, reducir la fertilidad. Tener menos hijos permite a la mujer acceder a un trabajo remunerado. Los ingresos de la familia crecen, su alimentaci¨®n mejora, y su salud tambi¨¦n. Una familia peque?a puede permitirse objetivos que trasciendan la satisfacci¨®n de las necesidades m¨¢s b¨¢sicas. Con menos ni?os, el gasto p¨²blico en educaci¨®n se hace m¨¢s soportable. Naciones Unidas calcula que una reducci¨®n de s¨®lo el 0,4% en la tasa de natalidad reduce el ¨ªndice de pobreza en un 2,4% en la siguiente d¨¦cada.
La experiencia demuestra que la reducci¨®n de la natalidad es indisociable del acceso de la mujer a la educaci¨®n y, por supuesto, de unos sistemas p¨²blicos, eficaces y justos de planificaci¨®n familiar y salud reproductiva. La ONU hace por ello una llamada urgente para que las mujeres de los pa¨ªses pobres puedan evitar los embarazos no deseados, acceder a la educaci¨®n y, ante todo, liberarse de la discriminaci¨®n sistem¨¢tica que padecen en medio mundo. Los pa¨ªses que consienten la marginaci¨®n de sus mujeres no tienen futuro.
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