Sida y patentes farmac¨¦uticas, un paso adelante y dos a los lados

En estos d¨ªas se escribir¨¢ sobre los diversos frentes que es necesario abordar para atajar la sangr¨ªa del sida en ?frica. De la prevenci¨®n al fortalecimiento de los sistemas sanitarios en los pa¨ªses empobrecidos, de los avances m¨¦dicos a la falta de financiaci¨®n -el fondo global para el sida est¨¢ todav¨ªa en los huesos-. Conviene, sin embargo, fijarse en uno de los factores que m¨¢s influyen a la hora de impedir el tratamiento universal de los enfermos de sida: las patentes farmac¨¦uticas. Y es necesario hacerlo, porque lo que parec¨ªa hace un a?o ser un avance en la regulaci¨®n de las patentes, se puede difuminar en las turbias aguas de la presi¨®n de las multinacionales.

A pesar de la bajada de precio producida por la presi¨®n social y la competencia, los 930 d¨®lares que cuesta una moderna combinaci¨®n de antirretrovirales en ?frica subsahariana est¨¢n fuera del alcance de la mayor parte de los pa¨ªses y de los enfermos pobres.

En el calor del juicio impuesto por las multinacionales a Sur¨¢frica, de la decisi¨®n de Brasil de impulsar su producci¨®n de gen¨¦ricos y de la campa?a internacional de presi¨®n p¨²blica, las multinacionales acentuaron su actividad a trav¨¦s de donaciones puntuales y reducciones parciales y temporales del precio de sus medicinas. Iniciativas aceptables, aunque sean parches que no resuelven la situaci¨®n. No reconocieron, sin embargo, que el problema central es el precio. Y se opusieron frontalmente a que ni se tocaran ni se interpretaran de forma abierta los Acuerdos sobre Aspectos de la Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC). Estos acuerdos, que residen en la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC), otorgan a las empresas farmac¨¦uticas 20 a?os de patente sobre sus nuevos medicamentos. As¨ª se blindan las empresas que pueden encarecer dram¨¢ticamente los tratamientos para cualquiera, sea pobre o rico.

Los ADPIC son claramente proteccionistas, protegen la propiedad intelectual, algo seguramente necesario en general. Pero hay tantas cosas que proteger que son hoy vulnerables. Y cabe preguntarse por qu¨¦ cuando se trata de los intereses de los pobres, entonces lo mejor es el mercado libre para todo, pero cuando se trata de los intereses de los poderosos, entonces el proteccionismo entra en acci¨®n. Demasiados ejemplos de este doble rasero hay en la econom¨ªa internacional.

Sin embargo, en la reuni¨®n de la OMC de Qatar en noviembre de 2001, la presi¨®n combinada de gobiernos y de organizaciones sociales del mundo entero logr¨® que en la resoluci¨®n se diera una interpretaci¨®n a los ADPIC m¨¢s abierta y que prima la salud de las personas sobre los intereses de la propiedad intelectual.

Los pa¨ªses pueden emitir "licencias obligatorias" que les permiten la producci¨®n o importaci¨®n de gen¨¦ricos bajo criterios, establecidos por los propios pa¨ªses, que tienen que ver con situaciones de crisis o emergencia sanitaria, como es el caso del sida. Esto es un un paso adelante, aunque limitado, ya que la resoluci¨®n se olvidaba de algo crucial. Permit¨ªa la importaci¨®n, pero no la exportaci¨®n de gen¨¦ricos. Con lo cual, pa¨ªses como la mayor¨ªa de los de ?frica subsahariana, que no tienen capacidad de producci¨®n propia, permanecer¨¢n en la misma situaci¨®n. Hace unas semanas, en otra reuni¨®n de la OMC en Sydney se ha contemplado una moratoria que permitir¨¢ que se exporten gen¨¦ricos mientras dure, pero s¨®lo si el Gobierno del pa¨ªs exportador concede la autorizaci¨®n para hacerlo, limitando adem¨¢s esta medida a tres enfermedades y a su aplicaci¨®n s¨®lo para los pa¨ªses m¨¢s pobres.

Todo ello reproduce una situaci¨®n injusta una vez m¨¢s. Ya que los pa¨ªses desarrollados no dependen de la autorizaci¨®n de un Gobierno tercero, tienen esa capacidad de producci¨®n y la utilizan, al menos como herramienta de negociaci¨®n.

La discusi¨®n sigue abierta y es probable que se prolongue hasta la pr¨®xima reuni¨®n ministerial de la OMC el pr¨®ximo septiembre en Canc¨²n. De cara a esta negociaci¨®n, varias organizaciones europeas hemos pedido a nuestros Gobiernos que defiendan una normativa que permita afrontar con posibilidades reales el tratamiento de los enfermos de sida y de otras enfermedades. Que sea justa, permanente, beneficiosa para todos los pa¨ªses en desarrollo, que cubra todos los productos sanitarios y que sea r¨¢pida y sencilla de aplicar por parte de estos pa¨ªses. Adem¨¢s, los pa¨ªses pobres no deber¨ªan ser presionados para hacer concesiones en otros campos de las negociaciones comerciales, a cambio de mayor tolerancia en los ADPIC. Hablamos de vidas humanas y no de una mercanc¨ªa negociable.

Los enfermos de sida en los pa¨ªses empobrecidos no pueden esperar. Ni tampoco entender que se antepongan los beneficios de las empresas al tratamiento que pueda salvarles. Ciertamente, la soluci¨®n no es f¨¢cil, se necesitan tambi¨¦n m¨¢s recursos y sistemas sanitarios m¨¢s s¨®lidos y eficaces. Pero el lastre injusto que supone la combinaci¨®n de precios imposibles con un blindaje de 20 a?os debe desaparecer ya.

Jos¨¦ Mar¨ªa Vera es director del Departamento de Campa?as y Estudios de Interm¨®n Oxfam.