Dos israel¨ªes abren una batalla legal para que Espa?a entregue a tres activistas palestinos
Los deportados fueron acogidos por el Gobierno espa?ol tras el asedio a la bas¨ªlica de Bel¨¦n
Dos mujeres israel¨ªes, vecinas del asentamiento de Nokdim, han iniciado una batalla legal con la que tratan de conseguir la entrega de los tres activistas palestinos acogidos en Espa?a desde el pasado mes de mayo, tras el asedio de la bas¨ªlica de la Natividad. Las demandantes acusan a Ibrahim Musa Abayat, Aziz Abayat y Ahmed Hemmareh de haber matado a dos de sus familiares, en un tiroteo en una carretera de Cisjordania. Tamara Lipschitz y Miriam Gorov presentaron ayer su demanda ante el Tribunal Supremo de Jerusal¨¦n.
Lipschitz y Gorov piden a los magistrados que obliguen al Gobierno de Israel a reclamar a Espa?a la extradici¨®n de los tres activistas palestinos, quienes desde el pasado 22 de mayo se encuentran en Espa?a en virtud de un pacto firmado por israel¨ªes y palestinos, y con el que se puso fin a m¨¢s de dos meses de asedio de la bas¨ªlica de la Natividad. Inicialmente, los tres estuvieron confinados en el paraje forestal de Lubia, en el municipio soriano de Cubo de Solana. Sin embargo, desde septiembre los primos Abayat se han trasladado a Zaragoza, y Hemmareh, a Soria capital.
El pacto, suscrito gracias a la mediaci¨®n de la Uni¨®n Europea y bajo las presiones de la comunidad internacional, supuso asimismo el traslado a otros cinco pa¨ªses europeos (B¨¦lgica, Portugal, Irlanda, Grecia y Chipre) de otros 10 activistas palestinos m¨¢s, entre los que se encontraba Abdul Daud, un coronel de las fuerzas de seguridad palestinas, que recientemente ha cambiado su refugio de Chipre por un asilo m¨¢s c¨®modo en Mauritania. Tambi¨¦n se acord¨® entonces la extradici¨®n a Gaza de 65 activistas menores, que, como los 13 anteriores, se encontraban encerrados en el interior del templo de la Natividad. Tras la firma del acuerdo, las tropas israel¨ªes levantaron el asedio a la bas¨ªlica de Bel¨¦n, desactivando paulatinamente el despliegue de las tropas iniciado con la Operaci¨®n Muro Defensivo, el peor ataque israel¨ª durante esta Intifada.
Anular el documento
Sin embargo, ahora, seis meses despu¨¦s de firmado el acuerdo, las dos mujeres han iniciado un procedimiento judicial, con el que intentan conseguir la anulaci¨®n del documento y la entrega de los tres activistas palestinos, para que sean juzgados y encarcelados en Israel. Antes de ir al Tribunal Supremo, las dos demandantes se hab¨ªan dirigido por escrito al Gobierno de Ariel Sharon, para que iniciara los tr¨¢mites de extradici¨®n, pero, ante el silencio del Ejecutivo, han optado por iniciar el procedimiento judicial. ?ste es primer paso legal. No descartan otros procedimientos judiciales y pol¨ªticos.
Tamara Lipschitz perdi¨® a su padre. Miriam Gorov, a su marido. Los dos hombres viajaban en un turismo desde Jerusal¨¦n hasta el asentamiento de Nokdim, cerca de Bel¨¦n, cuando francotiradores apostados cerca de la carretera dispararon contra ellos. Dos balas certeras se incrustaron en el centro de sus cabezas. Tamara, una de las demandantes, que viajaba en el asiento de atr¨¢s, y que se encontraba embarazada de nueve meses, salv¨® milagrosamente su vida y la de su peque?o, a pesar de que un proyectil le perfor¨® la barriga. El ni?o naci¨® por ces¨¢rea. Los servicios secretos del Ej¨¦rcito identificaron a Ibrahim Musa Abayat, dirigente de las milicias populares de los Tanzim en Bel¨¦n, como el autor de los disparos. Era el pasado 25 de febrero.
"Es indignante que los asesinos de mi marido vivan libremente en Espa?a", aseguraba ayer Miriam Gorov, de 40 a?os, madre de cuatro hijos, el mayor de los cuales tiene ahora 12 a?os, y la menor, 4. Oriunda de Minks, capital de Bielorrusia, Miriam trabaja como secretaria de los diputados de Uni¨®n Nacional-Israel Beituni en el Parlamento de Jerusal¨¦n. Es adem¨¢s miembro activo de una asociaci¨®n que aglutina a los familiares de las v¨ªctimas del terrorismo.
La batalla de las dos mujeres se anuncia larga y complicada. La firma del pacto entre israel¨ªes y palestinos con el que se puso fin al asedio de la bas¨ªlica de la Natividad tuvo dos contrapartidas dolorosas y aparentemente irreversibles: la expulsi¨®n de los 13 activistas a un pa¨ªs extranjero por tiempo indefinido y la renuncia impl¨ªcita por parte del Gobierno israel¨ª a reclamar la entrega de los militantes. La demanda no ha sorprendido a nadie. La firma del acuerdo provoc¨® en su momento protestas un¨¢nimes. Los palestinos acusaron a Yasir Arafat de "haber vendido a sus propios ciudadanos". Los israel¨ªes, a Ariel Sharon de "haber liberado a unos asesinos".
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