Una nueva oleada de casos de abusos y pederastia azota a la Iglesia de EE UU
Los abusos sexuales cometidos por sacerdotes de EE UU de la archidi¨®cesis de Boston y la permisividad de sus superiores son mucho m¨¢s graves de lo que se pensaba hasta ahora. Forzada por los tribunales, la Iglesia revel¨® ayer documentos sobre ocho casos de abusos a novicias, curas drogadictos, y nuevos acusados de pederastia. En todos ellos, la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica encubri¨® durante a?os a los responsables de los abusos y los traslad¨® de parroquia en parroquia.
El p¨¢rroco Robert Meffan sol¨ªa atraer a la sacrist¨ªa a ni?as adolescentes que quer¨ªan ser monjas y las convenc¨ªa de que los actos sexuales eran necesarios para progresar espiritualmente. Frecuentemente, seg¨²n detallan los informes de la archidi¨®cesis, las dec¨ªa: "Imag¨ªnate que eres la novia de Jesucristo". Incluso alquil¨® un apartamento en el pueblo de veraneantes de Cape Cod para seguir reclutando novicias. La magnitud de los abusos que all¨ª ocurrieron es desconocida porque en aquellos a?os, los sesenta y setenta, las denuncias contra el clero eran pr¨¢cticamente inexistentes.
La conducta de Meffan se hizo p¨²blica por primera vez en la carta que una de las novicias, Catherine Mulkerrin, escribi¨® cuando ya era una monja adulta, en 1993, al cardenal de Boston, Bernard Law. El cardenal ha estado desde enero en el centro del esc¨¢ndalo de pederastia protagonizado por la archidi¨®cesis de Boston, contra la que pesan cientos de denuncias. Los documentos dados a conocer ayer proceden de una de esas demandas, entablada en nombre de m¨¢s de cien v¨ªctimas del cura Paul Shanley.
Los abogados defensores iniciaron hace meses un forcejeo legal con la archidi¨®cesis para que abriera sus archivos con el fin de demostrar que el encubrimiento de los culpables fue su pol¨ªtica habitual. El expediente de m¨¢s de 2.000 folios presentado ante la juez Constance Sweeney parece darles la raz¨®n.
Otro de los casos mantenidos en secreto es el del sacerdote Richard Buntel, alcoh¨®lico, que atra¨ªa a sus v¨ªctimas regal¨¢ndoles coca¨ªna y marihuana. Sus preferencias sexuales eran de sexo oral con efebos. Les llevaba a la sacrist¨ªa y primero les ense?aba revistas pornogr¨¢ficas para luego dejarles fumar marihuana o esnifar coca¨ªna, seg¨²n el relato de otro sacerdote, John D'Arcy, que fue el testigo que lo denunci¨® internamente en 1983. Las denuncias no sirvieron de mucho. Buntel nunca fue destituido y hasta hace unos meses estaba destinado en las oficinas de la parroquia de Saint Thomas en Wilmington.
La Iglesia de Boston asegura que no tiene dinero para pagar las indemnizaciones que exigen las cientos de supuestas v¨ªctimas de curas pederastas y esta semana ha comunicado oficiosamente que est¨¢ estudiando la posibilidad de declararse en quiebra. Este paso la eximir¨ªa de tener que desembolsar millones y, adem¨¢s, evitar¨ªa los inc¨®modos testimonios en el banquillo de los acusados de, entre otros el cardenal Law.
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