Refugio en Bellpuig de les Avellanes
La calma de un monasterio del siglo XII recibe a los turistas en Lleida
La primera vez que o¨ª hablar de Bellpuig de les Avellanes fue en Nueva York. Visitaba el museo de arte medieval The Cloisters, situado en el norte de Manhattan, en una de cuyas salas se exhiben cuatro hermosos sepulcros g¨®ticos catalanes; en el cartelito explicativo le¨ª que proven¨ªan de un lugar para m¨ª desconocido: el monasterio de las Avellanas. Su recuerdo me persigui¨® durante un tiempo, hasta el punto de que, inspir¨¢ndome en uno de esos sepulcros -el de una noble llamada Madona Dol?a-, escrib¨ª despu¨¦s un cuento titulado El tercer lugar. Pero pasaron casi 15 a?os antes de que pudiera visitar aquel monasterio de nombre fascinante.
Saliendo de Balaguer por la carretera C-12 se adentra uno en la comarca leridana de La Noguera, cuyo paisaje es aqu¨ª suavemente ondulado. En las hondonadas se cultivan frutales y en los collados crece un espeso bosque de encinas, con algunos pinos mediterr¨¢neos. Al cabo de un rato, a la vuelta de una curva, vemos sobresalir entre la vegetaci¨®n, como un l¨¢piz bien afilado, la torre del monasterio de Bellpuig de les Avellanes.
El conjunto del monasterio y la iglesia est¨¢n muy restaurados, pero conservan elementos de su pasado esplendor hist¨®rico: el sobrio y recogido claustro rom¨¢nico, de capiteles escasamente historiados, tan cercano y familiar como el patio de una casa; la sala capitular cisterciense, en la que una restauraci¨®n cuidadosa permite contemplar, bajo un suelo de vidrio, algunos restos arqueol¨®gicos del subsuelo; la iglesia g¨®tica, que debi¨® de ser un solemne templo de grandes proporciones, pero que en la actualidad se ha visto recortada y reducida a lo que pudo salvarse: un ¨¢bside pentagonal con capillas funerarias (aqu¨ª deb¨ªan estar aquellos sepulcros de los antiguos condes de Urgell que hoy se encuentran en Nueva York) y un trozo de la nave central; el antiguo refectorio de los monjes -hoy en desuso, pero conservado con mimo-, decorado con azulejos del siglo XVIII
Pasadas tribulaciones
Bellpuig de les Avellanes muestra as¨ª las heridas que le ha ido dejando el tiempo: un monasterio fundado en el siglo XII por frailes premostratenses (una rama de los agustinos), que a lo largo de la Edad Media recibi¨® la protecci¨®n de los condes de Urgell, que vivi¨® un momento de esplendor durante el siglo XVIII y que inici¨® a mediados del XIX un largo proceso de abandono y decadencia, al ser desamortizado y pasar a las manos de unos propietarios privados que lo compraron por cuatro perras y lo dejaron literalmente arruinarse durante m¨¢s de 60 a?os. En 1910 se instal¨® en ¨¦l una comunidad de hermanos maristas, que hab¨ªan perdido su convento en los sucesos de la Semana Tr¨¢gica de Barcelona, y que fueron quienes iniciaron la recuperaci¨®n. Todav¨ªa durante la Guerra Civil de 1936-39 sufrieron nuevos y dolorosos golpes el monasterio y su comunidad.
Hoy resulta dif¨ªcil imaginar tantas tribulaciones cuando se visita este remanso de paz. En el monasterio vive una veintena de hermanos maristas, pero el resto del edificio ha sido rehabilitado y convertido en hospeder¨ªa, con poco m¨¢s de 50 habitaciones y un amplio y sencillo comedor desde el que se puede contemplar el claustro. Acude aqu¨ª un p¨²blico variado y fiel: practicantes de deportes de riesgo y de aventura, cazadores, familias que buscan un lugar tranquilo o parejas deseosas de desconectar (?y de qu¨¦ manera!) de los ajetreos diarios. Las habitaciones, todas con vistas al paisaje de La Noguera, est¨¢n decoradas con sobriedad monacal, pero resultan acogedoras y c¨¢lidas gracias a sus suelos de tarima y a esa elegante pulcritud que suelen tener los conventos.
Fuera del edificio, el recinto del monasterio se extiende en un amplio parque y una huerta escalonada, subiendo por la cual uno llega al peque?o cementerio de los monjes y a un camino que se pierde en el bosque. No se oyen m¨¢s que los ruidos de la naturaleza (el correr del agua, el canto de alg¨²n p¨¢jaro, el viento entre los ¨¢rboles, el propio crujido del suelo bajo nuestros pies). Ahora entendemos bien el sentido de uno de los cursillos que hab¨ªa anunciados en un tabl¨®n instalado a la entrada del claustro rom¨¢nico: se titulaba Iniciaci¨®n al silencio.
GU?A PR?CTICA
C¨®mo llegar
- Al monasterio de Bellpuig de les Avellanes se llega desde Balaguer (Lleida) tomando la carretera C-12 (carretera de Tremp). A la altura del kil¨®metro 181, se ve enseguida el monasterio a la derecha.
La visita
- La hospeder¨ªa del monasterio de Santa Mar¨ªa de Bellpuig de les Avellanes (973 43 80 06 y www.maristes-cat.es/avellanes). T¨¦rmino municipal de Os de Balaguer (Lleida). Tiene 51 habitaciones (39 dobles con ba?o completo y tel¨¦fono) y 12 individuales. La capacidad total es de 91 personas. Comedores con capacidad para 160 plazas. Dos salas mutiusos con medios audiovisuales, ocho salas para reuniones y sala de inform¨¢tica con 13 ordenadores. Iglesia y oratorios para celebraciones. Piscina. Precios: las habitaciones renovadas, con desayuno, alrededor de 55 euros la noche. Actividades: desde el monasterio se organizan rutas culturales y de naturaleza por la zona, adem¨¢s de cursos y deportes como tai-chi o barranquismo.
Informaci¨®n
- Ayuntamiento de Os de Balaguer (973 43 80 04 y http://osbalaguer.ddl.net).
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