El inacabable viaje a Macondo
Escenarios de 'Cien a?os de soledad' en el Caribe colombiano
D¨®nde est¨¢ Macondo? Es la pregunta y la disputa que empez¨® en la costa atl¨¢ntica colombiana desde el momento en que se public¨® Cien a?os de soledad. El mismo escritor se vio precisado a aclararlo a comienzos de los a?os setenta: "Macondo no es un lugar, sino un estado de ¨¢nimo". Ya en el siglo tercero antes de Cristo, el ge¨®grafo Erat¨®stenes previno a sus compatriotas contra el vicio de verificar en la realidad los espacios de la ficci¨®n: "Encontrar¨¦is la escena de los viajes de Odiseo cuando descubr¨¢is al remend¨®n que cosi¨® la bolsa de los vientos". Pero de nada les sirvi¨® a los griegos la sensatez de sus palabras, como de nada les ha servido a los colombianos la aclaraci¨®n del propio Garc¨ªa M¨¢rquez.
Los habitantes de Riohacha arguyen que Macondo naci¨® en la antigua ciudad de los piratas y contrabandistas, porque los abuelos del novelista eran de all¨ª (incluso hay quienes sostienen que ¨¦ste naci¨® en la capital guajira y luego fue llevado a Aracataca). Los de Barrancas afirman que el verdadero Macondo es su pueblo, ya que all¨ª naci¨® la madre del escritor y fue donde el abuelo Nicol¨¢s M¨¢rquez tuvo su mala hora la lluviosa tarde del 19 de octubre de 1908, cuando mat¨® en un duelo a su amigo y copartidario Medardo Pacheco Romero, lo que dio origen a todo: al ¨¦xodo de los M¨¢rquez Iguar¨¢n hacia Aracataca y al destino personal y literario de Garc¨ªa M¨¢rquez. La gente de Valledupar dice que nadie debe olvidar que ¨¦sta es la cuna del vallenato, de gran influencia en la obra del narrador, y que ¨¦ste estuvo all¨ª a principios de los a?os cincuenta haciendo acopio de historias y leyendas para documentar su novela mayor. "Cien a?os de soledad sale de Valledupar", me asegur¨® una vez Rafael Escalona, "pues el folclor de Aracataca no resiste media hora de an¨¢lisis". Los de Ci¨¦naga est¨¢n convencidos de que el pueblo m¨ªtico de la novela est¨¢ ubicado en su ciudad, frente a cuyo "mar de ceniza, espumoso y sucio" exclam¨® Jos¨¦ Arcadio Buend¨ªa una ma?ana: "?Carajo! Macondo est¨¢ rodeado de agua por todas partes". Por m¨¢s se?as, all¨ª tuvo lugar el fusilamiento de los trabajadores de la United Fruit Company, en diciembre de 1928, el episodio m¨¢s tr¨¢gico y cruento de la novela. Los de Sevilla y Guacamayal no dejan de recordar que sus pueblos no s¨®lo le prestaron su actividad sindical y sus putas hist¨®ricas a la imaginaci¨®n del escritor, sino que en sus dominios se encuentra la finca Macondo, lugar ep¨®nimo del pueblo imaginario. Los barranquilleros son enf¨¢ticos al defender la ubicaci¨®n de Macondo en su ciudad, porque, efectivamente, el Macondo terminal de Cien a?os de soledad se confunde con algunos lugares de la Barranquilla de los a?os cincuenta, donde el sabio catal¨¢n vivi¨® muchos a?os y tuvo su librer¨ªa y donde se sentaban a beber y a discutir los cuatro muchachos despotricadores: Germ¨¢n, ?lvaro, Alfonso y Gabriel.
Por su parte, los cataqueros son tajantes al afirmar que Aracataca es Macondo: "De eso no hay ninguna duda, no s¨®lo porque Gabito lo dijo, sino porque ¨¦l naci¨® aqu¨ª". Entonces te ense?an la casa del escritor, que nada tiene que ver con la original. Te muestran el casta?o, que ahora es un mam¨®n, a cuyo tronco amarraron a Jos¨¦ Arcadio Buend¨ªa perdido ya para siempre por el delirio alqu¨ªmico. Te invitan a la Casa de la Botica, que fue la del m¨¦dico venezolano Alfredo Barboza, un personaje de La hojarasca. Te se?alan enfrente una casa moderna y te dicen: "Mire, ah¨ª quedaba la Casa del Muerto". Te llevan a la iglesia donde fue bautizado el novelista, pero es imposible conciliarla con la que hizo construir el padre Nicanor Reyna en Macondo. Te pasean por la orilla del r¨ªo Aracataca, que, desde que fue desviado por la United Fruit Company en 1932 para prevenir las inundaciones, dej¨® de fluir por "un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehist¨®ricos".
?D¨®nde est¨¢ Macondo? Es posible que al final, despu¨¦s de buscarlo sin encontrarlo, el viajero empiece a percibir algunos indicios de su presencia, como el canto ca¨®tico de los p¨¢jaros al amanecer, el calor sofocante de las dos de la tarde, los almendros tristes y polvorientos de las calles y un fen¨®meno cotidiano que es poes¨ªa en carne viva: las mujeres de Aracataca barriendo montones de flores amarillas que caen sin cesar de un arbusto llamado lluvia de oro. Entonces ya est¨¢s cerca de Macondo, ya empiezas a percibir su aura, pero no lo busques m¨¢s, ni invoques su nombre, porque se tornar¨¢ espectral e inasible como la misma Itaca.
Y es que el verdadero Macondo est¨¢ donde ha estado siempre: en la mirada de la gente del Caribe, en sus ojos tristemente alegres, en su af¨¢n por contar historias y an¨¦cdotas, en su escepticismo secular, en su amasijo de sue?os y derrotas, en su raz¨®n te?ida de magia, en su hospitalidad, en su flujo m¨¢s lento del tiempo, en los d¨ªas que uno tras otro van armando sus vidas.
Sin embargo, en medio de tantos Macondos fragmentarios, es posible configurar una ruta de pueblos que nos lleve al Macondo topogr¨¢fico original: Ci¨¦naga, Riofr¨ªo, Sevilla, Guacamayal, Tucurinca y Aracataca, bordeando las estribaciones occidentales de la Sierra Nevada de Santa Marta, donde a¨²n es posible la nostalgia del para¨ªso y donde se pueden ver algunos ejemplares desperdigados del ¨¢rbol macondo.
A ritmo de 'vallenato'
El viajero puede iniciar su aventura en Barranquilla o Santa Marta, en modernos autobuses refrigerados que se desplazan a ritmo de vallenato por buenas carreteras de asfalto escoltadas por una vegetaci¨®n abigarrada y m¨²ltiple donde el verde es de todos los colores. Despu¨¦s de haber dejado Ci¨¦naga, con la vista deslumbrante de la Ci¨¦naga Grande, a la altura de Riofr¨ªo el autob¨²s viaja casi recostado a las estribaciones m¨¢s accidentales de la Sierra Nevada. Para el lector de Cien a?os de soledad se impone entonces la evocaci¨®n de la temeraria traves¨ªa que Jos¨¦ Arcadio Buend¨ªa y sus hombres emprendieron un d¨ªa desde el extremo oriental de la sierra (supuestamente desde Barrancas) hasta terminar de este lado con la fundaci¨®n de Macondo. En los predios de Sevilla y Guacamayal todav¨ªa es posible ver los m¨ªticos y vastos cultivos de banano, que ondean al atardecer como un mar de esmeralda con los vientos descendentes de la Sierra Nevada. Pero la finca Macondo, que fue la m¨¢s extensa e importante de la United Fruit, apenas retiene, de una larga y trajinada historia, el nombre ep¨®nimo. Seg¨²n cuentan los ancianos del lugar, recibi¨® este nombre porque a principios del siglo XX se erig¨ªan dos imponentes ¨¢rboles macondo en el patio de la casa. Pero el nombre procede del bant¨² makondo, plural de likondo, que es el nombre que los bant¨²es le daban al banano y que significa "alimento del diablo".
Aracataca es, sin duda, el primer Macondo original, aunque al viajero le cueste trabajo identificarlo en la vieja estaci¨®n del tren, en los vagones abandonados de los trenes bananeros, en el paseo de El Camell¨®n, en la desolada Cuatro Esquinas, en la avenida de Monse?or Espejo, en la plaza de almendros polvorientos, en la Casa de la Botica y aun en la casa natal del escritor, hoy convertida en museo. Si a¨²n sigue sin encontrar a Macondo, es tal vez porque ya usted lo lleva dentro. Si no, siga hurgando en la mirada de los cataqueros, escuche sus historias y goce de su hospitalidad.
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicosPoblaci¨®n: Colombia tiene 41 millones de habitantes. Prefijo telef¨®nico: 00 57 5.C¨®mo ir - Avianca (902 10 07 67). Tiene vuelos diarios desde Madrid a Bogot¨¢ y con conexi¨®n a Santa Marta. Ida y vuelta, 1.079 euros con tasas. - Iberia (902 400 500). Vuela todos los d¨ªas desde Madrid a Bogot¨¢. Ida y vuelta, 1.058 euros m¨¢s tasas. - Lo mejor es hospedarse en Santa Marta y de all¨ª partir a Aracataca, cuyo trayecto en coche dura una hora y en autob¨²s hora y media. - Alquiler de coches en Santa Marta: Hertz (4 22 92 95) o National Car Rental (4 22 88 12). - Autobuses en Santa Marta, en la Central de Transportes. Transportes Sensaci¨®n (4 30 15 98) o Unitransco (4 30 14 50).Dormir - Hoteles de Santa Marta, en www.partres.com/hotel/sta.html. - Hoteles de Cartagena de Indias, en www.cartagenadeindias.com/hotelesf.html.Informaci¨®n - Oficina de turismo de Santa Marta (421 18 42). - Turismo de Cartagena de Indias (www.cartagenadeindias.com). - www.turismocolombia.com.
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