Los chapopotes que nos invaden
As¨ª nos tienen: pendientes de las noticias que llegan de la marea negra y del Prestige. Hasta ahora, ninguna ha sido buena, excepci¨®n hecha de la movilizaci¨®n c¨ªvica para enmendar en lo posible la cat¨¢strofe y la falta de reflejos de la Administraci¨®n. Un despliegue admirable de vocaciones solidarias que, adem¨¢s del abrazo reconfortante para los damnificados, est¨¢ significando un severo correctivo al Gobierno. Al auton¨®mico y al central. Fraga Iribarne, que tanto a?os lleva ejerciendo de difunto pol¨ªtico con pase de pernocta, ser¨¢ dif¨ªcil que se sobreponga a este desastre que le ha sorprendido cojitranco y en el sitio indebido. Ni toda la tupida malla del caciquismo ind¨ªgena podr¨¢ restaurarle en la peana. Ya resulta parad¨®jico, y hasta conmovedor, que culmine su vida p¨²blica varado en la Costa da morte, desencuadernado como tantos nav¨ªos.
El presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que lleva unos meses sin dar pie con bola, tampoco se est¨¢ saliendo de rositas. Debi¨® de haber declarado sab¨¢tico para s¨ª mismo este a?o prejubilar. Cierto es que a¨²n le queda un recurso poderos¨ªsimo, cual es el de prodigar subvenciones y d¨¢divas para enmendar el desamparo de aquellas gentes y parajes injuriados por el petr¨®leo y la ineficiencia. Con todo y con ello s¨®lo har¨¢ lo justo. De la rabia y del reproche no le libran ni siquiera el cumplimiento puntual de las promesas ni los h¨¢biles ejercicios ret¨®ricos del ministro Mariano Rajoy para matizar las evidencias. Un manchurr¨®n pol¨ªtico lamentable cuando ya suenan los clarines electorales y se siente en el cogote el aliento de la oposici¨®n.
Pero los chapopotes no s¨®lo han enlutado las playas de Galicia y, de refil¨®n, la Moncloa. Aqu¨ª en Valencia tambi¨¦n emergen cada d¨ªa en la mercantil que suministra las aguas potables de la ciudad. No est¨¢ claro qu¨¦ rayo descompuso la placidez de la empresa, convaleciente de una crisis no lejana ni amortizada plenamente. Pero la verdad es que se ha convertido en un foco preferente de atenci¨®n medi¨¢tica, con la singularidad de que la abundante informaci¨®n difundida carece del menor refrendo oficial o del aval de sus protagonistas. Pero se divulga, no se desmiente ni puntualiza y tenemos alguna prueba de que la crisis est¨¢ desasosegando a muchos personajes del PP, que se temen un masclet o un lampar¨®n de alquitr¨¢n al final de esta traca de novedades. El Ayuntamiento de la ciudad ya ha pedido explicaciones y los consejeros socialistas de Emivasa, la empresa p¨²blica asociada a AVSA se?alan con el dedo el intervencionismo del partido que gobierna, tan obvio, por lo dem¨¢s.
Mientras se despejan las no pocas inc¨®gnitas que tejen este embrollo, el observador -que puede ser cualquier lector de prensa- constata motivos bastantes para asombrarse, y a¨²n escandalizarse si no ha perdido del todo la ingenuidad. Uno de ellos, que no el primero, que ese concierne al mentado intervencionismo pol¨ªtico, alude a las fastuosas retribuciones que estas compa?¨ªas pagan a sus ejecutivos. Cientos de millones en concepto de sueldos, premios y otras gabelas, blindados con muchos cientos m¨¢s en caso de despido. Tantos que hasta es dudoso que Aguas de Valencia haya obtenido beneficios suficientes para financiar los sucesivos conflictos con sus directivos. Raz¨®n tiene Rita Barber¨¢, la alcaldesa, en instar claridades en este asunto. Por otra parte, a la luz de estas munificencias o chollos, ?qu¨¦ gana o habr¨ªa de ganar un presidente de la Generalitat, que tiene en su mano la manija de los grandes negocios? Una reflexi¨®n muy pedag¨®gica, con el riesgo de quedarnos enviscados en un engrudo contaminante.
Y otro motivo de reflexi¨®n es el atinente a los patrocinios publicitarios de esta empresa a determinados medios de comunicaci¨®n. No vamos a decir que no sean l¨ªcitos y, en ciertos casos, encomiables, pero tal como se arbitran -pues no son equitativos ni generales- m¨¢s parecen otra cosa que una colaboraci¨®n. Menos mal que el agua que bebemos es m¨¢s trasparente que quien la administra.
FLORA Y FAUNA URBANAS
Federico F¨¦lix, presidente de AVE, acaba de pedir el relevo despu¨¦s de 15 a?os en el pescante. Nada es eterno, nadie es insustituible y etc¨¦tera. Pero este selecto grupo empresarial sabe que sin este portavoz y artillero, se aveza a otra etapa, probablemente m¨¢s pl¨¢cida y, por lo mismo, menos pol¨¦mica e incisiva. Los periodistas le echaremos a faltar. Jorge Berlanga, director de la Mostra de Valencia, no ha presentado todav¨ªa su dimisi¨®n, pero no ha de sorprendernos cuando lo haga. Con toda su buena voluntad y patrocinios no ha conseguido sacudirle la caspa a este festival que debi¨® someterse a una honda revisi¨®n. Hace a?os que s¨®lo es un motivo de risa y de descr¨¦dito cuando en la ciudad hay talentos para marcarle otro rumbo y subirle el tono. Joan Ignasi Pla, secretario general del PSPV, peror¨® en el Club Siglo XXI, de Madrid. Estuvo cr¨ªtico y persuasivo, pero no convenci¨® a buena parte del auditorio. Seguro que ¨¦ste cambia de opini¨®n cuando aquel mejore en las encuestas.
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