El 'mes¨ªas' se acerca a la tierra prometida
LeBron James, de 17 a?os y a¨²n en el instituto, revoluciona las canchas estadounidenses
En la tribuna del gimnasio del instituto St. Vincent-St. Mary todos ocuparon su lugar. Gloria James, la madre. Eddie Jackson, el padre sustituto. Los buenos amigos, la familia. Consejeros no pagados. Incluso el solitario del colegio, el hombre que le ense?¨® a usar su mano izquierda en el patio trasero. Todos los guardianes de la juventud de LeBron James estaban all¨ª, observando c¨®mo el prodigio recib¨ªa la admiraci¨®n del mundo.
James hizo canastas de tres puntos desde siete metros y m¨¢s, siete seguidas durante una tensa escaramuza al final de un partido interuniversitario. Hizo que la pelota desapareciera en las grietas de la pista y reapareciera en las manos de sus compa?eros. James, el baloncestista de instituto m¨¢s celebrado de Estados Unidos, dio pases y encest¨® sin parar.
Un joven con la habilidad de Bryant, el estilo de Allen y el sentido de Magic Johnson
"Sigue siendo un chico. Pero es duro cuando todos quieren un trozo de ti. Hay que desconfiar"
Ver a James jugar al baloncesto en el instituto puede ser similar a ver a Bobby Fischer jugar al ajedrez en la cafeter¨ªa a la hora del almuerzo o a Dizzy Gillespie desfilando con la banda escolar en el descanso. Algo parece fuera de lugar. Juzgar si est¨¢ listo para la NBA es imposible. Pero Michael Jordan le invit¨® a jugar varias veces cuando estaba preparando su retorno y tambi¨¦n fue invitado a practicar con el Cleveland Cavaliers, cuyo entrenador, John Lucas, fue luego multado por incluir a un menor de edad en una sesi¨®n de ejercicios de la NBA.
James, de 17 a?os y en el ¨²ltimo de instituto, se encamina rapid¨ªsimo al mundo de los hombres, si es que no est¨¢ ya en ¨¦l. Sin embargo, antes del salto, quienes le conocen bien se aseguran de arroparlo, de mantener alejados a los extra?os y mantenerse ellos dentro, formando una concha protectora. "Es como cuando coges un lingote de oro y dejas que toda la gente lo toque. Al final, pierde el brillo", afirma Maverick Carter, amigo de James y ex compa?ero de equipo.
Hay oro en LeBron James, en sus encestes a¨¦reos y su visi¨®n perif¨¦rica. Se espera que el comisionado David Stern le presente como la elecci¨®n n¨²mero uno de los fichajes para 2003. Varios ejecutivos de la NBA creen que el ganador de la loter¨ªa heredar¨¢, en James, la habilidad marcadora de Kobe Bryant, el estilo lanzador de Ray Allen y el sentido en la pista de un joven Magic Johnson comprimidos en un cuerpo musculoso de 2,7 metros y 108 kilos. Pero a¨²n quedan siete meses para eso.
Nike y Adidas lo atraen hacia s¨ª con fuerza, esperando que James pueda hacer oscilar la guerra de las zapatillas a su favor. Los medios de comunicaci¨®n le requieren. Time Warner, tambi¨¦n; por unos ocho d¨®lares por hogar, la filial de cable local emitir¨¢ algunos de sus partidos a 14 condados del noreste de Ohio. La demanda de su talento es tan grande que su equipo no jug¨® en su gimnasio los dos ¨²ltimos cursos. Los partidos de St.Vincent-St. Mary se trasladaron a un pabell¨®n de 6.000 asientos en la universidad de Akron, donde James atrae m¨¢s audiencia.
Llamarle el gran hombre del campus es quedarse corto. Su instituto tuvo que publicar un mensaje en el peri¨®dico escolar en el que ped¨ªa a los estudiantes que se abstuvieran de pedirle aut¨®grafos o fotos durante las horas lectivas. "Con raz¨®n dicen que tiene todas las de ganar", dice Patrick Vassel, de 17 a?os, vicepresidente de la clase de ¨²ltimo curso. Figuras estelares como Bryant y Kevin Garnett no cosecharon esta clase de atenci¨®n cuando dieron el salto del instituto a la NBA en los 90.
La ESPN2 televisar¨¢ un partido entre St.Vincent-St. Mary y la Oak Hill Academy de Virginia el d¨ªa 12. Bill Walton y Dick Vitale lo comentar¨¢n. Un sitio en Internet est¨¢ vendiendo cuatro de los partidos grabados de James de la temporada pasada por 49,99 d¨®lares. Los productores de David Letterman ya han llamado al instituto preguntando cu¨¢ndo podr¨¢ acudir a su programa.
El entrenador, Dru Joyce II, tiene una tarea imponente, intentando ayudar a un adolescente atrapado en el cuerpo de un hombre a sortear la fina l¨ªnea que separa el aburrimiento de la destrucci¨®n de la confianza de un oponente de 1,55 metros al que supera en condiciones. Despu¨¦s de todo, a¨²n queda un t¨ªtulo estatal de Ohio por ganar. "LeBron tiene tanto talento que es dif¨ªcil mantenerle motivado", declara Joyce. "Lo que intentamos que comprenda que tiene que ocuparse del momento presente. Todo lo dem¨¢s ya llegar¨¢".
- El clan familiar. James pas¨® sus primeros a?os con su madre en una zona del norte de Akron llamada los Boondocks, en la misma casa en la que Gloria James hab¨ªa sido criada por su madre y su abuela. "Ten¨ªamos lo que necesit¨¢bamos y a veces lo que quer¨ªamos", dice. "Amor loco, de eso ten¨ªamos a montones". La casa fue expropiada y derribada por el Ayuntamiento y ahora s¨®lo hay un solar vac¨ªo.
Gloria James dio a luz a LeBron cuando ten¨ªa 16 a?os. Con 19 estaba sola. Declina hablar del padre biol¨®gico de LeBron, con quien nunca tuvo una relaci¨®n estable. Empez¨® a salir con Eddie Jackson cuando LeBron ten¨ªa ocho meses. Estuvieron juntos tres a?os y despuy¨¦s continuaron siendo amigos. Jackson sigui¨® implicado en la vida del ni?o y declara que no se ha perdido un partido desde que estaba en s¨¦ptimo curso. "Eddie es su padre", afirma Gloria.
Durante casi dos a?os, mientras Gloria atravesaba crisis personales, LeBron vivi¨® con un entrenador juvenil y amigo de la familia llamado Frankie Walker, y su familia. James sigue muy unido a los Walker. "Era mejor que el resto de los chicos", dice Walker, que ense?¨® a James a lanzar con la mano izquierda a los ocho a?os. "Pero nunca se lo hice saber. Le ense?e a compartir la pelota y no ser ego¨ªsta". Gloria James dice que siempre se ocup¨® de su hijo: "Le daba dinero y vales de comida. Estuve cobrando dos a?os el subsidio social. No me da miedo decir que las ayudas p¨²blicas nos ayudaron. Pero donde estaba LeBron nadie ten¨ªa que costearle lo suyo".
Jackson, que es promotor de conciertos y agente inmobiliario, se declar¨® culpable en agosto frente a los cargos estatales de fraude inmobiliario y se espera que sea condenado a tres a?os de c¨¢rcel. Jackson tambi¨¦n se enfrenta a cargos federales de fraude bancario y postal; los fiscales le han acusado de haber robado dos cheques por 197.000 euros y usado documentos fraudulentos para obtener 100.000 en pr¨¦stamos de vivienda.
Jackson, que cumpli¨® 26 meses de c¨¢rcel a principios de los 90 por tr¨¢fico de drogas, ha trabajado con varios programas de servicios sociales, incluido uno que ofrece a los acusados tratamiento de desintoxicaci¨®n en lugar de la c¨¢rcel. "Uno hace algo en 1990 y ahora esto, y es como si no hubiera estado haciendo nada bueno en la vida de LeBron en los ¨²ltimos doce a?os", dice Jackson. "He cometido errores, pero ahora todos est¨¢n diciendo que Eddie Jackson no deber¨ªa estar alrededor de LeBron. He intentado influirle lo mejor que he podido".
James y su madre todav¨ªa viven en una vivienda social, en una colina de Akron Oeste. "Creo que este deporte es lo que me mantuvo alejado de los problemas", afirma James. "El baloncesto me ha tenido alejado de las calles. Estuve a dos pasos de caer". Es reservado con los periodistas a los que no conoce bien. Al igual que otro joven prodigio, Shaquille O'Neall, habla con frases concisas. "Vivo el d¨ªa a d¨ªa", afirma. "A lo mejor ma?ana no me despierto, ?sabes? No puedo dar las cosas por hechas. Tengo que tomar lo que venga segundo a segundo y vivir al m¨¢ximo estos a?os que tengo ahora mismo, que Dios me ha dado".
- El momento y el lugar oportunos.Un s¨¢bado fr¨ªo y gris, el equipo del instituto de James se traslada a uno del extrarradio para un torneo circular. St.Vincent-St. Mary domina a Stow High. En el tradicional apret¨®n de manos en fila, James apenas saluda a los chicos rivales; choca palmas con desenfado, pero sin mirarlos a los ojos.
A varios minutos de la segunda escaramuza en un gimnasio auxiliar, James supera dos regates hacia la canasta desde el ala derecha y se eleva alzando tambi¨¦n las manos. Al incrustar la pelota en el aro, el viejo soporte met¨¢lico cede, los tornillos saltan del tablero y el aparato se estrella contra el suelo.
- James ha roto su primer aro. Tras unos momentos de preocupaci¨®n por si James se encuentra bien, sigue un intercambio juguet¨®n. Jackson recoge el aro. "?Qui¨¦n lo quiere?", pregunta. "?Nos lo podemos quedar? Es para la vitrina de trofeos". Ni hablar, contesta el director de educaci¨®n f¨ªsica del colegio. Fue Chris Dennis, un amigo de la familia, quien ayud¨® a crear este jaleo hace tres a?os. Entr¨® en una sala de hotel en Indianapolis durante la Final Four masculina de la NCAA con un v¨ªdeo y una breve biograf¨ªa. La cinta era de un partido regional de desempate del primer a?o de James. Sonny Vaccaro, de Adidas, estaba en la sala. Dennis fue lo bastante afortunado para tener una audiencia decente ese d¨ªa. "Probablemente hab¨ªa tres o cuatro entrenadores de las 25 mejores escuelas", dice. "No hice una presentaci¨®n ni nada parecido. Puse la cinta y se pegaron al televisor".
Mates con la mano izquierda, pases sin mirar en campo abierto y, lo que llam¨® m¨¢s la atenci¨®n de la gente, serenidad. "Por entonces era un novato, pero estaba muy preparado", dice Dennis. "Miraba al ¨¢rbitro, asegur¨¢ndose de que no le contaran cinco segundos. Miraba al reloj para descubrir cu¨¢nto tiempo le faltaba. ?Qu¨¦ chico de 14 a?os hace eso?".
James se present¨® en el campo ABCD de Vaccaro en 2001 y se asegur¨® su categor¨ªa de mejor jugador joven. Con el tiempo, Jordan preguntar¨ªa por la madre de James y O'Neal asistir¨ªa a uno de sus partidos. Las compa?¨ªas de zapatillas empezar¨ªan su guerra de ofertas y su nombre y su retrato se convertir¨ªan en una mercanc¨ªa en Internet. Dennis intenta resumir el foll¨®n: "El colegio, Sonny, Adidas, Nike, el entrenador, todo el mundo; al final todos se inclinan ante el rey James".
- El plan para el joven. James ya ha adoptado el h¨¢bito de los profesionales de referirse a ¨¦l mismo en tercera persona. "La gente respeta mi imagen, respetan a LeBron James y a nuestro equipo, hasta el punto de que no nos hace falta ser engre¨ªdos", dice. Sobre la gente que hay en su vida cuid¨¢ndole declara: "A cada momento hay un entorno positivo detr¨¢s y gente que defiende a LeBron, la persona, en vez de s¨®lo a LeBron, el jugador. Es bueno saber que tienes un buen c¨ªrculo". Quiere a su madre y el juego, en ese orden.
Su entrenador teme que la adaptaci¨®n a la NBA va a ser dura. "Lo que necesita entender es que va jugar contra hombres", dijo Joyce. "No necesito que venga m¨¢s gente por aqu¨ª a decirle lo grande que es. Esto se ha descontrolado". En relaci¨®n con eso, Gloria James tiene una serie de preocupaciones: "No quiero que nadie le arruine la vida a una edad temprana. Le recuerdo que habr¨¢ quienes se aprovechar¨¢n de su posici¨®n. Hay un mont¨®n de mujeres a las que les encantar¨ªa atarle con un beb¨¦. De modo que siempre le digo: 'Prot¨¦gete. S¨¦ listo".
Jackson, su padre adoptivo, se?ala que el talento de James ha reportado a su escuela importantes ingresos. Si 4.000 personas asisten a los diez partidos y la entrada cuesta 10 d¨®lares, dice, eso asciende a cerca de 400.000 d¨®lares por temporada. "Bueno, ?y qu¨¦ hay de sus estudios en el instituto?", dice Jackson. "No estoy en contra, pero hablemos de ello en serio, ?de acuerdo?" Jackson dice que se opon¨ªa al acuerdo del instituto de retransmitir algunos partidos y cobrar por ello. "Donen ese dinero a alguna causa o a una beca en vez de que se lo embolsen el colegio y la compa?¨ªa de cable". Los funcionarios de St.Vincent-St. Mary replican que el colegio utiliza todos los ingresos con fines educativos.
Dennis, el amigo de la familia, realiz¨® un plan comercial para James cuando ten¨ªa 14 a?os. Dice que ha discutido fuertemente con Jackson sobre lo que puede aceptar y lo que no. "Yo le dec¨ªa: 'Nike no puede hacer eso, pero esto es lo que podemos hacer que Nike haga por nosotros', dice Dennis. 'T¨ªo, el dinero va a venir. Pero as¨ª es como tenemos que hacerlo'. A veces, la actitud de Eddie era como: 'Est¨¢ ah¨ª para que nos lo llevemos'. Pero no pod¨ªamos hacerlo".
Por el colegio, James a¨²n parece a veces en las ¨²ltimas fases de la adolescencia, cuando menea la cola de caballo de una compa?era o bromea con los amigos. "Sigue siendo un chico de 17 a?os", concluye Carter, ex compa?ero de equipo. "Quiere ser un chico de 17 a?os. Pero es duro cuando todos quieren un trozo de ti. Hay que hacerse desconfiado de la gente, especialmente de los par¨¢sitos".
? The New York Times.
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