Operaci¨®n belleza
Un 'reality' de la estadounidense ABC ofrece un cambio de imagen con cirug¨ªa est¨¦tica incluida
A Stephanie no le gusta su nariz y quiere aumentarse los pechos; Luke cree que su aspecto mejorar¨ªa si una liposucci¨®n absorbiera la tripa que le sobra; Stacey quiere tener las cejas un poco m¨¢s arriba, la barbilla m¨¢s redondeada y los muslos menos abundantes. Los tres lo han conseguido gratis a cambio de que los espectadores de Estados Unidos contemplaran el cambio de imagen en un reality que la cadena ABC estren¨® en la noche del mi¨¦rcoles. Extreme makeover (Maquillaje extremo) ofrece perfecci¨®n a cambio de rid¨ªculo, aunque los participantes parec¨ªan encantados con la retransmisi¨®n de sus miserias.
El programa de la ABC est¨¢ basado, como muchos ¨²ltimamente, en un formato brit¨¢nico que tambi¨¦n se emite en EE UU a trav¨¦s de BBC America. What not to wear (Qu¨¦ no ponerte) s¨®lo ofrece un cambio de look con el consejo de expertos en moda, 3.000 d¨®lares para renovar el armario y, sobre todo, sesiones de maquillaje y peluquer¨ªa que hacen aut¨¦nticos milagros.
Esta aproximaci¨®n es una minucia comparada con la versi¨®n estadounidense, Extreme makeover. La cosm¨¦tica y la moda son elementos secundarios en un proceso que tiene su protagonismo en el quir¨®fano, pasando antes por la silla del dentista. Al frente del equipo de m¨¦dicos figura un cirujano pl¨¢stico de Hollywood. Es decir, con experiencia.
La ABC comenz¨® a reclutar candidatos en verano. "Miles de aspirantes", seg¨²n fuentes de la cadena, estaban dispuestos a someterse ante las c¨¢maras a una reconstrucci¨®n. Howard Schultz, el productor ejecutivo, asegura que el concepto parte de una idea socialmente aceptable: "?Qui¨¦n de nosotros no ha querido cambiar alguna vez algo de su aspecto?", se pregunta. Buscaron a gente "fuerte y con confianza en s¨ª misma y con algo de mala suerte en el terreno f¨ªsico". Los tres candidatos parec¨ªan obsesionados con su aspecto y convencidos de que el cambio mejorar¨ªa su vida sentimental y profesional.
El programa acaba convertido en un documental grotesco sobre tres aspirantes a Cenicienta. Con una salvedad: ni son especialmente feos antes de empezar ni especialmente atractivos cuando se han secado los puntos de sutura.
Stacey, de 31 a?os, enfermera, mejora su nariz, se levanta las cejas, borra las ojeras, se hace un implante en la barbilla y completa la restauraci¨®n con una liposucci¨®n. Stephanie, de 24 a?os, empleada de seguros y madre de un ni?o, tambi¨¦n elige redise?ar su nariz, quitar volumen a los muslos y ponerlo en los pechos. Luke, preparador f¨ªsico de 29 a?os, opta por la aparentemente obligatoria reparaci¨®n nasal y elimina de la tripa los efectos voluptuosos de la cerveza. Los tres se someten tambi¨¦n a un reajuste dental de diferente complejidad.
"Es mi oportunidad, y la voy a aprovechar. Ya no hay quien me pare", se envalentona Stephanie antes de pasar por el bistur¨ª. Su exhibici¨®n p¨²blica contrastaba con la insistencia de la cadena por ocultar el apellido de los personajes, como si de eso dependiera el anonimato frente a los millones de espectadores que siguieron las transformaciones.
La ABC no ha ofrecido la cifra a la que asciende la factura de las operaciones, el cambio de vestuario o la inversi¨®n en maquillaje y peluquer¨ªa. Pero, ?para qu¨¦ est¨¢ el dinero? Los tres participantes parec¨ªan felices despu¨¦s de las seis semanas de renovaci¨®n, aunque su aspecto era, como al principio, manifiestamente mejorable.
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