El teatro San Carlo de N¨¢poles estrena un sensual 'Don Giovanni'
El montaje recrea la pieza de Mozart en un corral taurino
?Qu¨¦ hacer con una materia musical como la del Don Giovanni, de Mozart, entre las m¨¢s representadas ¨®peras del mundo, para huir de la rutina? Mario Martone, famoso director teatral y cinematogr¨¢fico, ha optado por convertir al Don Giovanni, con el que el teatro San Carlo de N¨¢poles inaugur¨® el jueves la temporada, en un amante atl¨¦tico, disfrazado de Joaqu¨ªn Cort¨¦s, que salta por el escenario, convertido en coso taurino, corral de comedias y tribunal popular a un tiempo.
La carga provocativa de algunos personajes y un medio desnudo femenino dan a la representaci¨®n un toque sexy, aunque el cat¨¢logo de ropa interior que acompa?aba al programa fue retirado a ¨²ltima hora.
El p¨²blico que llenaba el teatro aplaudi¨® largamente la direcci¨®n musical de Gabriele Ferro, obligado a dirigir apoyado en un taburete por un accidente sufrido el d¨ªa antes, y el trabajo de los int¨¦rpretes. Hubo "bravos" para el bar¨ªtono, Ildebrando D'Arcangelo, que compone un Don Giovanni juvenil, malicioso e infatigable; para las sopranos Mariella Devia, espl¨¦ndida Do?a Ana; Anna Caterina Antonacci, bell¨ªsima Do?a Elvira; para la seductora Zerlina (una especie de Don Juan femenino) interpretada por Elizabeth Norberg-Schulz, y para el tenor Massimo Giordano, impecable Don Ottavio.
En una noche de gala, que reuni¨® en el San Carlo al presidente de la Rep¨²blica, Carlo Azeglio Ciampi, y a tres ministros, adem¨¢s de a una surtida representaci¨®n de notables, empresarios y famosos, nadie estaba dispuesto a escatimar aplausos. Y, sin embargo, el montaje no proporcion¨® a la obra la oportunidad de desarrollarse de modo coherente. Los lances de Don Giovanni se desarrollan en un tiempo circular como el escenario, sin datos, ni detalles. Y se nos muestra como un joven vigoroso, y no como un viejo y decadente burlador.
Toque de indulgencia
Gabriele Ferro, el director musical, sostiene que el propio Mozart (1756-1791), que escribi¨® la obra (como casi todas) por encargo, no pudo evitar un toque de indulgencia con ¨¦l. "Los personajes masculinos de la pieza", dice Ferro, "son apenas comparsas de Don Giovanni, salvo su criado Leporello (interpretado por Andrea Concetti), aunque en el fondo depende tambi¨¦n completamente de su se?or".
Hay quien ve, sin embargo, en esta obra estrenada por primera vez en Praga, en 1787, un a?o despu¨¦s de Las bodas de F¨ªgaro, las propias amarguras de Mozart, ni?o prodigio privado de una infancia; triunfador en su mundo, pero obligado a hacer m¨²sica de encargo a un ritmo acelerado (se dice que la obertura de Don Giovanni la escribi¨® la noche antes del estreno); devorador de placeres y atado a la penuria a un tiempo. La figura del Comendador, interpretada por Ricardo Ferrari, tendr¨ªa algo del propio padre del m¨²sico, que acababa de morir.
Hay otro elemento que refuerza esta semejanza entre personaje y autor. Y es que Mozart es, como se?ala en el programa la escritora Fabrizia Ramondino, un verdadero seductor, probablemente el m¨¢s seductor de los m¨²sicos.
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