El cierre de un teatro

Hay ocasiones, como esta, en la que a los representantes p¨²blicos no nos queda m¨¢s camino que la denuncia y la critica a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n para intentar que un gobierno rectifique una actuaci¨®n injusta. Como concejal del Ayuntamiento de Bilbao, he venido realizando en las ¨²ltimas semanas un buen n¨²mero de iniciativas para conseguir la ayuda necesaria para que no cierre el teatro Ayala, pero al final se ha confirmado la p¨¦sima noticia de que baja el tel¨®n por falta de colaboraci¨®n institucional.

La existencia de un teatro privado en una ciudad enriquece la oferta cultural de esta, promueve y educa a la ciudadan¨ªa en las actividades art¨ªsticas, permite una alternativa saludable de ocio y es un elemento esencial de cualquier capital que pretenda vivir de los servicios. A¨²n as¨ª, los mismos pol¨ªticos que han subvencionado este a?o con cuatro millones de euros al Arriaga han sido incapaces de destinar ¨²nicamente doscientos mil para salvar al Ayala. El alcalde y el concejal del ramo deber¨ªan ser conscientes de que la labor cultural de un ayuntamiento no se mide ni por la cantidad de citas en los discursos ni por la calidad de los c¨®cteles ofrecidos en los actos.

Su err¨®nea pol¨ªtica puede permitir que sea el Ministerio de Cultura del Gobierno de Espa?a el que, de la misma manera que ocurre con la ABAO, favorezca una verdadera actividad cultural en un Bilbao gobernado por nacionalistas.