Un pasado superado
El pasado 20 de noviembre se debatieron cinco iniciativas de distintos Grupos Parlamentarios en la Comisi¨®n Constitucional del Congreso de los Diputados que ten¨ªan en com¨²n el an¨¢lisis de situaciones que tienen su origen en la guerra civil espa?ola y el r¨¦gimen instaurado con posterioridad a aqu¨¦lla. Quienes intervinimos en este debate, recordamos que la Constituci¨®n de 1978, pr¨®xima a cumplir 25 a?os de vigencia, y llamada por todos, con indudable acierto, como la Constituci¨®n de la Concordia, intent¨® poner punto final a un tr¨¢gico pasado de enfrentamiento civil entre los espa?oles, y destacamos que, por fortuna, en 1978 una generaci¨®n de espa?oles -a la que las generaciones posteriores debemos reiterar nuestro reconocimiento y agradecimiento- decidieron no volver a cometer los viejos errores, mirar hacia delante y apostar, con un generoso impulso de reconciliaci¨®n, por un nuevo sistema democr¨¢tico para que nunca m¨¢s hubiera dos Espa?as irreductiblemente enfrentadas.
Tras el referido debate, se aprob¨® una resoluci¨®n por unanimidad mediante la que el Congreso de los Diputados -al cumplirse el vig¨¦simo quinto aniversario de las primeras elecciones libres- ha reiterado que nadie puede sentirse legitimado para utilizar la violencia para imponer sus convicciones pol¨ªticas y establecer reg¨ªmenes totalitarios contrarios a la libertad y a la dignidad de todos, dejando de manifiesto adem¨¢s que es conveniente para nuestra convivencia democr¨¢tica mantener el esp¨ªritu de concordia y reconciliaci¨®n que presidi¨® la elaboraci¨®n de la Constituci¨®n y que facilit¨® el tr¨¢nsito pac¨ªfico de la dictadura a la democracia. Asimismo, en la resoluci¨®n aprobada en la referida sesi¨®n de la Comisi¨®n Constitucional, se reafirm¨® el reconocimiento moral de todas las v¨ªctimas de la guerra civil, as¨ª como de cuantos padecieron la represi¨®n del r¨¦gimen franquista. Y por ¨²ltimo, se inst¨® al Gobierno al desarrollo de una pol¨ªtica integral en relaci¨®n con los exiliados de la guerra civil y con los llamados ni?os de la guerra, que incluya la recuperaci¨®n, en su caso, de la nacionalidad espa?ola.
En t¨¦rminos formales, la resoluci¨®n aprobada de forma un¨¢nime por el Congreso de los Diputados lo que hace es, recuperando el mismo esp¨ªritu que anim¨® a nuestros constituyentes y que hizo posible pasar del r¨¦gimen autoritario a otro de libertades con el consenso de las fuerzas pol¨ªticas y del conjunto del pueblo espa?ol -y alcanzar el pacto constitucional como cimiento firme sobre los que se ha asentado nuestra hoy consolidada democracia espa?ola-, poner punto final a un rosario de iniciativas parlamentarias que sobre la guerra civil y sus consecuencias se han debatido, o estaban pendientes de debatir en nuestras c¨¢maras legislativas. Pero, lo que me parece m¨¢s relevantes es que, en t¨¦rminos pol¨ªticos, como se destac¨® en el propio debate y era la voluntad del conjunto de los grupos del arco parlamentario espa?ol, la guerra civil y sus consecuencias ya no se podr¨¢ utilizar como arma pol¨ªtica, ya no estar¨¢ m¨¢s ni en la estrategia pol¨ªtica ni en la confrontaci¨®n entre las distintas formaciones pol¨ªticas. Si algo no hab¨ªa quedado suficientemente resuelto durante nuestra ejemplar transici¨®n pol¨ªtica a la democracia, y los a?os posteriores, ahora se completaba con ocasi¨®n de cumplirse este aniversario de las primeras elecciones democr¨¢ticas. Y todo ello se hace desde la integraci¨®n, no desde la confrontaci¨®n. Se hace desde el consenso, desde la integraci¨®n y para la integraci¨®n en nuestra democracia consolidada, en los 25 a?os de democracia y en nuestra Constituci¨®n de la Concordia.
Por ello, cuando se pregunta sobre qu¨¦ hacer con la memoria del franquismo hay que decir, en primer lugar, que el deseo de los constituyentes se ha hecho realidad, que se ha superado la vieja dicotom¨ªa de las dos Espa?as, que reflejaba el lamento de Antonio Machado: "Espa?olito que vienes al mundo te guarde Dios, / una de las dos Espa?as ha de helarte el coraz¨®n". Y, en segundo lugar, que la sociedad espa?ola del a?o 2002 tiene superada la terrible guerra civil del siglo pasado que dividi¨® descarnadamente a los espa?oles -de la que ya han transcurrido m¨¢s de 66 a?os-, as¨ª como las secuelas de la misma. Y la tiene superada porque el pasado reciente se ha construido entre todos, con esp¨ªritu de reconciliaci¨®n y con voluntad de concordia, porque el futuro est¨¢ en nuestras manos y porque, adem¨¢s, un n¨²mero cada vez mayor de espa?oles s¨®lo ha conocido la democracia. Cada cual tendr¨¢ el recuerdo que quiera, o pueda tener, pero lo m¨¢s relevante es que tanto la guerra civil como el r¨¦gimen autoritario del general Franco est¨¢n en la historia para que puedan ser analizados, serenamente, por los historiadores. Y estos acontecimientos, junto con otras etapas a¨²n cercanas, pero superadas, de nuestro caminar como pueblo, est¨¦n presentes para no volver a repetir viejos errores, pero que, con lo bueno y lo menos bueno de todos nuestros aconteceres hist¨®ricos, tienen que ser asumidos por todos como parte de nuestra historia com¨²n. La sociedad espa?ola ve el r¨¦gimen anterior como un r¨¦gimen autoritario, no democr¨¢tico, y como una p¨¢gina, tambi¨¦n, pasada de nuestra historia. La sociedad espa?ola prefiere quedarse con el ejemplo que nos dieron los que estando dentro del r¨¦gimen anterior apostaron por su evoluci¨®n por la v¨ªa de la reforma, y los que desde fuera, desde la oposici¨®n democr¨¢tica al franquismo, lucharon por la libertad y la democracia, y que, con el auspicio del rey Juan Carlos, encontraron un punto de encuentro que permiti¨® una salida democr¨¢tica, de reconciliaci¨®n, de concordia y de paz que posibilit¨® las primeras elecciones libres de 1977, la Constituci¨®n y la mayor etapa de estabilidad democr¨¢tica de nuestra historia.
Es tiempo ya de dejar de mirar atr¨¢s para dedicar toda nuestra atenci¨®n y nuestros esfuerzos a los retos que tiene planteada Espa?a, y todo ello en beneficio de todos, en beneficio de las v¨ªctimas y en beneficio de las futuras generaciones. El pasado para los investigadores y los historiadores, como todos los sucesos del siglo XX: la Monarqu¨ªa restablecida, la dictadura de Primo de Rivera, la II Rep¨²blica..., con sus errores y sus aciertos. Y con ¨¦stos, tambi¨¦n, desde hace 25 a?os, y ahora, la guerra civil y el r¨¦gimen del general Franco.
El pasado 20 de noviembre se debatieron cinco iniciativas de distintos Grupos Parlamentarios en la Comisi¨®n Constitucional del Congreso de los Diputados que ten¨ªan en com¨²n el an¨¢lisis de situaciones que tienen su origen en la guerra civil espa?ola y el r¨¦gimen instaurado con posterioridad a aqu¨¦lla. Quienes intervinimos en este debate, recordamos que la Constituci¨®n de 1978, pr¨®xima a cumplir 25 a?os de vigencia, y llamada por todos, con indudable acierto, como la Constituci¨®n de la Concordia, intent¨® poner punto final a un tr¨¢gico pasado de enfrentamiento civil entre los espa?oles, y destacamos que, por fortuna, en 1978 una generaci¨®n de espa?oles -a la que las generaciones posteriores debemos reiterar nuestro reconocimiento y agradecimiento- decidieron no volver a cometer los viejos errores, mirar hacia delante y apostar, con un generoso impulso de reconciliaci¨®n, por un nuevo sistema democr¨¢tico para que nunca m¨¢s hubiera dos Espa?as irreductiblemente enfrentadas.
Tras el referido debate, se aprob¨® una resoluci¨®n por unanimidad mediante la que el Congreso de los Diputados -al cumplirse el vig¨¦simo quinto aniversario de las primeras elecciones libres- ha reiterado que nadie puede sentirse legitimado para utilizar la violencia para imponer sus convicciones pol¨ªticas y establecer reg¨ªmenes totalitarios contrarios a la libertad y a la dignidad de todos, dejando de manifiesto adem¨¢s que es conveniente para nuestra convivencia democr¨¢tica mantener el esp¨ªritu de concordia y reconciliaci¨®n que presidi¨® la elaboraci¨®n de la Constituci¨®n y que facilit¨® el tr¨¢nsito pac¨ªfico de la dictadura a la democracia. Asimismo, en la resoluci¨®n aprobada en la referida sesi¨®n de la Comisi¨®n Constitucional, se reafirm¨® el reconocimiento moral de todas las v¨ªctimas de la guerra civil, as¨ª como de cuantos padecieron la represi¨®n del r¨¦gimen franquista. Y por ¨²ltimo, se inst¨® al Gobierno al desarrollo de una pol¨ªtica integral en relaci¨®n con los exiliados de la guerra civil y con los llamados ni?os de la guerra, que incluya la recuperaci¨®n, en su caso, de la nacionalidad espa?ola.
En t¨¦rminos formales, la resoluci¨®n aprobada de forma un¨¢nime por el Congreso de los Diputados lo que hace es, recuperando el mismo esp¨ªritu que anim¨® a nuestros constituyentes y que hizo posible pasar del r¨¦gimen autoritario a otro de libertades con el consenso de las fuerzas pol¨ªticas y del conjunto del pueblo espa?ol -y alcanzar el pacto constitucional como cimiento firme sobre los que se ha asentado nuestra hoy consolidada democracia espa?ola-, poner punto final a un rosario de iniciativas parlamentarias que sobre la guerra civil y sus consecuencias se han debatido, o estaban pendientes de debatir en nuestras c¨¢maras legislativas. Pero, lo que me parece m¨¢s relevantes es que, en t¨¦rminos pol¨ªticos, como se destac¨® en el propio debate y era la voluntad del conjunto de los grupos del arco parlamentario espa?ol, la guerra civil y sus consecuencias ya no se podr¨¢ utilizar como arma pol¨ªtica, ya no estar¨¢ m¨¢s ni en la estrategia pol¨ªtica ni en la confrontaci¨®n entre las distintas formaciones pol¨ªticas. Si algo no hab¨ªa quedado suficientemente resuelto durante nuestra ejemplar transici¨®n pol¨ªtica a la democracia, y los a?os posteriores, ahora se completaba con ocasi¨®n de cumplirse este aniversario de las primeras elecciones democr¨¢ticas. Y todo ello se hace desde la integraci¨®n, no desde la confrontaci¨®n. Se hace desde el consenso, desde la integraci¨®n y para la integraci¨®n en nuestra democracia consolidada, en los 25 a?os de democracia y en nuestra Constituci¨®n de la Concordia.
Por ello, cuando se pregunta sobre qu¨¦ hacer con la memoria del franquismo hay que decir, en primer lugar, que el deseo de los constituyentes se ha hecho realidad, que se ha superado la vieja dicotom¨ªa de las dos Espa?as, que reflejaba el lamento de Antonio Machado: "Espa?olito que vienes al mundo te guarde Dios, / una de las dos Espa?as ha de helarte el coraz¨®n". Y, en segundo lugar, que la sociedad espa?ola del a?o 2002 tiene superada la terrible guerra civil del siglo pasado que dividi¨® descarnadamente a los espa?oles -de la que ya han transcurrido m¨¢s de 66 a?os-, as¨ª como las secuelas de la misma. Y la tiene superada porque el pasado reciente se ha construido entre todos, con esp¨ªritu de reconciliaci¨®n y con voluntad de concordia, porque el futuro est¨¢ en nuestras manos y porque, adem¨¢s, un n¨²mero cada vez mayor de espa?oles s¨®lo ha conocido la democracia. Cada cual tendr¨¢ el recuerdo que quiera, o pueda tener, pero lo m¨¢s relevante es que tanto la guerra civil como el r¨¦gimen autoritario del general Franco est¨¢n en la historia para que puedan ser analizados, serenamente, por los historiadores. Y estos acontecimientos, junto con otras etapas a¨²n cercanas, pero superadas, de nuestro caminar como pueblo, est¨¦n presentes para no volver a repetir viejos errores, pero que, con lo bueno y lo menos bueno de todos nuestros aconteceres hist¨®ricos, tienen que ser asumidos por todos como parte de nuestra historia com¨²n. La sociedad espa?ola ve el r¨¦gimen anterior como un r¨¦gimen autoritario, no democr¨¢tico, y como una p¨¢gina, tambi¨¦n, pasada de nuestra historia. La sociedad espa?ola prefiere quedarse con el ejemplo que nos dieron los que estando dentro del r¨¦gimen anterior apostaron por su evoluci¨®n por la v¨ªa de la reforma, y los que desde fuera, desde la oposici¨®n democr¨¢tica al franquismo, lucharon por la libertad y la democracia, y que, con el auspicio del rey Juan Carlos, encontraron un punto de encuentro que permiti¨® una salida democr¨¢tica, de reconciliaci¨®n, de concordia y de paz que posibilit¨® las primeras elecciones libres de 1977, la Constituci¨®n y la mayor etapa de estabilidad democr¨¢tica de nuestra historia.
Es tiempo ya de dejar de mirar atr¨¢s para dedicar toda nuestra atenci¨®n y nuestros esfuerzos a los retos que tiene planteada Espa?a, y todo ello en beneficio de todos, en beneficio de las v¨ªctimas y en beneficio de las futuras generaciones. El pasado para los investigadores y los historiadores, como todos los sucesos del siglo XX: la Monarqu¨ªa restablecida, la dictadura de Primo de Rivera, la II Rep¨²blica..., con sus errores y sus aciertos. Y con ¨¦stos, tambi¨¦n, desde hace 25 a?os, y ahora, la guerra civil y el r¨¦gimen del general Franco.
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