Los dem¨®cratas buscan un sustituto para Al Gore
Con la retirada de Al Gore de la carrera presidencial han aflorado los nombres de varios aspirantes a la candidatura dem¨®crata para las elecciones de 2004. Ninguno de los candidatos conocidos tiene un perfil medi¨¢tico atractivo, ni parte con ventaja en la competici¨®n ni podr¨ªa plantar cara a Bush en la lucha presidencial. El partido espera encontrar al pol¨ªtico ideal, de imagen correcta, pasado lustroso y futuro prometedor que pueda emular la haza?a de Bill Clinton en 1992: ganar a un Bush alzado a lo m¨¢s alto de las encuestas en medio de un clima belicoso.
George W. Bush no ha dado todav¨ªa su opini¨®n sobre la retirada de Al Gore, que ha robado a la opini¨®n p¨²blica el atractivo del segundo asalto en una pelea ina-cabada. Su jefe de prensa, Ari Fleischer, habl¨® por ¨¦l con una dosis de sarcasmo y una amplia sonrisa en su rostro. Una periodista formul¨® una pregunta bien construida en la que mencionaba la victoria de Gore sobre Bush en el recuento del voto popular por m¨¢s de medio mill¨®n de papeletas. Pregunt¨® a Fleischer si Bush no habr¨ªa preferido volver a enfrentarse a Gore para ver si pod¨ªa "ganarle de verdad". Fleischer respondi¨® que al presidente le da igual la identidad de su contrincante: "Es una cuesti¨®n interna del Partido Dem¨®crata. Ya surgir¨¢ alguien en ese partido que proponga subir los impuestos a los estadounidenses", dijo el portavoz en una constataci¨®n de que la campa?a presidencial ya est¨¢ en marcha.
Los dem¨®cratas mostraban ayer un sentimiento compartido. Estaban aliviados por haber eliminado las constricciones pol¨ªticas que impondr¨ªa una repetici¨®n del enfrentamiento Bush-Gore, pero estaban indignados al mismo tiempo por la falta de tacto del ex vicepresidente al anunciar su retirada justo cuando los dem¨®cratas atraviesan su peor crisis de los ¨²ltimos tiempos. Los conservadores estaban ayer encantados al comprobar que la informaci¨®n sobre Gore eclipsaba en las portadas de los peri¨®dicos sus propias luchas internas por culpa de los comentarios racistas de su l¨ªder en el Senado, Trent Lott.
La lista de candidatos a la nominaci¨®n dem¨®crata es tan florida como espesa. Joe Lieberman, compa?ero de cartel de Al Gore en las ¨²ltimas presidenciales, nunca ha escondido sus propias aspiraciones, aunque su falta de carisma y de apoyos s¨®lidos en el partido pueden borrar pronto su nombre del inventario. Ayer asegur¨® que no decidir¨¢ hasta enero, aunque se da por hecho que quiere competir.
Eterno candidato
Los senadores John Kerry y Tom Daschle no ocultan sus pretensiones presidenciales, e incluso -en el caso de Kerry- han dado los primeros pasos formales con la apertura de los llamados comit¨¦s exploratorios. Tambi¨¦n el l¨ªder de la minor¨ªa dem¨®crata en la C¨¢mara, Dick Gephardt, es un eterno candidato que lucha para que al menos se le tenga en cuenta. Ya lo intent¨® en 1988.
Uno de los tapados puede ser Howard Dean, gobernador de Vermont, que ha mostrado en p¨²blico su inter¨¦s por la nominaci¨®n. Tiene una distinci¨®n frente a los dem¨¢s: es el ¨²nico que habla con dureza en contra de la pol¨ªtica de Bush en la llamada "guerra contra el terrorismo".
Habr¨¢ candidaturas algo m¨¢s peregrinas, como la del general en el retiro Wesley Clark, ahora comentarista inevitable en la cadena CNN. Pero los analistas insisten en que casi nadie ha visto todav¨ªa la cara del pol¨ªtico dem¨®crata que se enfrentar¨¢ a Bush el 2 de noviembre 2004, igual que nadie reconoc¨ªa al gobernador de Arkansas que plant¨® cara a George Bush, padre, cuando ¨¦ste estaba subido al altar de los sondeos tras ganar supuestamente una guerra contra Irak.
Ese ex gobernador, Bill Clinton, dijo ayer: "Al Gore ha sido el mejor vicepresidente que ha tenido nunca EE UU. Habr¨ªa sido un gran presidente si la historia hubiera tomado otro curso hace dos a?os". Fuentes cercanas al ex vicepresidente cuentan que Gore hubiera preferido otro cambio en la historia: todav¨ªa culpa de su propia derrota electoral a Clinton y a sus actividades extraprofesionales.
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