Las t¨¦cnicas de limpieza avanzan, pero la paciencia es el mejor remedio
Apenas concluida la limpieza de la marea negra provocada por el naufragio del Erika en la costa francesa, los servicios especializados se enfrentan al naufragio del Prestige. Las experiencias pasadas han permitido perfeccionar las t¨¦cnicas, pero el tiempo sigue siendo el remedio principal. En junio termin¨®, en Belle-Ile, la ¨²ltima cantera de limpieza de la marea negra del Erika. Se han necesitado dos a?os y medio para liberar a la costa bretona de las huellas del naufragio del petrolero malt¨¦s, ocurrido el 12 de diciembre de 1999.
Ahora, despu¨¦s del accidente del Prestige, empieza en Galicia, y en varios otros puntos de la costa atl¨¢ntica, el mismo pesado trabajo. Las escenas de hombres y mujeres luchando con medios rid¨ªculos contra la cat¨¢strofe se repiten desde hace 35 a?os. Y sin embargo, lucha contra la contaminaci¨®n no deja de progresar.
La gama de medios disponibles se ha ampliado y la elecci¨®n depende del tiempo, de las corrientes, de las costas, de la naturaleza del petr¨®leo y de las cantidades derramadas. Pero los ingredientes b¨¢sicos siguen siendo los mismos: paciencia y abnegaci¨®n. "Es un trabajo largo, pesado y terriblemente sucio", resume el Centro de Investigaci¨®n sobre la Contaminaci¨®n de las Aguas (Cedre), creado despu¨¦s de la cat¨¢strofe del Amoco C¨¢diz, en 1978.
Detecci¨®n de manchas
En el mar, la detecci¨®n de la contaminaci¨®n ha mejorado. Los aviones Polmar pueden localizar manchas irisadas de entre 1 y 10 micras de espesor en un radio de 35 kil¨®metros. El equipo, en cambio, es incapaz de descubrir el petr¨®leo que navega entre dos aguas.
El material de bombeo en alta mar tambi¨¦n se ha perfeccionado. Una decena de buques especializados tratan las manchas del Prestige. Cada tonelada de hidrocarburo recogida en la mar evita diez toneladas de residuos que recoger en tierra. Por lo general, el bombeo en la mar, as¨ª como el empleo de barreras flotantes para proteger las costas, es ineficaz cuando el viento pasa de fuerza 5 (de 29 a 38 km/h).
Una vez que llega a la costa, la contaminaci¨®n es m¨¢s dif¨ªcil de tratar. "La lucha en tierra sigue marcada por tres herramientas: la pala, el cubo y el distribuidor de esti¨¦rcol l¨ªquido", explica el Cedre. "Para limpiar las rocas es necesario el uso de agua caliente, incluso vapor a alta presi¨®n, al que a veces se a?ade disolventes". La lucha qu¨ªmica suscita tambi¨¦n debates contradictorios. El Reino Unido admite el uso de dispersantes, mientras que Alemania y Holanda lo desaprueban. En tierra, la utilizaci¨®n de nutrientes como el nitr¨®geno o el f¨®sforo, permite el desarrollo de microorganismos que pueden degradar el petr¨®leo. Se han probado tambi¨¦n bacterias. Pero las consecuencias de estas t¨¦cnicas sobre el equilibrio biol¨®gico suscitan ciertas reservas.
? Le Monde / EL PA?S
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