La justicia alemana paraliza la llegada de miles de inmigrantes claves para la econom¨ªa
El Constitucional asesta un nuevo golpe a Schr?der al invalidar su ley de inmigraci¨®n
A partir del 1 de enero de 2003, Alemania ten¨ªa previsto estimular la llegada de decenas de miles de extranjeros con alta cualificaci¨®n profesional para suplir las graves carencias de personal en inform¨¢tica y alta tecnolog¨ªa. El plan se vino abajo ayer. Sin entrar a juzgar el contenido, el Tribunal Constitucional decidi¨® que esta profunda reforma de la Ley de Inmigraci¨®n se aprob¨® de forma ilegal en el Parlamento y no puede entrar en vigor. Tras conocer la sentencia, la oposici¨®n celebr¨® el triunfo y exigi¨® al Gobierno una ley m¨¢s restrictiva con los inmigrantes.
La sentencia del Constitucional supone un doble golpe. Para Gerhard Schr?der, que hab¨ªa hecho de la nueva normativa uno de los proyectos estrella de la pasada legislatura. Y sobre todo para la avanzada industria inform¨¢tica y de alta tecnolog¨ªa alemana, que contaba con poder atraer cerebros del sureste asi¨¢tico con las nuevas facilidades para la inmigraci¨®n. "No puede ser que en el futuro, el mercado internacional de especialistas t¨¦cnicos y de alta gesti¨®n s¨®lo funcione en una direcci¨®n: de Alemania para afuera", declar¨® ayer consternado Ludwig Georg Braun, presidente de DIHK, una de las patronales del sector. Las estimaciones cifran en 1,5 millones los puestos de trabajo de alta cualificaci¨®n sin cubrir por falta de personal adecuado.
Los expertos en derecho consideran que la ley, tal como se aprob¨®, no era especialmente liberal. Facilitaba la llegada de trabajadores especializados, como programadores inform¨¢ticos y otros, cuya escasez en Alemania est¨¢ dificultando el desarrollo de uno de los sectores con m¨¢s futuro. Pero endurec¨ªa la concesi¨®n de asilo por motivos pol¨ªticos y presionaba a los inmigrantes ya instalados a integrarse mediante cursos de lengua y cultura alemana. La oposici¨®n conservadora de la Uni¨®n Cristiano Dem¨®crata (CDU), por el contrario, se opuso desde un principio para evitar estimular "una sociedad multicultural", uno de sus temas favoritos. Un pa¨ªs con cuatro millones de parados, adem¨¢s, no debe favorecer la llegada de nuevos trabajadores, con formaci¨®n o sin ella, seg¨²n los conservadores.
As¨ª las cosas, lleg¨® el d¨ªa de la votaci¨®n en el Bundesrat o C¨¢mara alta, donde la coalici¨®n rojiverde no dispone de mayor¨ªa. Fue el 22 de marzo pasado. Del voto de Brandeburgo, donde gobierna una coalici¨®n entre SPD y CDU, depend¨ªa el resultado final. La Constituci¨®n establece que cada Land debe emitir su opini¨®n de forma un¨¢nime. De lo contrario, la costumbre es que se abstenga. Aquel d¨ªa, cuando le lleg¨® el turno a Brandeburgo, el presidente del Senado pregunt¨® al presidente regional cu¨¢l era su voto. Afirmativo, contest¨® Manfred Stolpe (SPD). A continuaci¨®n, el presidente le pregunt¨® al vicepresidente regional y ministro del Interior, J?rg Sch?nbohm (CDU), por el suyo. Negativo, contest¨® el pol¨ªtico conservador.
En ese punto, el presidente del Senado, en aquel momento Klaus Wowereit (SPD), alcalde de Berl¨ªn, debi¨® haber dado por nulo el voto de Brandeburgo, seg¨²n dictamin¨® ayer el Tribunal Constitucional, en cuyo caso la ley hubiese sido rechazada. Pero Wowereit opt¨® por otra v¨ªa. Volvi¨® a preguntar al presidente regional. Afirmativo, contest¨® ¨¦ste de nuevo. Y luego al vicepresidente del Land. "Se?or presidente, usted ya conoce mi posici¨®n", contest¨® Sch?nbohm. Su repuesta no conten¨ªa la palabra no. Wowereit zanj¨® entonces la discusi¨®n y anot¨® el voto de Brandeburgo en la lista de los s¨ªes, con lo que la ley qued¨® aprobada. La oposici¨®n estall¨® en gritos, en uno de los tumultos m¨¢s sonados que se recuerdan en el Bundesrat, y abandon¨® la sala. El Tribunal Constitucional, por seis votos contra dos, le ha dado ahora la raz¨®n.
El ministro del Interior, Otto Schily, anunci¨® ayer que, puesto que la sentencia del alto tribunal no afecta al contenido de la ley, el Gobierno tiene la intenci¨®n de presentarla de nuevo ante el Parlamento, tal cual, en enero. La CDU sostiene que est¨¢ dispuesta a negociar el contenido a cambio de su voto favorable, pero exige a cambio varias modificaciones, entre ellas reducir el n¨²mero de nuevos inmigrantes previstos y endurecer la normativa de forma general. Los Verdes, socios de Schr?der en la coalici¨®n de gobierno, se niegan en redondo. Todo apunta a una larga discusi¨®n que mantendr¨¢ de momento la legislaci¨®n bloqueada, para gran disgusto de la industria, que considera urgente la llegada de trabajadores cualificados. De lo contrario, "tendremos un obst¨¢culo gigantesco para el desarrollo de la econom¨ªa alemana", se quej¨® Michael Rogowski, presidente de la BDI, la patronal de los industriales.
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