Iluminaciones de un suicida

La visi¨®n del mundo que ofrece Henri Roorda en Mi suicidio es la de una persona inteligente, cr¨ªtica, ir¨®nica y tierna que decide quitarse la vida, empujada por las circunstancias", explica Mario Gas entre ensayo y ensayo de la adaptaci¨®n teatral de este breve relato autobiogr¨¢fico, que se estrena el 27 de diciembre en el Teatro Principal de San Sebasti¨¢n, con ¨¦l como protagonista ¨²nico y direcci¨®n de Fernando Bernu¨¦s.

Como director, Mario Gas no necesita presentaci¨®n, pero como actor teatral se prodiga poco: "En los ¨²ltimos a?os he subido a escena para hacer dos sustituciones, en A Little Night Music y en La reina de belleza de Leenane, dos montajes m¨ªos, pero no estrenaba nada como int¨¦rprete desde hace 11 a?os, cuando particip¨¦ en Edip Tir¨¤, que dirigi¨® Matthias Langhoff. Actuar es como montar en bici: te cuesta arrancar si llevas tiempo sin hacerlo, pero no se olvida y enseguida te sientes bien".

"Actuar es como montar en bici", afirma Mario Gas

Fernando Bernu¨¦s, director de la productora Tanttaka Teatroa, tiene un olfato excelente para detectar y montar obras literarias que, sin haber sido escritas para la escena, tienen todos los ingredientes para ser buen teatro. A ¨¦l se debe ese enorme ¨¦xito que fue El florido pensil. "Mi suicidio es un librito de 64 p¨¢ginas que encontr¨¦ hace a?o y medio", explica Bernu¨¦s. "A Henri Roorda, su autor, no lo conoc¨ªa. Fue un escritor y un renovador pedag¨®gico brillante, muy reivindicado en Francia en la actualidad, que estuvo vinculado al movimiento anarquista. Era un hedonista, no un hombre acabado, ni estaba sujeto a ninguna pasi¨®n destructora. Y sin embargo, a los 55 a?os escribi¨® esta obra, que en un principio pensaba titular El pesimismo alegre. Al d¨ªa siguiente de terminarla, se mat¨®. Lo sorprendente es que tanto su discurso como su lenguaje son muy actuales".

En este texto que va a interpre-

tar Mario Gas, su autor hace gala de un sentido del humor punzante, de una gran agudeza para observar a los dem¨¢s y observarse, y de un valor poco com¨²n. "Roorda reflexiona sobre la amistad, el amor, la vida, la poes¨ªa, las mujeres, el capitalismo, la pol¨ªtica y el conflicto de intereses entre individuo y sociedad. Y lo hace desde un punto de vista carnal, org¨¢nico y melanc¨®lico", explica el actor. "Era alguien muy querido por los surrealistas. Se ganaba la vida como profesor de matem¨¢ticas, pero tiene muchos libros sobre educaci¨®n y sociolog¨ªa, y tambi¨¦n tres o cuatro textos teatrales. Me parece un autor muy interesante: Mi suicidio, en particular, es una joya".

Roorda escribe cosas como ¨¦sta: "Amo la vida, pero para gozar del espect¨¢culo hay que ocupar una buena butaca, y en la Tierra la mayor¨ªa son malas". O esta otra: "Me resulta imposible parecerme a esos seres prudentes y pacientes que, desde que tienen 20 a?os, acumulan provisiones para cuando sean viejos. No estoy hecho para vivir en un mundo en el que se debe consagrar la juventud como preparaci¨®n de la vejez". Y confiesa que no ha sabido organizar su vida del modo en que lo hace la mayor¨ªa, que tiene deudas y que, sin hab¨¦rselo propuesto, ha hecho demasiado da?o a alguien que estaba muy cerca de ¨¦l.

"El libro es una clase magistral sobre las razones de una vida y de una muerte", explica Bernu¨¦s. "Mientras lo le¨ªa, le puse la cara de Mario Gas. Porque el texto es muy vitalista, muy solidario, nada depresivo. Y por la edad del personaje, la actitud y la pasi¨®n que destila frente al trabajo, por su iron¨ªa, su lucidez, por la sensaci¨®n que da, un poco, de poder despilfarrar vida y dinero. Cuando se lo pas¨¦ a Mario, m¨¢s por que lo leyera que porque creyera que fuese a interpretarlo, me respondi¨®: 'Me parece un regalo poder decir esto sobre un escenario".

Mario Gas y Fernando Bernu¨¦s se conocen desde 1993, cuando trabajaron juntos en La cacat¨²a verde, de Schnitzler. "Somos muy amigos, y tenemos muchas afinidades en cuanto al teatro, la vida y la manera en que nos gusta vivirla", explica el primero. Henri Roorda (1870-1925) dice al comienzo de esta obra, no sin iron¨ªa, que se plante¨® hacer una lectura p¨²blica, a 20 francos la entrada, con derecho a presenciar su suicidio en directo. Pero barrunt¨® que la polic¨ªa prohibir¨ªa la representaci¨®n.