Tr¨¢nsito hacia la luz
LA POES?A, lo dijo Shelley, es, en sentido general, la expresi¨®n de la imaginaci¨®n, nada habr¨¢, por tanto, m¨¢s representativo de un poeta que una antolog¨ªa basada en esas presencias reiteradas que han llegado a convertirse en obsesivas dentro de su obra. As¨ª lo entiende la editorial Igitur al reunir en Los cinco entierros de Pessoa la poes¨ªa del poeta colombiano Juan Manuel Roca (1946) en torno a los principales ciclos tem¨¢ticos que la conforman: los sue?os, la poes¨ªa, los espejos, las mujeres, los ciegos, la noche, las pinturas, el amor y, sobre todo, esos mon¨®logos y cartas escritos en el buz¨®n del viento que permiten al poeta interrogarse y dar cuenta de los mundos paralelos por los que transita su existencia; uno doliente y redivivo, formado por la cruda vigilia de un pa¨ªs acosado por el miedo donde "crecen la rabia y las orqu¨ªdeas por parejo", y otro ebrio e ignorado, que carece de mapa y a cuya puerta s¨®lo la poes¨ªa, como un flautista encantado, puede guiar nuestros pasos.
A prop¨®sito de Los cinco entierros de Pessoa, de Juan Manuel Roca
Porque una de las principales preocupaciones de Roca, una de las razones por las que su poes¨ªa resulta reveladora y necesaria en nuestro tiempo, es su deseo de trazar, por medio de la imaginaci¨®n y de lo on¨ªrico, la geograf¨ªa f¨ªsica y espiritual de un pa¨ªs y de unos hechos cotidianos que, a pesar de su car¨¢cter desgarrado, pueden ser ennoblecidos a trav¨¦s de la palabra: "Esta es la larga noche de mi pa¨ªs, / la larga noche / con el cuerpo cubierto de algas y cuchillos".
Roca canta desde un pa¨ªs violento y lacerado, herido por m¨²ltiples cuchillos cuya realidad no elude sino que busca desentra?ar; por eso alza con sus versos un espejo, una luna c¨®ncava y bru?ida donde el mundo, al reflejarse, nos revela su esplendor: "Fabrico espejos: / al horror agrego m¨¢s horror, / m¨¢s belleza a la belleza. / Llevo por la calle la luna de azogue: / el cielo se refleja en el espejo / y los tejados bailan / como un cuadro de Chagall".
Su poes¨ªa, en la que aparecen mujeres desoladas aferradas al pedal de la Singer, hombres que ven c¨®mo se desdibuja su casa al final del camino, o bailarinas con miembros de palo que apalean el ritmo del recuerdo junto a una vieja vitrola, se haya entroncada con la realidad de la que deriva, pero sus im¨¢genes, brotadas de las claraboyas del sue?o, antes que denuncia o se?alamiento, son eclosi¨®n de luz, sonoridad y ritmo de una intuici¨®n reveladora que, al transmutar el miedo y el horror que las circundan, nos permite convivir con su presencia por encima de la queja y el lamento: "Una puerta / abierta a la noche / y se pueblan de ruidos / las estancias".
Heredera de Blake, de Rilke, de Trakl y de Rimbaud, la poes¨ªa de Roca es un tr¨¢nsito nocturno hacia la luz, un manantial armonioso de sensaciones e im¨¢genes que fluye de la noche, esa emisaria de la memoria que permite al poeta evocar sus pasos y, con ellos, rastrear la ciudad y sus habitantes: meseras que limpian las sobras de una conversaci¨®n dejada en el caf¨¦, ladrones con ganz¨²as que operan sigilosos, ciegos que vislumbran el paisaje por medio del olor, adivinas que leen la suerte junto a las l¨¢pidas del cementerio, sordos que tejen una jerga silenciosa echando a rodar sus manos como molinos, personajes marginales que parecen vislumbrados en un sue?o y que encierran en sus rasgos preteridos un trasmundo sorprendente que resulta iluminador: "Absortos, en sus mesas de caoba, / algunos ciegos recorren como a un piano / los libros, blancos libros que describen / las flores Braille de remoto perfume, / la noche t¨¢ctil que acaricia sus dedos, / las crines de un potro entre los juncos".
Memoria del o¨ªdo, de las manos, de un perfume, de la piel, la poes¨ªa de Roca nos lleva por un bosque de im¨¢genes, del eco hacia la voz, del reflejo a la criatura, en una traves¨ªa rumorosa que enriquece nuestra conciencia con su visi¨®n sesgada y profunda del universo.
"Santa Cecilia, / si la m¨²sica es la luz de los ciegos, / pon un poco de ritmo a mis palabras / que donde haya ruido suene un viol¨ªn, una ocarina. / Protege a tus m¨²sicos, d¨¦jalos caer / en la tentaci¨®n de un nuevo viento".
La noche intuitiva y clarividente de los ciegos es, quiz¨¢, el s¨ªmbolo que mejor define el ars po¨¦tica de Juan Manuel Roca, una forma de avanzar hacia la luz desde la oscuridad, de encontrar la armon¨ªa en medio del caos y del dolor de nuestro tiempo.
Samuel Serrano Serrano es un poeta colombiano residente en Madrid. Autor de los libros Ritual del recluso y Canto rodado. Colaborador permanente de la revista Cuadernos Hispanoamericanos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.