La v¨ªa pol¨ªtico-policial
La detenci¨®n en Francia de nueve supuestos activistas de ETA -entre ellos, uno de los dos jefes de sus comandos operativos- constituye un importante ¨¦xito policial que no empa?a el hecho de que entre los detenidos no figure el otro responsable de dichos comandos como se crey¨® al principio y que la r¨¢pida difusi¨®n de la noticia haya impedido probablemente que la operaci¨®n policial tuviera un mayor alcance. Y lo es no s¨®lo por la detenci¨®n en s¨ª, sino por haberse producido a los tres meses del descabezamiento de la anterior c¨²pula militar de ETA y dos d¨ªas despu¨¦s de la captura de los dos activistas que pretend¨ªan introducir en Madrid un coche cargado con 150 kilos de dinamita para hacerlos estallar durante las fiestas navide?as.
La presi¨®n policial no s¨®lo est¨¢ impidiendo a ETA recomponer su jefatura y sus comandos operativos, detenidos cada vez en menores intervalos de tiempo. La ¨²ltima operaci¨®n policial ha dejado, si no descabezada, s¨ª fuertemente debilitada la tercera direcci¨®n militar de ETA desde la ruptura de la tregua hace ahora tres a?os. Es cierto que los ¨¦xitos policiales en la lucha contra ETA ser¨¢n siempre parciales mientras la organizaci¨®n terrorista disponga de una base social fan¨¢tica y radicalizada que nutra sus comandos y justifique y ampare su actividad terrorista. No hay, pues, que echar las campanas al vuelo, pero s¨ª valorar positivamente que la presi¨®n policial impida a ETA consolidar su infraestructura operativa, reforzando la imagen de fragilidad y debilidad de la banda. El efecto psicol¨®gico de esa presi¨®n es importante: pone en cuesti¨®n el mito de la invencibilidad de ETA, interiorizado por sus activistas y extendido en su entorno social; y es el que puede llevar a la banda a desistir en alg¨²n momento a partir del convencimiento de que el Estado de derecho nunca abdicar¨¢ de su acoso.
ETA sigue teniendo capacidad de regeneraci¨®n, pero encuentra crecientes dificultades porque a la detenci¨®n de un comando le sucede otra y no tiene tiempo de consolidar sus sucesivas c¨²pulas de mando. Hoy, todas las fuerzas pol¨ªticas, incluidas las nacionalistas, salvo la suspendida Batasuna (cuyos dirigentes se enfrentan a la imputaci¨®n judicial de pertenecer a ETA), coinciden en que la v¨ªa policial no s¨®lo es una condici¨®n necesaria para acabar con el terrorismo etarra, sino incluso "una de las mejores v¨ªas pol¨ªticas", como se?al¨® en una ocasi¨®n el portavoz del Gobierno vasco.
La operaci¨®n en Francia, en una actuaci¨®n conjunta de ambas polic¨ªas, ilustra adem¨¢s sobre la eficaz cooperaci¨®n internacional alcanzada en la lucha contra el terrorismo de ETA a partir de la fecha crucial del 11 de septiembre de 2001. Con la reciente detenci¨®n, son ya m¨¢s de medio centenar los activistas apresados este a?o en Francia, ocho de los cuales fueron puestos a disposici¨®n inmediata de la justicia espa?ola en virtud de los cambios legislativos sobre la extradici¨®n. Aunque ETA intenta reorganizarse sobre todo en territorio galo, es evidente que Francia ha dejado de ser el santuario de tiempos pret¨¦ritos.
Los efectos de esa cooperaci¨®n reforzada ya no son exclusivamente pol¨ªticos: se hacen visibles claramente en el aspecto operativo. De los nueve supuestos activistas detenidos en la ¨²ltima operaci¨®n, la polic¨ªa considera que al menos cuatro integraban dos comandos dispuestos a entrar en Espa?a para cometer atentados como el abortado el martes a las puertas de Madrid. Aunque ETA tiene todav¨ªa capacidad de matar (como ha vuelto a se?alar el ministro Acebes) y hace de ello la raz¨®n de su existencia, la experiencia indica que s¨®lo el acoso policial constante, las detenciones y la sensaci¨®n de debilidad organizativa pueden provocar en su seno dudas sobre su continuidad, como ocurri¨® en 1993, con la detenci¨®n de su direcci¨®n en Bidart, y en 1998, en v¨ªsperas de la tregua y del frustrado Pacto de Estella.
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