Ma?ana
Ma?ana se celebrar¨¢ la manifestaci¨®n convocada por el lehendakari Ibarretxe bajo el lema ETA kanpora. Uno lamenta que la contundencia del eslogan que preside la convocatoria no se haya producido hace m¨¢s tiempo: hace diez o quince a?os, pero parece razonable amalgamarse alrededor de tan resuelta iniciativa. As¨ª lo han entendido las cabezas m¨¢s preclaras del PP, en contra de la opini¨®n de Jaime Mayor Oreja, cuyo discurso ya nadie acierta a comprender salvo algunos articulistas de tarifa extra. Si ahora se ponen reparos a una manifestaci¨®n para expulsar a ETA de nuestras vidas s¨®lo hay una alternativa posible: que la desaparici¨®n de ETA no sea, en realidad, lo ¨²nico importante; o que el discurso en contra de la misma esconda un discurso en contra de otras cosas. Desde luego, la equivocaci¨®n de la direcci¨®n del Partido Popular no ha cohibido ni a Ram¨®n Rabanera ni a Alfonso Alonso: hay elecciones locales y forales en ciernes y est¨¢ claro que denigrar al lehendakari no da tantos votos como pensaron en su tiempo algunos estrategas.
La manifestaci¨®n del pr¨®ximo domingo se revela como una espl¨¦ndida ocasi¨®n para aunar voces. Nada deber¨ªa haber en ella que se pudiera interpretar como un plebiscito a favor del lehendakari. Un malhadado d¨ªa, tras el asesinato de Fernando Buesa, las huestes nacionalistas perpetraron un acto vergonzoso, convirtiendo la manifestaci¨®n en su memoria en una especie de concentraci¨®n de desagravio. Es de esperar que las consignas impartidas estos d¨ªas no busquen repetir torpezas semejantes.
El domingo puede, debe, ser un buen d¨ªa. El domingo el lehendakari puede recuperar un liderazgo institucional que muchos le han negado (quiz¨¢s en parte se lo neg¨® a s¨ª mismo) y los dem¨®cratas, al mismo tiempo, encontrar al fin puntos de apoyo para organizarse en el futuro. Ser¨ªa triste que, despu¨¦s de tantos a?os repitiendo que acabar con ETA es lo primero, la asunci¨®n de ese principio fuera ahora insuficiente. Mayor Oreja se equivoca poniendo condiciones: no se sabe a qu¨¦ debe condicionarse un lema como el de ETA kanpora.
A la marea negra de Galicia se le superpone la negr¨ªsima marea vasca, con m¨¢s de treinta a?os de violencia ininterrumpida. ETA ha demostrado hace tiempo que las expresiones p¨²blicas del pueblo vasco, en la calle o en las urnas, no le conmueven lo m¨¢s m¨ªnimo. Pero la clase pol¨ªtica tiene la obligaci¨®n de proporcionar a la ciudadan¨ªa un poco de esperanza. Todo eso hace m¨¢s incomprensible la resistencia de algunas voces a esta convocatoria. Incluso esgrimiendo motivos personales, como si los dem¨¢s no los tuvi¨¦ramos con relaci¨®n a otras personas.
Tampoco la fecha escogida por el lehendakari parece la m¨¢s adecuada, precisamente despu¨¦s de que la banda terrorista haya descalificado su plan pol¨ªtico. Esa extra?a sincron¨ªa puede interpretarse como una falta de delicadeza, pero no mucho m¨¢s all¨¢. En todo caso, la convocatoria de una manifestaci¨®n con un lema tan claro va al fin a dejar a cada uno en su sitio. Va a marcar no s¨®lo la frontera entre los dem¨®cratas y los terroristas. Va a marcar una segunda frontera m¨¢s sutil, que hasta ahora resguardaba a algunos a pesar de esgrimir presupuestos especialmente confusos.
Sabremos ahora qu¨¦ pol¨ªticos tienen a ETA como aut¨¦ntico adversario, y qu¨¦ otros engordaban con ella su discurso. Sabremos ahora qui¨¦nes se posicionan en contra de ETA y qui¨¦nes han encontrado en la violencia un espl¨¦ndido aliado objetivo. Sabremos que los que tildan a Ibarretxe de hip¨®crita no se hallan muy lejos de esas minor¨ªas enardecidas que le llaman asesino cada vez que pone el pie en cualquier lugar de Espa?a.
Con todas las prevenciones necesarias, con todas las objeciones que sean pertinentes, lo cierto es que el lema de la manifestaci¨®n es di¨¢fano como ninguno. Ma?ana no hay una manifestaci¨®n a favor de Ibarretxe sino en contra de ETA. Y a quienes no lo entienden nosotros ya les hemos entendido.
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