El c¨ªrculo del terror
El domingo 17 de marzo de 1986 por la tarde, en Zaldibia (Guip¨²zcoa), un ni?o de seis a?os ech¨® a volar a una paloma delante del f¨¦retro en el que reposaba su t¨ªo mientras restallaban en el aire gritos de Gora ETA. El gesto pas¨® desapercibido en la prensa porque la atenci¨®n estaba centrada en los discursos de los l¨ªderes de HB Jos¨¦ Mar¨ªa Olarra e Itziar Aizpurua, que hab¨ªan acudido a Zaldibia a oficiar el funeral pol¨ªtico por ?ngel Mar¨ªa Galarraga, abatido por disparos policiales dos d¨ªas antes en San Sebasti¨¢n tras haber acabado con la vida de un agente. Dicen las cr¨®nicas que una multitud encrespada y doliente rodeaba el f¨¦retro del activista de ETA, que la plaza de Zaldibia era un mar de ikurri?as y de telas blancas con crespones negros, y que un cuidado servicio de megafon¨ªa difund¨ªa m¨²sica coral que introduc¨ªa en un ambiente f¨²nebre.
Aquel ni?o que solt¨® la paloma era Hodei, el mismo que el 23 de septiembre pasado muri¨® reventado por la explosi¨®n fortuita de la bomba que transportaba
La inc¨®gnita es si este ni?o al que la familia Galarraga ha traspasado simb¨®licamente su carga de muerte estar¨¢ dispuesto a matar o morir cuando le llegue el momento
"Al igual que hace 16 a?os, un ni?o de corta edad, primo de Hodei, abri¨® una caja, y dos palomas partieron velozmente hacia el azulado cielo de Zaldibia"
ETA ha llegado incluso a organizar campamentos de verano infantiles que inclu¨ªan un grado de adoctrinamiento sobre la pretendida 'opresi¨®n' del pueblo vasco
Dicen tambi¨¦n que el p¨²blico reaccion¨® con regocijo cuando el alcalde de la poblaci¨®n, Juan Mar¨ªa J¨¢uregui, interrumpi¨® su discurso en euskera para simular con una par de frases torpemente pronunciadas una pretendida incapacidad de expresarse en castellano. Cuentan las cr¨®nicas que Itziar Aizpurua proclam¨® ante la multitud que ?ngel Mar¨ªa Galarraga, Pototo, supuesto autor de siete asesinatos, hab¨ªa sido en realidad un "soldado por la paz" (bakearen gudari). En el acto intervinieron bertsolaris, acordeonistas, trikitilaris, y termin¨® en un tono artificiosamente festivo porque, seg¨²n explicaron los m¨²sicos, "como Pototo era una persona muy alegre, ser¨ªa una traici¨®n no tocar para ¨¦l la canci¨®n m¨¢s alegre de nuestro repertorio".
El ni?o que solt¨® la paloma era sobrino no s¨®lo de ?ngel Mar¨ªa Galarraga, sino tambi¨¦n de Juan Manuel Galarraga, viejo activista al que la polic¨ªa sit¨²a en el organigrama de ETA como responsable del denominado "Comit¨¦ de Refugiados en Francia". Aquel ni?o era Hodei Galarraga Irastorza, el mismo que el 23 de septiembre pasado muri¨® a los 22 a?os de edad reventado, al igual que su compa?ero de comando Egoitz Gurrutxaga, por la explosi¨®n fortuita de la bomba de 15 kilos de titadine que transportaban en el barrio bilba¨ªno de Basurto.
El pasado 29 de septiembre, domingo tambi¨¦n esta vez, la urna con las cenizas de Hodei Galarraga ocup¨® en la plaza de Zaldibia, municipio de unos 2.000 habitantes, el mismo puesto de honor que el cad¨¢ver de su t¨ªo hab¨ªa ocupado 16 a?os antes. No hay muchas referencias de prensa porque ese d¨ªa grupos de vecinos apostados en los accesos al pueblo impidieron la entrada de los periodistas, excepci¨®n hecha del diario Gara y de la televisi¨®n p¨²blica vasca (ETB). Pero, seg¨²n la cr¨®nica servida por ese peri¨®dico, el homenaje a Hodei Galarraga se desarroll¨® en un clima emotivo, entre ikurri?as y crespones negros, similar al que acompa?¨® en 1986 a ?ngel Mar¨ªa Galarraga. La corporaci¨®n municipal, compuesta por nueve concejales, todos de Batasuna, nombr¨® "hijo predilecto" al fallecido, y los oradores glosaron la figura del joven activista de ETA como "un ejemplo a seguir".
Desde alg¨²n lugar de Francia, su t¨ªo Juan Manuel, padre de Saraioa, se sum¨® al homenaje con un texto dictado por tel¨¦fono en el que se indicaba que "no es tiempo de resignaci¨®n, sino de organizaci¨®n", y que "el hambre de libertad s¨®lo se sacia cuando se consigue la libertad". Tambi¨¦n el responsable de las Gestoras pro Amnist¨ªa, Juan Mar¨ªa Olano, encarcelado en Gradignan (Francia), hizo llegar un escrito en el que alud¨ªa a "la larga cuerda que jam¨¢s se ha quebrado" del "compromiso" con Euskadi. "Est¨¢te tranquilo, Hodei, del mismo tronco del que t¨² naciste surgir¨¢n otros", fue igualmente el mensaje difundido por un concejal de Batasuna y atribuido al preso Oskarbi J¨¢uregui, que en esos momentos se encontraba en r¨¦gimen de aislamiento en la prisi¨®n de Alcal¨¢. El hermano de Hodei pidi¨® a los asistentes que cargaran con el peso del compromiso y siguieran adelante "para que las l¨¢grimas derramadas no sean en balde". Seg¨²n el diario Gara, al terminar el acto, "al igual que hace 16 a?os, un ni?o de corta edad, primo de Hodei, abri¨® una caja y dos palomas partieron velozmente hacia el azulado cielo de Zaldibia".
Inc¨®gnita mortal
La inc¨®gnita que ha quedado flotando en el aire es si este nuevo ni?o al que la familia Galarraga ha traspasado simb¨®licamente su carga de muerte, sus frustraciones y fantasmas, su fanatismo y su odio, estar¨¢ efectivamente dispuesto a matar y a morir cuando le llegue el momento. Porque de lo que no cabe duda es de que todo su entorno: sus padres, sus t¨ªos y primos, los concejales de su pueblo -los mismos que se preguntan: "?Cu¨¢l es nuestro delito?", despu¨¦s de declarar "hijo predilecto" a un activista de ETA- y, desde luego, la propia organizaci¨®n terrorista le han marcado ya un destino del que no podr¨¢ zafarse f¨¢cilmente.
Muchos padres que han conocido la realidad de ETA reaccionan preservando a sus adolescentes ante ese mundo siniestro, evitando trasladarles los esquemas y la ideolog¨ªa que conducen a la violencia. Son personas que al contacto con la realidad cambiante y la maduraci¨®n personal han evolucionado, relativizado, desacralizado, al menos, sus antiguos planteamientos.
En clave psicol¨®gica, se puede pensar, sin mucho riesgo a equivocarse, que los viejos activistas anclados en sus inmutables verdades precisan que sus esquemas, su interpretaci¨®n de la realidad y sus pasiones se reproduzcan en su entorno familiar para, entre otras cosas, evitar que su familia pueda interpelarles moralmente sobre su conducta pasada o presente. Necesitan que sus hijos comulguen con su visi¨®n de la realidad como forma de evitar las fracturas afectivas, el descr¨¦dito personal. ?Tiene eso algo que ver con el dato, presente en las encuestas, de que las gentes de Batasuna muestran un notable inter¨¦s en la educaci¨®n de sus hijos?
Podr¨ªa pensarse que la reacci¨®n pendular frente a los progenitores, caracter¨ªstica de la adolescencia, llevar¨ªa a muchos j¨®venes a rebelarse instintivamente contra la doctrina pol¨ªtica establecida en el hogar, pero eso es algo que la experiencia vasca refuta frecuentemente. En la medida en que est¨¢ instalada en la calle, en algunos medios de comunicaci¨®n, en colectivos y organismos que tejen permanentemente una red dedicada a socializar la legitimaci¨®n del terrorismo, la ideolog¨ªa de la violencia trasciende mucho el ¨¢mbito familiar vasco. Es un asunto que interpela rec¨ªprocamente a padres e hijos, y m¨¢s bien parece que los adolescentes formados en familias del nacionalismo violento resuelven sus diferencias generacionales y los inevitables roces de la convivencia precisamente en la aceptaci¨®n de una ideolog¨ªa de acci¨®n que se define a s¨ª misma como en permanente rebeld¨ªa, aunque responda a concepciones y prejuicios acu?ados un siglo atr¨¢s.
Una ideolog¨ªa at¨¢vica
La militancia en ETA sigue aflorando, por supuesto, del agitado magma de una ideolog¨ªa at¨¢vica que proclama con naturalidad, sin atisbo de duda posible, que el pueblo vasco est¨¢ sojuzgado por los espa?oles y franceses, que hace de la lengua un rasgo ¨¦tnico excluyente, que cree en una esencia vasca primigenia y en un derecho natural que le sit¨²a fuera del tiempo y de las leyes que los vascos se han dado a s¨ª mismos, que antepone un pretendido derecho colectivo a los derechos individuales de los vascos realmente existentes y que cree que s¨®lo encontrar¨¢ su libertad y su independencia en la escisi¨®n, en la creaci¨®n de un Estado vasco por y para esa comunidad de vascos. Esa ideolog¨ªa, asentada preferentemente en los viejos bastiones del carlismo, contin¨²a haciendo estragos desde los tiempos del cura Santa Cruz, adobada ahora de un supuesto izquierdismo, ecologismo, feminismo, antiglobalizaci¨®n y dem¨¢s adhesivos oportunistas que buscan presentar lo viejo como moderno y camuflar el asesinato pol¨ªtico, la depuraci¨®n ideol¨®gica, el fanatismo.
Pero para que el ni?o que solt¨® las dos palomas en el homenaje a Hodei Galarraga no se pierda en el duro camino trazado, el sistema ETA ha dise?ado un ciclo de tres fases que hasta ahora le ha permitido reproducirse muy eficazmente. La primera fase es la creaci¨®n de un entorno social, cultural y afectivo de respaldo a los activistas de ETA. Es una tarea que recae fundamentalmente en las Gestoras pro Amnist¨ªa, encargadas de organizar a los familiares y amigos de los presos, de agitar a la sociedad para suscitar reacciones de solidaridad para con los detenidos o huidos, de preparar los homenajes y las manifestaciones. Cada preso, cada refugiado, debe tener su comit¨¦ de apoyo, debe notar el calor del pueblo, debe ser presentado como una v¨ªctima de la represi¨®n y de la injusticia, debe convertirse en un personaje a poder ser heroico para todos sus allegados y conocidos.
Es una manera de disolver tambi¨¦n las reticencias a prestarse a ese juego que muestran a veces los familiares de los activistas de ETA. Porque hace falta valor para negarle a tu hijo los t¨ªtulos de h¨¦roe, gudari (soldado vasco en la Guerra Civil), hijo del pueblo, luchador por la paz y la libertad, que le otorgan sus correligionarios incluso desde los ayuntamientos y otras instancias p¨²blicas. Porque muchas veces los padres necesitan imperiosamente minimizar, blanquear, exculpar, los delitos de sus hijos. Obviamente, lo importante de las manifestaciones y de las campa?as dirigidas a exigir el reagrupamiento de los presos en las c¨¢rceles de Euskadi o cualquier otra cosa no es la eficacia en la aproximaci¨®n a ese objetivo, sino el movimiento en s¨ª, la agitaci¨®n permanente, la extensi¨®n de la frustraci¨®n, el agravio y el odio, la cohesi¨®n del colectivo de los familiares y amigos.
De ah¨ª la importancia de mantener conectados a los familiares, las charlas, las movilizaciones peri¨®dicas, los autobuses organizados a las c¨¢rceles; de ah¨ª la trascendencia del papel de interlocuci¨®n vigilante y de adoctrinamiento que desempe?an los abogados de las Gestoras ante los propios presos y sus familias. En esta tarea, el sistema ETA ha llegado incluso a organizar campamentos de verano infantiles que inclu¨ªan, entre las actividades propias del ocio vacacional, un grado de adoctrinamiento sobre la pretendida opresi¨®n del pueblo vasco.
Pegatina
Como reflejo de esa voluntad, ETA distribuy¨® a?os atr¨¢s entre sus simpatizantes una pegatina marcada con su sello y la leyenda "Jotake" (Dale que te pego) en la que aparecen unos encapuchados armados junto a un grupo de ni?os. En Zaldibia, municipio en el que, como ha ocurrido en otros ayuntamientos, la mayor¨ªa electoral de Batasuna ha dado paso con el tiempo a una situaci¨®n de dominio pol¨ªtico y social exhaustivo -ni siquiera el PNV os¨® presentarse en los pasados comicios locales-, se recuerda la noche en que el ni?o Hodei Galarraga cogi¨® uno de los carteles expuestos en la calle, reuni¨® a otros chavales del pueblo y encabez¨® su primera manifestaci¨®n por la independencia de Euskadi.
La segunda fase del ciclo es la movilizaci¨®n y el encuadramiento, la militancia en la organizaci¨®n juvenil Jarrai-Haika-Segi o en las Gestoras pro Amnist¨ªa. Las visitas a los presos del municipio o del barrio cumplen la funci¨®n de suministrar aliento popular a los reclusos, pero sobre todo establecen un primer contacto, y a veces un v¨ªnculo personal, entre los simpatizantes y los activistas, que en esas circunstancias aparecen humanamente accesibles, privados de libertad y despojados de su carga violenta. A esa segunda fase pertenece la participaci¨®n en actos de violencia callejera, la kale borroka, terreno de iniciaci¨®n que sirve para poner a prueba a los candidatos potenciales a dar el gran salto.
Hodei Galarraga empez¨® a militar en Jarrai y en el movimiento estudiantil de Batasuna cuando ten¨ªa 15 a?os, tras la detenci¨®n de su hermano. Estudi¨® en una escuela profesional y pas¨® a trabajar en la empresa CAF de Beasain (Guip¨²zcoa). Sus amigos le recuerdan como "un joven tozudo, pero alegre", como su t¨ªo ?ngel Mar¨ªa, siempre activo, comprometido, directo.
La tercera fase, la de la captaci¨®n y militancia en ETA, la del asesinato, la detenci¨®n o la propia muerte, que cierra el ciclo de la organizaci¨®n terrorista, se abri¨® para ¨¦l en febrero del pasado a?o cuando recibi¨® la oferta de entrada en ETA:
"Kaixo lagun [Hola, amigo]: La organizaci¨®n armada Euskadi Ta Askatasuna acude a ti para plantearte la oportunidad da dar un paso adelante en el compromiso que nos une en la lucha por la liberaci¨®n nacional y social de nuestro pueblo, Euskal Herria.
Te proponemos un encuentro para poder analizar el grado de compromiso que estar¨ªas dispuesto a adquirir. La liberaci¨®n de Euskal Herria demanda muchas y diversas tareas y a todos todas, nosotros, nosotras nos es posible aportar en una u otra medida, seg¨²n nuestras posibilidades. Todos, todas, somos necesarios, necesarias en esta tarea.
Este primer encuentro no presupone compromiso alguno.
Besterik gabe, laister elkar ikusi dugulakoan agurtzen zaitugu [Sin m¨¢s que a?adir, te saludamos en la confianza de que nos veremos pronto].
Gora Euskal Herria Askatuta!
Gora Euskal Herria Sozialista!
Jo ta ke Irabazi Arte!
Euskadi Ta Askatasuna.
E.T.A.
No comentes ni consultes con nadie nada de esto, ya que es una carta que va dirigida a ti personal y exclusivamente. Cuando termines de leer este escrito, qu¨¦malo inmediatamente".
A esas alturas, los ojeadores de ETA sab¨ªan que con Hodei Galarraga actuaban sobre seguro. Sus datos personales y las referencias a su militancia en las juventudes aparecieron posteriormente en las fichas de captaci¨®n intervenidas a la presunta responsable de Gestoras y de Haika Amaia Arrieta Gonz¨¢lez. La trayectoria de Hodei Galarraga apuntala la tesis que establece que el ciclo de actividad de los terroristas ha ido recort¨¢ndose progresivamente en los ¨²ltimos tiempos. Integrado en el comando Buruntza, particip¨®, supuestamente, a principios del pasado a?o, en los asesinatos del agente de la Ertzaintza Mikel Uribe y del director financiero del Diario Vasco Santiago Oleaga, pero tuvo que huir en agosto de ese mismo a?o antes de que la Ertzaintza acudiera a buscarle en el domicilio familiar de los Galarraga en Zaldibia. Su pista se perdi¨® enteramente hasta que la noche del 23 de septiembre ¨²ltimo en Bilbao la polic¨ªa encontr¨® su fotograf¨ªa en uno de los documentos de identidad falsificados que aparecieron entre los cuerpos mutilados por la explosi¨®n de la titadine en mal estado de conservaci¨®n. El an¨¢lisis de las huellas dactilares confirm¨® la identidad del cad¨¢ver, irreconocible para su propia familia.
Diecis¨¦is a?os despu¨¦s, el ni?o que solt¨® la paloma en el homenaje a su t¨ªo cumpl¨ªa su ciclo tras haber sumado dos asesinatos m¨¢s y otras familias destrozadas al inmenso bot¨ªn de guerra sobre el que se asienta la suprema causa de la "liberaci¨®n nacional y social" de ETA. El ciclo se ha cerrado para Hodei Galarraga, pero se ha abierto autom¨¢ticamente para aquellos de sus allegados y familiares que se sienten interpelados por la muerte de Hodei. En eso consiste el juego que se traen entre manos los dise?adores de las tres fases, los santones del nacionalismo excluyente, los propagandistas de la ideolog¨ªa de la violencia, los padres capaces de sacrificar a sus hijos, a sus nietos y a la mitad o m¨¢s de los vascos realmente existentes en el enajenado altar de sus odios y de sus enfermizos fervores patrios.
La serpiente y el hacha
Basta leer los escritos, sinceramente emocionados, hay que suponer, con que algunos de los amigos de Hodei se han sumado p¨²blicamente al duelo para comprender que el ciclo mortal acaba de reiniciarse fatalmente. "Has sido un ejemplo para la cuadrilla y lo ser¨¢s siempre. Tan h¨¢bil y r¨¢pido como la serpiente, tan afilado y seguro como el hacha [la serpiente y el hacha, los dos s¨ªmbolos de ETA]. Nos ha llegado el momento de defender la vida de Euskal Herria. Nos ha llegado el momento de cortar el cord¨®n umbilical, como el reci¨¦n nacido que aprende a respirar en el llanto descarnado. No es agradable, pero la vida nace en el llanto y termina en el llanto sin cord¨®n umbilical, libre, sin pactos. (...) Porque amamos la libertad aunque nos explote en las manos".
La cuesti¨®n es si el primo de Hodei Galarraga lograr¨¢ escapar a ese obsceno destino.
Las sagas del activismo violento
HAY BASTANTES EJEMPLOS de c¨®mo el fanatismo de los progenitores encamina muchas veces a los j¨®venes al asesinato de sus semejantes y a arrostrar la c¨¢rcel y hasta la muerte propia. Hodei Galarraga era tambi¨¦n primo de Saraioa Galarraga, encarcelada hace tres meses bajo la acusaci¨®n de realizar labores de enlace e infraestructura en ETA, y de Haritza Galarraga, presunto responsable de la organizaci¨®n juvenil Haika-Segi sobre el que pesa una orden de b¨²squeda y captura internacional. La transmisi¨®n en el activismo violento entre padres e hijos est¨¢ acreditada en los casos de Jos¨¦ Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, y de su hijo Egoitz Urrutikoetxea Laskibar, entre Miguel Zalacain y Mikel Zalakain Esain, entre Enrique G¨®mez y Aratz G¨®mez Larra?aga, entre Jos¨¦ Javier Zabaleta Waldo e Iraun Zabaleta Apaolaza, entre Sabino Euba y Jaboga Euba Etxebarria, entre Manuel Urionabarrenechea e Izaskun Urionabarrenetxea Par¨¢is, entre Philippe Saez y Arkaitz Saez Arrieta, entre Justo Elizaran y Aitor Elizaran Aguilar, entre Pedro Miner e Imanol Miner Villanueva, entre otros. Apellidos como Gallastegui (tres hermanos actualmente en prisi¨®n), como Rekalde, como Pagoaga..., componen verdaderas sagas de activistas. Son familias, orgullosas casi siempre de su protagonismo en la lucha, "estirpe de luchadores", en las que el fanatismo violento se traslada de generaci¨®n en generaci¨®n recreando incesantemente el c¨ªrculo de asesinato y c¨¢rcel.
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