La poes¨ªa y los amigos despiden a Jos¨¦ Hierro
El autor de 'Cuaderno en Nueva York' fue incinerado ayer en Madrid rodeado de sus ¨ªntimos
Jos¨¦ Hierro fue incinerado ayer en Madrid, acompa?ado por su familia, sus amigos, sus lectores y los poetas, que le despidieron con los versos de Historia para muchachos y Vida. No hubo discursos, ni recordatorios, ni oraciones frente al ata¨²d, sin s¨ªmbolos ni incrustaciones. S¨®lo el poder de las palabras trajo tambi¨¦n a la memoria la voz de Jos¨¦ Hierro: "Ya no me importan nada / mis versos ni mi vida. / Lo mismo exactamente que a vosotros. / Versos m¨ªos y vida m¨ªa, / muertos para vosotros y para m¨ª". Una vez m¨¢s la poes¨ªa le llev¨® la contraria al poeta terco y cabal para tronar, eterna, humana y llena de vitalidad, antes de que fuera incinerado. Las cenizas del poeta ser¨¢n esparcidas, seg¨²n su expreso deseo, por el mar Cant¨¢brico.
Las cenizas ser¨¢n esparcidas por el Cant¨¢brico santanderino, porque ¨¦l lo quiso, que por algo fue Hierro poeta insobornable de ese mar, en el que pas¨® su infancia y gran parte de su vida. Aunque parte de ellas quedar¨¢n depositadas tambi¨¦n en el Pante¨®n de Ilustres de Cantabria, seg¨²n explicaron miembros de la familia. Ayer se acercaron a acompa?ar a Angelines Torres, su fiel compa?era de siempre, sus cuatro hijos, sus nietos, los amigos, algunas personalidades, que recordaban con ella la vida entregada al arte del creador, amante de la literatura, la pintura, la m¨²sica y de todos los jugos de la vida, a la que exprimi¨® desde el compromiso y la invenci¨®n.
Pas¨® V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, director de la Real Academia, que sentenci¨®: "Ha muerto con las botas puestas, ay que ver", dijo. Y record¨® lo mucho que le preocupaba el hecho de que no hubiera le¨ªdo su discurso de entrada en la RAE, que iba a versar sobre la prosa de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, uno de sus maestros, padrino tambi¨¦n de su hijo Juan Ram¨®n: "Se lo tomaba todo tan en serio, con tanto rigor...", dec¨ªa De la Concha.
Lectura p¨²blica
Al lado, Elsa L¨®pez, directora de la Fundaci¨®n Gala, recordaba c¨®mo le hab¨ªa acompa?ado a la ¨²ltima lectura p¨²blica de su vida, hace d¨ªas en C¨®rdoba, donde se entreg¨® entero a un taller de 15 j¨®venes artistas en la Fundaci¨®n Gala. "Supo que era la ¨²ltima vez que le¨ªa en p¨²blico y se despidi¨® para siempre de m¨ª con un beso solemne, que nunca olvidar¨¦", dijo. De all¨ª pr¨¢cticamente volvi¨® al hospital.
Tambi¨¦n Fernando Delgado, hu¨¦rfano del calor de su amigo, lleg¨® a la despedida, desde Valencia, donde recibi¨® la noticia. "?l me adopt¨® al llegar de Canarias a Madrid. Cuando llega la muerte a las personas que quieres siempre quedas perplejo. Era un ser tan vital que no encuentro manera de relacionarlo con un muerto", contaba ayer el periodista, novelista y poeta.
Los abrazos se suced¨ªan entre los compa?eros, sus c¨®mplices urdidores de palabras, que le lloraron como al maestro que les deja m¨¢s solos. Estaban Benjam¨ªn Prado; Jes¨²s Garc¨ªa S¨¢nchez, su editor en Visor; ?ngel Garc¨ªa L¨®pez; Diego Jes¨²s Jim¨¦nez; Clara Jan¨¦s; Joaqu¨ªn Benito de Lucas; Paca Aguirre; Antonio Lucas...
Tambi¨¦n Luis Alberto de Cuenca, ayer m¨¢s colega de versos que secretario de Estado de Cultura, deambulaba emocionado por el cementerio de la Almudena. "Ha muerto un mito al que le hubiera gustado irse recitando", dec¨ªa. "Fue excepcional, est¨¢ a la altura de Rub¨¦n Dar¨ªo, Juan Ram¨®n y Gerardo Diego, tres de los que ¨¦l m¨¢s estimaba. Y a los dos nos un¨ªa la admiraci¨®n por Lope de Vega, que consider¨¢bamos el gran cl¨¢sico, antes que a G¨®ngora y Quevedo".
Ya al final, no hubo discursos, ni recordatorios, ni oraciones frente al ata¨²d, sin s¨ªmbolos ni incrustaciones. S¨®lo el poder de las palabras trajo tambi¨¦n a la memoria su voz ronca y convincente, una espada afilada con la que clavaba sus poemas en quien tuvo la suerte de escucharle. Sus versos le despidieron en la voz de Manuel Romero, editor y yerno de Hierro, que ley¨® 'Historia para muchachos', del Libro de las alucinaciones (1964), y de Elsa L¨®pez, que enton¨® 'Vida', del Cuaderno de Nueva York (1998), su ¨²ltima y muy aclamada obra: "Despu¨¦s de todo, todo ha sido nada, / a pesar de que un d¨ªa lo fue todo. / Despu¨¦s de nada, o despu¨¦s de todo / supe que todo no era m¨¢s que nada...".
Babelia
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