El Madrid vive de una vez un partido en paz
Hora era de que el Madrid se soltara el pelo, sumido como vive el equipo en una crisis galopante de resultados y, sobre todo, de juego, que suele ser un horror. Pero lo de ayer fue otra historia. Desde el primer minuto el Madrid le cogi¨® el gusto al partido, con aquella extraordinaria defensa que ahog¨® al Lleida y le redujo a la nada. Como de costumbre, fue Lucio Angulo el que antes se puso las pilas. Y su talante contagi¨® a unos cuantos, que si este equipo tuviera m¨¢s gente como ¨¦l, podr¨ªa saber de derrotas, cierto, pero no de bochornos.
El caso es que no mostr¨® el Madrid sus habituales embobamientos, esos momentos en los que se empeque?ece y se transforma en un grupo asustado, incapaz de construir un baloncesto digno de llamarse as¨ª. Ayer el equipo, durante muchos minutos, fue otro, magn¨ªficamente dirigido por Mulaomerovic, que adem¨¢s se puso las botas desde el per¨ªmetro; con Alston golpeando bajo el aro con sa?a a un Lleida que cuando se quiso dar cuenta, al inicio del segundo cuarto, llevaba encima una paliza de cuidado (35-15, m. 12).
REAL MADRID 89 - LLEIDA 66
Real Madrid: Mulaomerovic (18), Lucio Angulo (6), Digbeu (10), Alston (16), Tarlac (8); Mumbr¨² (10), Herreros (10), Alfonso Reyes (4), Victoriano, Sonseca (7) y Mena. Caprabo Lleida: Roger Grimau (14), Alberto Angulo (7), Ramos (8), Rogers (10), Bramlet (8); Ruffin (11), Berni ?lvarez, Laso, Bosch (8) y Jordi Grimau. ?rbitros: Mitjana, Mart¨ªnez y Hierrezuelo. Unos 4.500 espectadores en el Saporta.
Cuando a la vuelta del descanso Lucio Angulo vol¨® para colocarle un tap¨®n a su hermano Alberto, y la jugada la culmin¨® Herreros con un triple, el Madrid viv¨ªa en ¨¦xtasis, con el asunto sentenciado (57-40) y con el ¨¢nimo de pasar un buen rato, para solaz de un personal hastiado de tanto fracaso. En el Lleida s¨®lo Roger Grimau daba la talla. Intent¨® Edu Torres, t¨¦cnico catal¨¢n, detener la sangr¨ªa con una defensa en zona y lo que logr¨® fue encajar triples de la mano de Digbeu, de Mumbr¨², de Mula, de todo el que por el per¨ªmetro pasara. Conoc¨ªa el Madrid la sensaci¨®n, casi olvidada, de vivir un partido en paz, de disfrutar de este juego. Y eso hizo. No fue el asunto como para tirar cohetes, pero el conjunto de Imbroda demostr¨® que es capaz de recuperar parte del prestigio perdido. Y jugando bien al baloncesto, como ayer, le va a resultar mucho m¨¢s f¨¢cil.
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