"Los espa?oles estamos en un continuo pasmo"
Francisco Casavella (Barcelona, 1963) deseaba escribir una novela en la que el lector disfrutase durante mucho tiempo, y de ese deseo surgi¨® El d¨ªa del watusi (Mondadori), una trilog¨ªa en la que describe las tres ¨²ltimas d¨¦cadas de nuestra historia a trav¨¦s de la vida de un personaje que tiene como ¨²nico objetivo medrar en la vida. El primero de los tres editados fue Los juegos feroces. Publica ahora Viento y joyas, el segundo volumen, en el que el narrador entra a trabajar en un banco. En febrero de 2003 llegar¨¢ la tercera novela, El idioma imposible.
Pregunta. ?Por qu¨¦ decidi¨® contar la historia de su personaje en tres partes?
Respuesta. Ten¨ªa ganas de escribir una novela larga, porque me hab¨ªa dado cuenta de que a m¨ª las novelas que m¨¢s me hab¨ªan impactado son las novelas de mucha extensi¨®n en las que te metes en un mundo, y, como est¨¢s mucho tiempo en esa lectura, acabas m¨¢s en el mundo de la ficci¨®n que en el real, y cuando terminas sales transformado. Cre¨ªa que como escritor hab¨ªa llegado el momento, por lo menos, de intentarlo.
"Los ¨²ltimos 30 a?os han sido para m¨ª los m¨¢s importantes de mi vida"
P. ?Qu¨¦ le llev¨® a situar al personaje en esa ¨¦poca de la historia de Espa?a?
R. Ten¨ªa un hilaz¨®n que me permit¨ªa contar y analizar esos 30 a?os, que para m¨ª han sido los m¨¢s importantes de mi vida. Aunque no creo que por ello se le pueda tachar de ser una novela generacional.
P. ? C¨®mo recuerda esos primeros a?os tras la muerte de Franco?
R. Hubo muchos que pasaban a ser dem¨®cratas a una velocidad de v¨¦rtigo, igual que le ocurr¨ªa al pa¨ªs. Una de la cosas que m¨¢s me interesaban, por el recuerdo que yo ten¨ªa, era esa imagen de que los primeros compases de la democracia fueron muy naif.
P. ?Qu¨¦ elementos utiliz¨® para pasar de Los juegos feroces a Viento y joyas?
R. En el primer volumen, Los juegos feroces, los hechos suced¨ªan durante el d¨ªa del watusi, que es una jornada que marca al protagonista en la manera que forja su vida espiritual. En Viento y joyas entra en la historia a trav¨¦s de una serie de circunstancias delirantes pero veros¨ªmiles. Empieza a trabajar en un banco y forma parte de ciertos compases de lo que ser¨ªa la primera transici¨®n. El volumen acaba cuando se legaliza el Partido Comunista.
P. ?Le resultaba m¨¢s f¨¢cil enmarcar al protagonista en una clase social baja?
R. Quer¨ªa que partiese de una zona pobre de Barcelona, que, aunque no es exactamente donde me cr¨ªe, tengo fuertes vinculaciones, y me hac¨ªa gracia a efectos narrativos que el personaje empezara desde lo m¨¢s bajo. Es una zona en la que se viv¨ªa una protohistoria, donde exist¨ªa la fuerza m¨ªtica, la de los relatos orales, con un envoltorio de un mundo muy cercano al mundo criminal que hac¨ªa mucho m¨¢s vivas unas situaciones de las que luego ¨¦l se va desgajando. El narrador de mi historia est¨¢ programado para prosperar, y es a lo que se va dedicando en todos los tomos de la novela, aunque sin demasiado talento, pero que le hace conocer otros ¨¢mbitos y enfrentarse a ellos. Es un personaje que pertenece a una generaci¨®n como a la que pertenezco yo, que no tuvimos mucho tiempo para estar encantados. Est¨¢bamos en una sinton¨ªa muy extra?a con los tiempos. El pa¨ªs era adolescente y nosotros tambi¨¦n, y eso ha dado paso a que estemos en un continuo pasmo.
P. Apunta que una de las etapas mejores de esos treinta a?os es la que se desarrolla entre 1978 y 1982.
R. Es una etapa creativa interesante. Hab¨ªa una necesidad enloquecida de salir de una Espa?a cutre y pasar a algo diferente. Despu¨¦s de esos a?os, y m¨¢s concretamente despu¨¦s de 1995, el pa¨ªs se vuelve c¨ªnico con respecto a la pol¨ªtica del pa¨ªs. Si hab¨ªamos estado con miedo a finales de los setenta, con cierta euforia durante los ochenta, despu¨¦s se entra en un divorcio entre lo que es pol¨ªtica y la intrahistoria del pa¨ªs. No s¨¦ si se volver¨¢n a unir. Los partidos pol¨ªticos han desencantado al ciudadano y se han convertido en aut¨¦nticas corporaciones. La gente sabe muy bien qu¨¦ votar, pero lo hace por ayuda, porque le da un poco igual y no se f¨ªa mucho de su clase pol¨ªtica. A mediados de los noventa es cuando se ve claro ese divorcio entre sociedad civil y pol¨ªticos.
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