La campa?a del chapapote

Decenas de palas met¨¢licas se apilan inservibles en las calas de Lira. "Al principio, intentamos usarlas, pero se pegaban al chapapote o se nos resbalaban con los guantes de goma. Lo mejor es recogerlo a pu?ados", explica Jos¨¦ Manuel Su¨¢rez, un soldado de 21 a?os de la Brigada Mecanizada de Botoa (Badajoz).

A media ma?ana de ayer, Su¨¢rez y sus cien compa?eros ya hab¨ªan llenado de brea un contenedor de cinco toneladas y esperaban completar otros dos antes de que la pleamar les obligase a dar por concluida la jornada.

Cada 45 minutos, los militares, a los que s¨®lo se diferencia de los voluntarios por un mono verde impermeable bajo la com¨²n indumentaria blanca, descansan un cuarto de hora. Un manos limpias les da de beber agua o les cambia las mascarillas y gafas.

"Los voluntarios tienen m¨¦rito, pero los militares se organizan mejor", dice un alcalde del BNG

El trabajo es duro, sobre todo porque las emanaciones del alquitr¨¢n provocan dolor de cabeza, pero "tambi¨¦n en el cuartel nos meten ca?a y aqu¨ª tienes la sensaci¨®n de ayudar a la gente", explica Su¨¢rez. "Nadie est¨¢ entrenado para este trabajo", confiesa su jefe, el teniente Pedro de Jes¨²s.

S¨®lo desde el pasado s¨¢bado, dos excavadoras mec¨¢nicas hacen que la tarea parezca menos artesanal. Una gr¨²a carga los camiones, que se adentran por una improvisada pista de tierra hasta una de las zonas m¨¢s castigadas de la Costa da Morte. El municipio de Carnota cuenta con 32 playas y 18 calas, diseminadas a lo largo de 34 kil¨®metros. Todas, en mayor o menor medida, han resultado afectadas; aunque por ahora, casi milagrosamente, se ha salvado la piscifactor¨ªa en la que trabajan 150 vecinos.

El alcalde, Xos¨¦ Manuel Garc¨ªa, del Bloque Nacionalista Galego (BNG), respiraba ayer algo m¨¢s tranquilo. La gran mancha que amenazaba con embadurnar por tercera vez su municipio pas¨® de largo empujada por el viento y, por vez primera, las olas dejaron de escupir fuel sobre la playa.

Pero eso no significa que la pesadilla haya terminado. "Tenemos que intentar limpiar las piedras cuanto antes", le urgi¨® el alcalde al ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, quien baj¨® hasta la misma orilla, convertida en un cenegal oleoso, para saludar a los soldados. En las oquedades de las rocas se recogen las cr¨ªas de mejill¨®n que se cultivan en las bateas de las R¨ªas Bajas. "Toda la industria mejillonera est¨¢ en peligro si se pierde su materia prima", advierte.

El ministro se muestra "cautamente optimista". La informaci¨®n que ha recibido en el centro de coordinaci¨®n de A Coru?a y su observaci¨®n visual desde el helic¨®ptero Superpuma con el que ha sobrevolado la zona le llevan a la conclusi¨®n de que la mayor¨ªa de las playas "est¨¢n pr¨¢cticamente limpias" y s¨®lo restan los lugares m¨¢s inaccesibles. Aunque puede ser una impresi¨®n enga?osa, pues la marea cubre a veces el chapapote con un velo pudoroso de arena.

En la isla de Ons, un infante de Marina le explica que, como el tejido de Pen¨¦lope, la mar enluta cada noche la misma playa que ellos dejan impoluta cada tarde. "No puedo decir que os quede menos, pero s¨ª que hab¨¦is retirado mucho", les exhorta el ministro, abrumado por la magnitud del empe?o. Es v¨ªspera de Nochebuena, pero la cadena que transporta de mano en mano los capazos cargados de brea desde el fondo del acantilado no puede detenerse por las fiestas.

El Galicia y el Pizarro, los dos buques que zarparon el pasado d¨ªa 6 desde la base de Rota (C¨¢diz) est¨¢n fondeados frente al parque nacional de las Islas Atl¨¢nticas y nadie sabe cu¨¢ndo volver¨¢n a casa. A los andaluces del Tercio de la Armada, como a los extreme?os de la Mecanizada, les suspendieron a ¨²ltima hora las vacaciones navide?as. Un oficial recuerda que hace un a?o, por estas fechas, se encontraba en Bosnia. "As¨ª es esta empresa y la familia no tiene m¨¢s remedio que asumirlo", dice resignado.

Aunque el Ej¨¦rcito tard¨® casi dos semanas en llegar a su pueblo, el alcalde de Carnota reconoce que ha compensado la tardanza. "Los voluntarios tienen mucho m¨¦rito, pero no hay color: los militares se organizan mejor y les cunde m¨¢s el trabajo".

El ministro sostiene que casi 12.000 miembros de las Fuerzas Armadas han participado ya en la lucha contra la cat¨¢strofe del Prestige. Un recuento m¨¢s ajustado cifra en 5.250 los que colaboran actualmente en la limpieza.

"Los ciudadanos pueden estar tranquilos. El Ej¨¦rcito va a seguir en Galicia mientras quede un cent¨ªmetro de chapapote", anunci¨® ayer. A los infantes de Marina les agradeci¨® su trabajo, "esforzad¨ªsimo y abnegado", y les prometi¨® un merecido permiso cuando concluyan su tarea. Pero no pudo comprometerse a una fecha. La campa?a se augura larga. Por ahora, lo ¨²nico seguro es que compartir¨¢n con los gallegos sus Navidades m¨¢s negras.