Objetivos de defensa
Tras la profesionalizaci¨®n de las Fuerzas Armadas y los cambios desencadenados en el escenario mundial por los atentados del 11-S era ineludible una reflexi¨®n sobre los nuevos retos que se plantean a la seguridad de los espa?oles. M¨¢s cuestionable es que tuviese que adoptar la forma de una revisi¨®n estrat¨¦gica (en realidad, una visi¨®n estrat¨¦gica, puesto que es la primera vez que se hace), importando una f¨®rmula anglosajona ajena a la tradici¨®n legal y doctrinal espa?ola. Tan ajena, que el documento presentado en el Congreso por el ministro de Defensa no ha sido aprobado por el Parlamento, ni tampoco lo ser¨¢ por el Gobierno, que se limitar¨¢ a darse por enterado, por lo que su valor jur¨ªdico es m¨¢s que discutible.
En cambio, no se puede cuestionar su importancia pol¨ªtica. Con matices, obtuvo el apoyo de PP y PSOE y de otros dos partidos llamados a completar mayor¨ªas parlamentarias, CiU y Coalici¨®n Canaria. No pod¨ªa ser de otro modo si la revisi¨®n, como predica, pretende marcar las l¨ªneas maestras de la pol¨ªtica de defensa hasta 2015. El consenso resulta especialmente meritorio en un momento en que los puentes de di¨¢logo entre Gobierno y oposici¨®n aparecen m¨¢s rotos que nunca.
A partir de ah¨ª, el documento admite valoraciones diferentes. No aporta soluciones a los dos principales problemas que actualmente tienen las Fuerzas Armadas: la falta de suficientes aspirantes a soldado profesional y la financiaci¨®n de los programas de armamento ya en marcha, imposibles de encajar en el horizonte presupuestario previsible. En cambio, supone un avance, no por obvio menos trascendente, la consideraci¨®n de las Fuerzas Armadas como una entidad ¨²nica, lo que lleva a potenciar al jefe del Estado Mayor de la Defensa y a centralizar en lo posible la adquisici¨®n de los sistemas de armas y de su log¨ªstica. Hay que recordar que hace 25 a?os cada ej¨¦rcito era un ministerio diferente para comprender el camino recorrido.
No es seguro que los espa?oles hayan asumido, como dice la revisi¨®n estrat¨¦gica, que el terrorismo exterior sea la principal amenaza para su seguridad, junto a la proliferaci¨®n de armas de destrucci¨®n masiva. Seguramente, parte de la culpa corresponde al Parlamento, que ni siquiera ha debatido todav¨ªa las conclusiones de la Cumbre de Praga, donde la OTAN asumi¨® la lucha contra el terrorismo como prioridad y abri¨® la puerta a siete nuevos aliados. En cambio, es bueno que se deje sentado, disipando confusiones, que la lucha contra ETA corresponde a las Fuerzas de Seguridad y no a las Fuerzas Armadas o que la intervenci¨®n de tropas espa?olas en el exterior se har¨¢ "con respeto siempre a la legalidad internacional". En ¨¦ste como en otros temas, la pr¨¢ctica dir¨¢ si la revisi¨®n tiene traducci¨®n real o se queda en papel mojado.
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