El brit¨¢nico Conn Iggulden novela la gran aventura de la vida de Julio C¨¦sar
La tetralog¨ªa 'Emperador' se acoge a las nuevas y violentas tendencias de la narrativa hist¨®rica
Si alguna vida de un personaje hist¨®rico presenta alicientes para ser novelada, ¨¦sa es la de Julio C¨¦sar. Batallas, conspiraciones, amores regios -Cleopatra, pero tambi¨¦n Eunoe de Mauritania-, infidelidades, pol¨ªtica, conquistas y asesinatos (incluido el suyo) marcan la biograf¨ªa del gran romano, que ha sido objeto de diferentes aproximaciones narrativas -de Thorton Wilder a Rex Warner-. La ¨²ltima es la de un joven escritor brit¨¢nico, Conn Iggulden (Londres, 1971), que se ha lanzado a recrear la gran aventura vital de C¨¦sar en una ambiciosa tetralog¨ªa de novelas, Emperador, la primera de las cuales Las puertas de Roma, acaba de aparecer en Espa?a publicada por El Aleph.
El deb¨² de Iggulden en la narrativa hist¨®rica -de hecho, es su primer libro de cualquier clase- ha sido recibido con elogios de la cr¨ªtica, y la novela viene recomendada por Bernard Cornwell, el autor de la serie del fusilero Sharpe. Es f¨¢cil entender el porqu¨¦: Iggulden comparte con Cornwell y otros autores contempor¨¢neos de novela hist¨®rica como Simon Scarrow -que tambi¨¦n se mueve en escenario romano- una recreaci¨®n altamente ¨¦pica y realista del pasado caracterizada por una gran dosis de violencia (aqu¨ª las espadas cuando sajan, sajan de verdad). ?Asistimos a una cierta tarantinizaci¨®n del g¨¦nero? "Bueno", r¨ªe Iggulden, que ha visitado Barcelona para presentar su libro, "es necesario que la gente sea consciente de qu¨¦ doloroso asunto era una batalla". Y prosigue: "Estoy de acuerdo con esa tendencia, una batalla es algo brutal, y hace fr¨ªo y los que luchan sufren. Intento ser realista hasta lo m¨¢ximo posible". El novelista subraya que trata de visualizar la historia, no de juzgarla. En la descripci¨®n de los rigores de la lucha le ha ayudado el testimonio de su padre, que fue combatiente en la II Guerra Mundial. Y ¨¦l mismo no carece de cierta experiencia, pues en una ocasi¨®n, dice, recibi¨® una pu?alada en un pie.
En la primera novela de las cuatro que han de relatar la vida de C¨¦sar, el lector asiste a la etapa de formaci¨®n del personaje, desde su ni?ez hasta el exilio al que lo condena el dictador Sila, tras decir aquella frase de "en este joven hay muchos Marios", que Iggulden transcribe, con cierto eco glandular, como "en ¨¦l hay un par de Marios". En la novela se asiste a un combate de gladiadores -entre ellos y contra leones-, una revuelta servil que desemboca en una matanza estremecedora, la masacre del populacho de Roma a cargo de los legionarios de Mario, una amputaci¨®n en vivo, terribles torturas... Eran tiempos duros. "Absolutamente", asiente Iggulden.
Junto a Cayo (C¨¦sar), aparece a lo largo de la novela un amigo, Marco (Bruto), que al final, claro, ser¨¢ su asesino. El novelista los presenta casi como hermanos. "Bruto era algo menor, pero no tanto como para ser hijo de C¨¦sar, como se rumoreaba. Se llevaban unos cinco a?os, muy poco. Para entender la relaci¨®n tan especial de C¨¦sar y Bruto hay que ir m¨¢s all¨¢ en su vida y eso es lo que he hecho yo, con la facilidad de que apenas nada se sabe de la infancia y la primera juventud de C¨¦sar".
En el segundo libro tocar¨¢ enfrentarse al asunto de la supuesta homosexualidad de C¨¦sar, su comentada relaci¨®n con Nicodemo el rey de Bitinia, del que se dice -Suetonio- que Julio fue mozo de placer, es decir, puto. "No est¨¢ probado. Yo lo voy a contar en la novela como creo que fue, es decir, como un insulto. La verdad es que cuando ves cu¨¢ntas amantes femeninas tuvo, su capacidad de seducci¨®n con el otro sexo... En fin, tambi¨¦n es cierto que los legionarios le cantaban aquello de, con perd¨®n, 'C¨¦sar ha jodido a la Galia como Nicodemo ha jodido a C¨¦sar'".
Para el escritor, C¨¦sar, sus logros, s¨®lo se explica como combinaci¨®n de una personalidad excepcional y un momento igualmente extraordinario. "Dif¨ªcilmente hubiera sido lo que fue si Sila y Mario no le hubieran abierto camino. La sociedad estaba madura para un cambio, para la dictadura, para el Imperio. En otro tiempo, C¨¦sar hubiera sido s¨®lo senador o granjero".
De las capacidades militares de C¨¦sar, Iggulden dice que introdujo en t¨¢ctica romana, fiada en el poco sutil ataque en l¨ªnea recta de soldados muy preparados -lo que les cost¨® desastres como Cannas- , maniobras nuevas, emboscadas, o el aprovechamiento de la caballer¨ªa. Y el uso de la propaganda. El novelista cree que el asesinato de C¨¦sar revela en ¨¦ste un exceso de confianza en la omnipotencia de su poder, en la lealtad de sus amigos y en su popularidad entre la plebe.
De la relaci¨®n con Cleopatra opina que fue "un asunto sobre todo sexual, como pueba el que en el apogeo de su poder abandonara todo durante nueve meses para hacer cruceros por el Nilo con ella".
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