Librer¨ªa Padilla
El pasado 2 de diciembre se derrumb¨® la techumbre de la librer¨ªa de Jos¨¦ Manuel Padilla en la calle Lara?a. Unas horas m¨¢s tardes los bomberos la clausuraron y el local qued¨® cerrado. La prensa glos¨® el suceso en los d¨ªas siguientes. Desde entonces el velo de silencio ha ca¨ªdo sobre la desgracia que supone que una librer¨ªa se vea obligada a cerrar.
No podemos hacer un ejercicio de hipocres¨ªa rasg¨¢ndonos las vestiduras por esta respuesta silente; ya sabemos el lugar que ocupa la cultura en la mayor parte de la sociedad sevillana. Lo que s¨ª nos ofende es ese otro silencio de quienes estaban obligados a velar por los bienes culturales, den la callada por respuesta e ignoren lo sucedido. Nos referimos a las administraciones p¨²blicas, ya que se supone que es cosa de su incumbencia. Tampoco vamos a sorprendernos.
Ya sabemos tambi¨¦n el concepto que tienen de la cultura como instrumento propagand¨ªstico al servicio de sus propios intereses pol¨ªticos. Act¨²an por fotos¨ªntesis, movidos por el fogonazo del flash y la cat¨¢strofe. De la que estamos hablando no tiene en impacto en los medios que un Boliden o un Prestige. Aqu¨ª no hay carne de combate pol¨ªtico. No existen substancias contaminantes, ni espectaculares mareas de fuel; s¨®lo las l¨¢grimas negras, de rabia e impotencia, de sus desasistidos propietarios y un poco m¨¢s de orfandad entre los lectores.
El local de Jos¨¦ Manuel Padilla fue durante mucho tiempo mucho m¨¢s que un establecimiento de venta de publicaciones. Durante los a?os oscuros de la dictadura fue centro de reuni¨®n de quienes levantaron la bandera de la reivindicaci¨®n de las libertades en el terreno de la cultura y la pol¨ªtica. Fueron innumerables las conferencias, recitales, presentaciones de libros y exposiciones. Llegada la democracia sus puertas permanecieron abiertas a las nuevas inquietudes e ilusiones.
La librer¨ªa de Jos¨¦ Manuel, Padilla s¨®lo para los ¨ªntimos, fue, como dec¨ªamos antes, algo m¨¢s que un local para la mera venta del libro, sus instalaciones ten¨ªan car¨¢cter de servicio p¨²blico y gracias a este concepto quienes nos beneficiamos de su hospitalidad comenzamos a estar mejor informados y terminamos por sentirnos m¨¢s libres.
Por lo dem¨¢s, ser¨ªa imposible hablar de la librer¨ªa Padilla sin hacerlo tambi¨¦n de su propietario. En s¨ª mismo, Jos¨¦ Manuel es un lujo para la cultura de nuestra ciudad. Porque no podemos caer en el reduccionismo de considerarlo s¨®lo un librero. Jos¨¦ Manuel es tambi¨¦n actor, uno de los m¨¢s solventes de la escena sevillana; dramaturgo de una numerosa camada de obras que espera la mano de nieve que las lleve a las tablas; cr¨ªtico exigente de teatro y, dejo para el final, editor, no porque ocupe el ¨²ltimo lugar, sino porque es a lo que dedica m¨¢s esfuerzo en la actualidad y sus ediciones se han convertido en punto de referencia.
Gracias a la sabia utilizaci¨®n de las m¨¢s avanzadas t¨¦cnicas de inform¨¢tica y a su generosa entrega ha conseguido poner la letra impresa al alcance de los nuevos investigadores, narradores, poetas y fil¨®sofos. ?l solo ha hecho m¨¢s por el advenimiento de nuevos actores que todas las pol¨ªticas de concejales y consejeros de nuestra comunidad.
No creemos que sea necesario cansar m¨¢s al lector para que tambi¨¦n ¨¦l se plantee la necesidad de exigir a las administraciones las ayudas inmediatas para remediar esta desgracia, porque trat¨¢ndose, como es, de un servicio p¨²blico, los dineros del contribuyente no tendr¨ªan mejor uso que el de acudir en ayuda de esa instituci¨®n cultural que, sin duda, es la librer¨ªa de Padilla.
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