El trepidante 'afrohop' de Allen
Con la m¨²sica africana, una de las de mayor riqueza r¨ªtmica del planeta, se da una paradoja: apenas ha arrojado un pu?ado de bateristas de fama internacional. Tony Oladipo Allen, nigeriano de la etnia yoruba nacido en Lagos hace 62 a?os, es una rara excepci¨®n. Gran parte de la leyenda la debe a haber estado junto a la persona adecuada (el colosal Fela Anikulapo Kuti) en el momento preciso (entre 1965 y 1979, precisamente durante los a?os m¨¢s efervescentes del grupo Africa 70'). El resto del cr¨¦dito no es gratuito: Allen figura, con Kuti, como uno de los art¨ªfices fundadores del trepidante ritmo conocido como afrobeat.
Hoy vuelve a hablarse de esta m¨²sica. El ascenso del carism¨¢tico Femi Kuti a nuevo mes¨ªas de la revoluci¨®n musical africana, as¨ª como el advenimiento de nuevos grupos o colectivos (como los neoyorquinos Antibalas) o la promoci¨®n de pinchadiscos como Joe Clausell o Masters at Work tienen mucho que ver con el fen¨®meno. Pero con la excepci¨®n de Femi (hijo de Fela, muerto por sida en 1997), pocos pueden hablar con la autoridad y el conocimiento de Allen acerca de esta m¨²sica que une el highlife, un ritmo africano de influencia europea, y el jazz. "El highlife viene de Ghana, pero en mi pa¨ªs se escuch¨® durante muchos a?os. Fela, que acababa de regresar de estudiar m¨²sica en Inglaterra, quer¨ªa tocarlo de otra manera. Cuando se junt¨® conmigo le metimos el jazz. Un a?o m¨¢s o menos estuvimos haciendo highlife jazz con su grupo, Koola Lobitos. No se llam¨® afrobeat hasta tres o cuatro a?os despu¨¦s, cuando un tipo de Ghana tuvo la idea de cambiarle el nombre. Este hombre dijo, delante de m¨ª: 'Tenemos afroblues, afrojazz..., ?por qu¨¦ no le pon¨¦is un nombre como afrobeat a este ritmo?'. Desde ese momento, el highlife jazz pas¨® a llamarse afrobeat".
Fela escrib¨ªa la m¨²sica para todos los m¨²sicos de su banda menos para Allen. El multiinstrumentista le dec¨ªa a su compa?ero que cuando tocaba, era como si sonaran cuatro bater¨ªas al mismo tiempo. Allen, que ven¨ªa de tocar con bandas como Cool Cats, Agu Norris and the Heatwaves, Nigerian Messengers y los Melody Makers, y que era pr¨¢cticamente autodidacta, fue algo m¨¢s que una pieza clave en aquella d¨¦cada y media de conciertos en The Shrine, en aquellos m¨ªtines de funk furioso -y arengas contra la corrupci¨®n, y nubes de marihuana- que llegaban a durar cuatro horas.
Finalmente Allen abandona a Fela convencido de que su talento y su maestr¨ªa como director musical de Africa 70' no tienen el reconocimiento econ¨®mico merecido, y graba con Kofi Ghanaba un disco m¨ªtico -y recientemente reeditado en compacto- titulado con iron¨ªa No discrimination. Los ochenta del bater¨ªa registran temporadas en Londres y Par¨ªs, donde graba para figuras como King Sunny Ade y Ray Lema o Manu Dibango. Y los noventa, una resurrecci¨®n del afrobeat, g¨¦nero para el que nunca ha dejado de buscar nuevas alianzas a trav¨¦s de la electr¨®nica y el dub.
Siempre afrobeat, pero nun-
ca el mismo. La prueba est¨¢ en su nuevo disco, Home cooking. "Estaba buscando meterle algo nuevo al afrobeat, juntar cosas. As¨ª que escrib¨ª mi m¨²sica y la grab¨¦ en Par¨ªs, donde vivo, la llev¨¦ a Nigeria, y ah¨ª le met¨ª voces, la traje de vuelta a Francia, la met¨ª en mi estudio digital y la llev¨¦ para Londres". All¨ª forma un nuevo equipo, triangular, con el t¨¦cnico Brad Evans y un joven rapero llamado Ty. "Hace poco apareci¨® una recopilaci¨®n m¨ªa llamada Allenko brotherhood. Para ese disco hab¨ªa mandado diferentes grabaciones de bater¨ªa a distintos dj's. En uno de los cortes escuch¨¦ esta voz. Llam¨¦ a mi compa?¨ªa y les pregunt¨¦, '?qui¨¦n es ese chico que canta ah¨ª?'. Pregunt¨¦, '?es americano?'. Y me dijeron: 'No, es negro y nigeriano'. '?Nigeriano?'. Era Ty, ?era el que estaba buscando! Quer¨ªa meterle rap al afrobeat. Meterle rhythm and blues. Hip-hop. Pero quer¨ªa evitar raperos norteamericanos. Estaba buscando algo que no existiera. Ha salido algo m¨¢s suave y r¨ªtmico. ?sta es mi creaci¨®n y la llamar¨¦ afrohop".
Allen, que creci¨® fascinado por Art Blakey, Max Roach y Elvin Jones, consiente que, en todo caso, la ense?anza americana es irrenunciable, y que aparte de sus maestros, Home cooking tiene soul, e ideas ya escuchadas en grandes como Curtis Mayfield o Isaac Hayes. "Respeto a los americanos, pero no me preocupa hacer las cosas como ellos. No creo que alguien sea el mejor. El mejor siempre puede ser superado. Creo que hay que avanzar, intercambiar ideas. No creo en los maestros. Yo soy el maestro de lo que hago".
A Tony Allen le gusta redefinirse constantemente. "El bater¨ªa tiene que ser creativo. El bater¨ªa es un ser humano. Si quieres tocar la bater¨ªa tienes que tocar. No puedes tocar un lado y dejar el otro dormido". Hace m¨²sica de ?frica, concretamente de ?frica occidental, y m¨¢s concretamente, de Nigeria. "Aunque mi pa¨ªs est¨¢ caliente, nuestra m¨²sica siempre est¨¢ ah¨ª. El ¨²nico problema que tenemos es que nunca reconocemos lo nuestro. Hay chicos con mucho talento, pero est¨¢n convencidos de que lo americano es mejor. Falta autoestima, y eso es muy malo. F¨ªjate lo que ha tardado en hablarse del afrobeat. Han hecho falta remezclas, remezclas, remezclas". Le gusta que su m¨²sica se escuche en las discotecas, pero tiene sus reparos. "No creo que sea necesariamente para las pistas, donde todo es todo bum-bum-bum. El afrobeat es un ritmo muy, muy rico. Cuando me siento a tocar mi bater¨ªa no estoy bromeando. Cuando toco, toco como cuatro bater¨ªas a la vez, ?sabes?". Eso se lo dijo Fela, de quien habla moderadamente bien... pero con cierta tensi¨®n: "S¨ª, me siento afortunado de haber conocido a este hombre, me ayud¨® a llegar hasta donde pod¨ªa llegar musicalmente. Es una persona a la que recuerdo cada d¨ªa, cada hora, cada minuto. OK, es una instituci¨®n". Curiosamente, no se considera percusionista sino exclusivamente bater¨ªa: "La bater¨ªa es mi beb¨¦. Mi pasi¨®n. Mi vida. Soy compositor, pero antes que nada soy bater¨ªa". ?Y qu¨¦ bateristas le gustan hoy al veterano maestro? "?Hoy? ?Hoy no hay bater¨ªas! ?S¨®lo m¨¢quinas!".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.