Petr¨®leo y desamparo
Los voluntarios y vecinos que limpian las playas de Ardileiro y Ximpr¨®n, en la Costa da Morte, dicen que es una tarea sin final
En el pa¨ªs de la lluvia, la gente escucha al viento; cuando sopla sureste y noroeste, como ayer en las R¨ªas Bajas, el mar vomita petr¨®leo y desamparo. En el municipio de Carnota, en las estribaciones de la Costa da Morte, las bellas playas de Ardileiro y Ximpr¨®n amanecieron ennegrecidas: una masa color caf¨¦, pestilente y viscosa se hab¨ªa apoderado por la noche de piedras y arenas. Es la labor cotidiana, batallar contra un imposible. Con la marea alta, las olas de tres y cuatro metros bat¨ªan temporal y chapapote impidiendo a voluntarios y militares trabajar desde primera hora. Al fondo, entre crestas de espuma, otras manchas tiznaban el horizonte. "Es una tarea sin final: cuando limpias una zona, al rato est¨¢ otra vez sucia. Nos llevar¨¢ meses acabar con el fuel. Pero lo m¨¢s desesperante es la actitud de los gobernantes", dice Francisco, que coordina a los civiles en Ardileiro.
"El reto ser¨¢ a partir del 7 de enero, cuando se acaben las vacaciones", dicen los vecinos
Muchos se quejan del PP, del verbo del ministro de Defensa y del presidente Aznar
"Lo que ha llegado hoy es petr¨®leo fresco", dice Fina, una mujer de Lira. "En los primeros d¨ªas no pod¨ªamos abrir la ventana; el olor inundaba toda la casa. Hoy amaneci¨® con esta peste a gasolina. Y eso es una novedad. No son s¨®lo las rocas las que desprenden fuel como dicen, es el barco el que nos lo env¨ªa". En la lonja de la Cofrad¨ªa de Pescadores se afanan en suministrar trajes, guantes, gafas y mascarillas a cientos de voluntarios. El patr¨®n mayor, Juan Manuel Leis, est¨¢ de acuerdo: "Mientras el Prestige vierta petr¨®leo, el mar nos lo traer¨¢ a la costa". Las nasas para el marisco se amontonan vac¨ªas en el puerto. Hay temporal y los barcos permanecen amarrados. Tampoco hay mucho que pescar. En Ardileiro recogen el cad¨¢ver de un albatros. Est¨¢ desplumado por el fuel. "Llenamos cada d¨ªa siete u ocho camiones trailer", dice Francisco llev¨¢ndose el ave a una excavadora. Junto a la m¨¢quina, Amalia, de 60 a?os, y Dolores, de 53, ayudan. Son las manos blancas, las encargadas de ayudar a los voluntarios con las mascarillas, darles agua o desempa?arles las gafas. "Habr¨¢ fuel en la playa hasta que no quede ni una gota en el barco", dice Amalia.
Cerca de la piscifactor¨ªa de 30.000 rodaballos de Lira, que se salv¨® del desastre por un milagro, cientos de personas embutidas en un mono blanco excavan agachadas como insectos en la arena y hurgan en las rocas. Un mes y medio despu¨¦s del accidente, no ha llegado mucha tecnolog¨ªa; la herramienta m¨¢s empleada siguen siendo las manos. En la playa de Ximpr¨®n se ve una m¨¢quina oruga, del doble de tama?o de un cortac¨¦sped, que sirve para transportar chapapote a espuertas. Con ella, 15 soldados belgas realizaban el trabajo de 150 voluntarios. La trajeron de su pa¨ªs en los primeros d¨ªas de la cat¨¢strofe; y ahora, adquirida por las autoridades espa?olas, est¨¢ sin uso aparente. Las cinco calas de la playa de Lira, que aqu¨ª llaman Ximpr¨®n, est¨¢n tomadas por los militares espa?oles, que por fin han sido movilizados en masa. Ayer llegaron un centenar de legionarios de Almer¨ªa y dos docenas de infantes de marina de El Ferrol.
El secretario de la cofrad¨ªa, Emilio Louro, Milucho, est¨¢ agradecido y quejoso: "El Ej¨¦rcito lleva dos o tres semanas pero vienen sin medios t¨¦cnicos para limpiar". Quiere que Defensa aporte log¨ªstica, comedores y tiendas, para que los cientos de voluntarios, la mayor¨ªa j¨®venes, puedan dormir. "Esto es como una guerra", sostiene Cecilia Gefaell, voluntaria de Barcelona que, junto a su amiga Montse Mart¨ªnez, ha ayudado a montar un comedor donde las mujeres de Lira cocinan 300 raciones diarias. Cecilia mal contiene su rabia: "Si nos mienten en esto, que podemos ver, ?qu¨¦ no har¨¢n con lo que est¨¢ bajo el mar!". A su vera, Remedios, dispara: "El viernes levantamos esta carpa-comedor y a¨²n estamos esperando que alguien se acerque a preguntar qu¨¦ necesitamos". Remedios est¨¢ a¨²n dolida con la Cruz Roja. "Nos trajeron unos paquetes con juguetes usados, como si fu¨¦ramos pobres de caridad; lo que necesitamos es una pila para fregar los cacharros y un urinario para no tener que ir hasta el bar con esta tormenta".
En el pa¨ªs de la lluvia, llueve a c¨¢ntaros. Llueve racheado; a veces de tierra a mar; otras, al contrario. De ese viento depende que aparezcan nuevas manchas hoy o ma?ana. "Hay muchas m¨¢s de que las que dibujan en los mapas"; asegura Milucho. "Esta era una zona muy rica en marisco y ahora est¨¢ acabada, no s¨¦ por cuantos a?os", a?ade.Las playas esplendorosas que vio el ministro de Defensa, Federico Trillo, est¨¢n tostadas de petr¨®leo. "No puedo entender c¨®mo dijo eso si estuvo aqu¨ª, en Lira, en la boca del infierno, y comprob¨® c¨®mo hab¨ªa un metro de chapapote", exclama Fina. "Es un insulto y una falta de respeto a la gente que est¨¢ aqu¨ª trabajando y para nosotros".
Muchos se quejan del PP, del verbo de Trillo y de Aznar. Las paredes de los bares, de la cofrad¨ªa y del comedor (una carpa pl¨¢stica que amenaza con echar a volar con el viento) est¨¢n decoradas con carteles de Nunca M¨¢is. En algunos postes se leen pintadas: "Fraga dimisi¨®n; televisi¨®n, manipulaci¨®n". Pero la queja contra la ausencia del Estado es general. En Muros, donde gobierna el PSOE, negaron el pabell¨®n para albergar a los militares porque no quisieron suspender las actividades previstas. Y en Carnota, donde manda el BNG, alg¨²n funcionario celoso del Ayuntamiento torpedea a Milucho por usurpar la labor de un poder inexistente en esta tragedia.
A las seis de la tarde, cuando la noche cae sobre el pa¨ªs de la lluvia, mujeres, militares, pescadores y voluntarios vac¨ªan las playas que limpiaron durante horas. Tienen gotas de fuel en la frente, los monos blancos ajados y apestan a fuel. Hay buen humor. Es la hora de lavarse y descansar. Al d¨ªa siguiente, a las ocho y media, vuelta a empezar como si nada hubiera pasado. La noche vomit¨® m¨¢s Prestige. "El reto ser¨¢ a partir del 7 de enero, cuando se acaben las vacaciones y se reduzca el numero de voluntarios". Fina, la mujer de Lira, dice: "Ahora dependemos m¨¢s que nunca de vosotros, los periodistas".
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