Vigo, de sorpresa en sorpresa

Divulgar los productos de Galicia y visitar sus restaurantes es otro modo de solidaridad ante el drama del Prestige. La excursi¨®n comenz¨® por Pontevedra. En concreto por Vigo (la m¨¢s poblada de la comunidad aut¨®noma), que sigue guardando muchos tesoros. El primero que encontramos en nuestra visita fue el NH Hotel Palacio de Vigo, que ocupa un antiguo edificio de viviendas -conocido como las casas de Oya-, construidas en 1904. Remodelado cuidadosamente, impresiona su monumental fachada de granito y su valiosa carpinter¨ªa interior. Y sorprende la cocina de su restaurante, selecto y acogedor como pocos, y en el que brillan los conocimientos y el estilo de un joven chef catal¨¢n, Esteve Creus, y el buen oficio del jefe de sala, el tambi¨¦n catal¨¢n Manel Arrufat. La notable culinaria que se ofrece es de poderosa ra¨ªz mediterr¨¢nea ensamblada perfectamente con el producto gallego m¨¢s excelso.

Por citar algunas delicadezas de este sabio mestizaje: Las portentosas vieiras con alcachofas en dos texturas o el arroz cremoso marinero con cigalas de la propia r¨ªa de Vigo. Otras ofertas singulares y universales: el consom¨¦ de ave con ravioli de huevo l¨ªquido y trufa as¨ª como el original foie gras a la sal, simplemente acompa?ado de una compota de pera y una reducci¨®n de vino dulce.

Tal vez la alternativa de mayor calidad e inter¨¦s sea la del restaurante la Oca. La primera sorpresa para los que somos fumadores ocasionales de puros fue la del cartel situado en la entrada al comedor y que reza: "En este lugar se permite fumar... y que sea lo que Dios quiera". Y siguiendo el carrusel de lo imprevisto elegimos el men¨² degustaci¨®n sorpresa, elaborado seg¨²n los dictados del mercado y el capricho del chef Juan Cisneros (su voz en sala es Toya Galobar, la amabilidad personificada). Todo impecable fue sin duda lo m¨¢s deslumbrante, por varias razones, el arroz negro con chocos de la bah¨ªa viguesa. Y es que visualmente ese color negro y densa untuosidad de la montada salsa nos evocaba a algo siniestro y pr¨®ximo que no nos atrevimos a pronunciar, impresi¨®n que afortunadamente se difuminaba al probar el guiso y disfrutar con ese gusto profundo a mar del fresco y terso cefal¨®podo.

Se nos quedan muchas cosas en el tintero. Tras esta breve visita a tierras galaicas, nos queda pendiente para pr¨®ximas entregas la semblanza del movimiento renovador de la cocina de la mano de los chefs gallegos m¨¢s creativos, constituidos en un grupo de facto de once componentes y entre los que destacan nombres consagrados como Pepe Solla (casa Solla), Xose Cannas (pepe Vieira) o Marcelo Tejedor (casa Marcelo).