Tita Merello: tanguista pobre, fea y sentimental
Naci¨® en un conventillo, cant¨® en el Batacl¨¢n, ha muerto en un asilo. En cada tango dec¨ªa algo de su biograf¨ªa. Tita Merello estaba un poco presa de ella: de haber sido peque?a, fea, hambrienta, abandonada.
"Se dice de m¨ª...
se dice que soy fea,
que camino a lo malevo,
que soy chueca y que me muevo
con aire compadr¨®n.
Que parezco un dinosaurio,
mi nariz es puntiaguda,
la figura no me ayuda
y mi boca es un buz¨®n...".
Ten¨ªan que pasar muchos a?os para que se atreviera a decirlo, con letra de Lucas Demare (los viejecitos se acordar¨¢n de Irusta, Fugazot y Demare, m¨¢s famosos en Madrid que en Buenos Aires). Primero ten¨ªa que sufrir. Ten¨ªa cuatro de malos tratos -de una planchadora y un "cochero de carros con pescante", como dec¨ªa ayer Clar¨ªn- cuando la depositaron en un asilo; diez cuando se fue a una pensi¨®n; veintiuno cuando cant¨® Tango amargo y se hizo famosa. Alguien la dijo a?os despu¨¦s, por sus papeles de cine y una manera de afrontar la vida con cari?o y desgarro: "Tita, en tu vida anterior debiste ser cortesana". "?Y que cre¨¦s que soy en ¨¦sta?". Me recuerda a Edith Piaff, el Gorri¨®n de Par¨ªs, menuda y fea, tan hambrienta que cantaba por las calles de Par¨ªs mientras su hermana pasaba el platillo: y con el mismo desgarro. Una arrabalera:
Mi casa fue un corral¨®n
de arrabal bien proletario,
papel de diario el pa?al,
del caj¨®n en que me cri¨¦.
Para llegar al asilo: "Yo s¨¦ lo que es la verg¨¹enza y el miedo. Cuando estaba en el asilo, una noche me despert¨¦ con dolor de barriga, y vi con horror que mi bombachita estaba manchada de caca. Siento todav¨ªa el fr¨ªo del piso debajo de mis pies yendo al ba?o, y mis manos debajo del agua helada para lavarla y volver a mi cuarto sin que nadie me escuchara ni me viera. Adem¨¢s, era la ¨²nica bombacha que ten¨ªa". (De sus memorias, que se llaman, claro, La calle y yo).
Yo (o lo que fuera ese amasijo visceral con ganas de ser) estaba en el vientre de mi madre, y no s¨¦ si ella tarareaba ya el tango de la Merello:
?Qu¨¦ pretende? ?A d¨®nde va
con el tango m¨¢s amargo?
?Si ha llorado tanto Margo
que dan ganas de llorar!
Ah, letra de Homero Exp¨®sito. Las vidas se cruzan. Dijeron entonces que era la nuestra estrella del santo duro y fuerte, y lo era. S¨®lo que no quer¨ªa salir m¨¢s a un escenario (luego elegir¨ªa el cine): la hab¨ªan abucheado y silbado bastante por ser fea; la hab¨ªan multado por salir a bailar sin las medias negras obligatorias.
Ya iba a cantar de figura en el Maip¨®, en el teatro Batacl¨¢n. Tangos que daban origen a otros tangos: El pulpo, de Gardel, dio origen a Leguisamo, solo: los dos cantaban a un caballo, como tantos tangos: no el pingo de la pampa, el corcel del hip¨®dromo donde iban las fortunas "por una cabeza".
Crey¨® que el cine la salvaba. Y en 1933 intepret¨® la primera pel¨ªcula sonora argentina, que se llamaba, claro, Tango. Fue en ese medio donde conoci¨® al amor de su vida: Luis Sandrini. S¨ª, aquel c¨®mico de los ojos enormes. Dec¨ªa en una entrevista (Antena) hablando de los hombres: "Algunos que no quedaron ni en el recuerdo, otros que dejaron una estela que con el tiempo se borr¨® y uno que fue, s¨ª, el hombre de mi vida. As¨ª es, se llamaba Luisito (Sandrini), y por esas cosas de la vida nuestros destinos tomaron sendas divergentes".
Pel¨ªculas, tangos, discos... Aquella arrabalera, aquella callejera, ha vivido una edad larga sin ninguna enfermedad. Ha muerto enteramente sana a los noventa y ocho a?os. Quienes la conoc¨ªan dec¨ªan que su car¨¢cter era el de siempre; y el m¨¦dico que, simplemente, se par¨® su coraz¨®n.-
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