El Valladolid ya tiene su t¨ªtulo

Hasta ayer, el Valladolid no pasaba de ser un c¨²mulo de ilusiones, esfuerzos, sacrificios y ganas. No era m¨¢s que un club, con problemas econ¨®micos end¨¦micos, que subsist¨ªa por la fuerza de la ilusi¨®n de unos pocos, entre ellos dos hermanos y su compa?ero de colegio. Los hermanos Gonz¨¢lez -Jaime, el presidente del club, y Ra¨²l, el capit¨¢n del equipo-, junto con Juan Carlos Pastor, el entrenador, el compa?ero de colegio de Jaime, levantaron ayer su primer t¨ªtulo, la Copa ASOBAL, delante del equipo m¨¢s grande de la historia de este deporte, el Barcelona, y en casa, delante de un p¨²blico que gener¨® un ambiente casi a la griega, despu¨¦s de una remontada ¨¦pica en la segunda parte.

Era ¨¦sta la quinta final vallisoletana. La primera, hace algunos a?os, se le escap¨® precisamente ante el Barcelona, en Ibiza. Entonces fue el Bar?a el que remont¨® seis goles en contra en s¨®lo diez minutos; el que tuvo que aguantar un ¨²ltimo minuto infartante cuando por fin estaba por delante. Ayer la historia fue exactamente al rev¨¦s.

El equipo catal¨¢n decidi¨® estirar la cuerda desde el primer minuto. Valero Rivera sab¨ªa de la presi¨®n insistente del Valladolid y puso a sus mejores jugadores desde el comienzo. El resultado comenz¨® a ensancharse, pero no lleg¨® a fracturarse nunca porque el Barcelona, cuando mejor jugaba, sufri¨® dos exclusiones casi consecutivas que le tuvieron un buen rato con s¨®lo cinco jugadores.

En esos momentos, quien m¨¢s tiraba del carro era Masip (elegido mejor jugador del torneo), un tipo rodeado del aura de los campeones y el m¨¢s acostumbrado entre los suyos a tomar responsabilidades. Fue el m¨¢s concentrado de todos, el m¨¢s certero y el m¨¢s listo. ?l y el portero Barrufet, que cuando apareci¨®, mediada la primera mitad, intimid¨® tanto a sus rivales que el Valladolid dej¨® de marcar goles como por arte de magia. Davis, el extremo vallisoletano, fue quien m¨¢s evidenci¨® la impresi¨®n que supon¨ªa tener delante en la porter¨ªa al mejor del mundo y envi¨® fuera un pu?ado de contragolpes. El carrusel de p¨¦rdidas de bal¨®n dej¨® por detr¨¢s al Valladolid, aunque antes del descanso reaccion¨® y dej¨® en s¨®lo dos goles (12-14) la diferencia.

El inicio de la segunda parte lleg¨® sin cambios. El Barcelona ampli¨® la distancia hasta los cinco goles (16-21) cuando s¨®lo quedaban diez minutos para el final. La expulsi¨®n de Nagy fue determinante, porque hasta entonces, como pareja de Jerome Fern¨¢ndez o de Xepkin, hab¨ªa anulado la distribuci¨®n del juego que intentaba Raul Gonz¨¢lez, aunque su aportaci¨®n en ataque era escas¨ªsisma. En s¨®lo cinco minutos fue sancionado dos veces y el h¨²ngaro del Bar?a se march¨® al banquillo definitivamente. El boquete en el centro lo aprovech¨® el Valladolid que empez¨® a enviar balones a los extremos, Davies y Rocas, que para entonces ya le hab¨ªan perdido el respeto a Barrufet: cada intento desde uno y otro lado se convirti¨® en gol. Adem¨¢s, la contribuci¨®n en el ataque del cubano Julio Fis comenz¨® a ser fundamental.

La final entraba en los ¨²ltimos cinco minutos empatada, pero el que ven¨ªa desde atr¨¢s, el necesitado de t¨ªtulos, era el Valladolid. Y el Bar?a, este nuevo Bar?a, es todav¨ªa un equipo en formaci¨®n y no tiene la experiencia necesaria para resolver como lo hac¨ªa anta?o. El equipo local se le hab¨ªa subido a las barbas y ten¨ªa el t¨ªtulo en la mano. Los errores de Masip en los lanzamientos y lo infalible del ataque vallisoletano hicieron el resto para que el Valladolid consiguiese el primer t¨ªtulo de su historia y la clasificaci¨®n para la competici¨®n europea de la pr¨®xima temporada.