Adi¨®s 2002, adi¨®s
Est¨¢s a punto de finalizar, a?o 2002, y todos sabemos que durante el ciclo que t¨² representas, adem¨¢s de 12 meses, has ido dejando tras de ti un largo reguero de tristes experiencias y p¨¦simos recuerdos. En tu tiempo, el terrorismo sigue siendo una realidad maldita; la corrupci¨®n es un ejercicio de impunidad creciente; la convivencia es un avispero cada vez m¨¢s enconado por intereses pol¨ªticos de muy diversa ¨ªndole, m¨¢s all¨¢ de la legitimidad que pueda corresponder a la asunci¨®n de cualquier ideolog¨ªa; oligopolios de enrevesada identidad han envenenado nuestras costas con la ayuda de torpezas, mercadeos pol¨ªticos, vientos y mareas; los violadores campan a sus anchas, y los maltratadores de mujeres se multiplican. por doquier.
Los Gobiernos centrales, auton¨®micos y municipales, con la ayuda de especuladores sin conciencia y de grandes, medianos y peque?os comerciantes, echan le?a al fuego de la inflaci¨®n (el peor impuesto) con tretas y subterfugios de supina falsedad; los parados crecen en n¨²mero y las listas de espera sanitarias crecen en meses para desesperaci¨®n de tantas gentes de bien dejadas solas ante tales abandonos; los criminales de toda condici¨®n se mueven a su antojo..., y tantas y tantas cosas m¨¢s.
S¨ª, ya sabemos, a?o 2002, que en rigor nada de lo dicho ha sido obra tuya, que la causa hay que buscarla en sus autores y en sus complicidades, y tambi¨¦n en la incompetencia de no pocos legisladores, politicastros, gobernantes... Pero, en fin, lo que ya es irremediable, a?o 2002, es que todo se haya recrudecido en el curso de tu tiempo y, por ello, siempre ser¨¢s recordado como un a?o de males. Eso ya no tiene remedio. As¨ª pues, adi¨®s 2002, adi¨®s. Esperemos que tu sucesor, el a?o 2003, pueda ser tiempo de alivio para tanto desconcierto.
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