Tras los presupuestos
?Puede el drama transmutarse tan f¨¢cilmente en comedia? La verdad es que as¨ª, de entrada, la cosa es para troncharse. Tantos a?os denunciando la existencia de trampas, alardeando de haber salido inc¨®lume de todas ellas, y ahora le cazan con el m¨¢s viejo y simple de los trucos, algo as¨ª como el tradicional cepo de alambre con queso: si no est¨¢s, no cuentas. Pero no: un grano no hace granero, una flor no hace primavera y un momento de guasa no es suficiente para construir un gui¨®n de humor. Menos a¨²n cuando el chiste acontece en un largo serial caracterizado por el enfrentamiento, el miedo, la violencia y el dolor.
Los presupuestos vascos han sido aprobados por chiripa. Es cierto, pero es cierto todo lo antedicho: que han sido aprobados y que lo han sido por un c¨²mulo de casualidades, no como consecuencia de un mayor y mejor acuerdo entre las fuerzas pol¨ªticas. Lo cierto es que Ibarretxe no puede presentar hoy, con presupuestos, m¨¢s apoyos que ayer, con pr¨®rroga presupuestaria. No es un Gobierno m¨¢s fuerte y estable aunque, eso s¨ª, gracias a un golpe de suerte h¨¢bilmente aprovechado, puede sentirse a partir de ahora menos presionado. Pero un gobierno no puede depositar sus esperanzas en el azaroso comportamiento de los vientos (que empuje la marea negra lejos de las costas) o en la imprevisible acci¨®n de los virus (que diezme a la oposici¨®n). A no ser que el referente sea un gobierno a lo Obiang, donde hechiceros y encantamientos comparten mesa con tecn¨®cratas y planes de contabilidad.
En cualquier caso los presupuestos han sido aprobados. Sea. Ya no hay oposici¨®n a la que culpar. La pelota de su gesti¨®n est¨¢ en el tejado del Gobierno. La aprobaci¨®n de los presupuestos permite vislumbrar un a?o fundamental para suturar el desgarrado tejido social y pol¨ªtico vasco. M¨¢s a¨²n tras la reciente manifestaci¨®n de Bilbao. En el caso de los presupuestos, la suerte ha querido que un Gobierno vulnerable se sit¨²e en una posici¨®n de ventaja y autonom¨ªa insospechada hace s¨®lo una semana. En el caso de la manifestaci¨®n, la responsabilidad mostrada por sectores pol¨ªticos y sociales sumamente cr¨ªticos con el Gobierno de Ibarretxe que, a pesar de todo, se sumaron a la convocatoria, ha hecho renacer la esperanza de construir un espacio de encuentro que no puede, que no debe basarse ni en los contenidos ni en los ritmos del plan del lehendakari, pero que ha de apuntar a la consolidaci¨®n del autogobierno vasco en un clima de pluralismo. ?Actuar¨¢n ambos acontecimientos, manifestaci¨®n y presupuestos, como punto de inflexi¨®n para la pol¨ªtica vasca? Me temo lo peor, cuando finalizado el pleno del Parlamento la vicelehendakari Zenarruzabeitia insiste en su fil¨ªpica sobre una oposici¨®n que "no son nadie", a la que "no s¨®lo no le interesa Euskadi, tampoco el Parlamento vasco" y que por eso "no han venido a votar". ?Cu¨¢ntas barbaridades en tan poco espacio! La tentaci¨®n de aprovechar la nueva coyuntura para dar un aceler¨®n es grande, pero sus consecuencias ser¨ªan terribles.
Evidentemente, enmendar la situaci¨®n no s¨®lo depende del tripartito vasco. Frente a la vieja tesis de los tiempos de la guerra fr¨ªa seg¨²n la cual Estados Unidos deb¨ªa ser capaz de sostener en cualquier momento "dos guerras y media" (hoy recuperada para afirmar chulescamente la posibilidad de intervenir militarmente en Irak y en Corea), el Gobierno de Aznar s¨®lo es capaz de desenvolverse con soltura en esta media guerra que es la cuesti¨®n vasca. La cuesti¨®n vasca es el granero de votos del PP, su puerto seguro, la carta en la manga que aparece cada vez que las cosas se ponen complicadas. Y todo indica que se propone seguir jug¨¢ndola a la manera de los tah¨²res. Adem¨¢s, el PP vasco se ha mostrado como un grupo carente de la m¨¢s m¨ªnima capacidad de iniciativa, como esos sacrificados gregarios cuyo papel no es otro que el de aupar al l¨ªder del equipo hasta la meta: ausente su l¨ªder, el pasmo fue su ¨²nica reacci¨®n en el pleno donde se aprobaron los presupuestos; lo mismo que hace una semana dijeron Diego donde antes hab¨ªan dicho digo a prop¨®sito de la manifestaci¨®n.
En los ¨²ltimos cinco a?os no ha habido coyuntura m¨¢s favorable que esta para intentar sosegar la pol¨ªtica vasca. Ahora s¨®lo faltan sujetos que se pongan manos a la obra.
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